Wednesday, October 19, 2016

Mike Milken ¿dónde andas?





“El acudir al gobierno buscando ayuda cuando se enfrenta una dura batalla, es técnica muy conocida en la historia económica. La clásica táctica es ligar esa amenaza competitiva con un agravio a la sociedad, exagerar la magnitud del peligro, para pedir luego regulación o rescate del gobierno aniquilando el libre mercado.”
RICARDO VALENZUELA


Al arribo del siglo XXI el mundo era arropado con un extraño paradigma. Una economía cibernética y sin barreras. Un mercado de capitales que invadía y abandonaba países sin aduanas que lo pudieran detener. Una conciencia colectiva que, al calificar conductas de empresas y gobiernos, ha dictado el destino de la humanidad. Un mercado que cada minuto vota en las cotizaciones de las bolsas castigando o premiando a sus participantes. Esa conciencia colectiva que, durante los últimos meses, ha castigado severamente las malas conductas en todos los rincones del mundo.


Uno de los hombres que contribuyó a formar este paradigma, Michael Milken, estuvo en esta ciudad. Milken dedicó una interesante charla patrocinada por el comité de desarrollo económico de Tucson. El es el hombre que de la nada dio vida al mercado mundial de los bonos de alto rendimiento, para abrir una avenida inexistente a las empresas medianas y pequeñas al mercado de capitales.

Considerado uno de los genios financieros más grande del Siglo XX y arquitecto en jefe de la prosperidad que disfrutaron los EU en los 80s y 90s, Milken tuvo que ir a prisión en 1990, supuestamente por violación de regulaciones establecidas por el Securities andExchange Commission.

Ante un abarrotado auditorio inició su exposición a modo de autobiografía. Me impresionó cuando narró cómo siendo estudiante de la Universidad de California, tuvo oportunidad de trabajar en Los Angeles muy cerca de medianos y pequeños negocios cuyos dueños eran afroamericanos y mexicoamericanos, mismos que tenían cero acceso a fuentes de capital. En esos momentos nació, como propósito de vida, el establecer un puente que abriera esas avenidas democratizando ese mercado.333

Al iniciar su histórica carrera en Wall Street, Milkense encontró con un fenómeno muy particular; el 99% de las empresas en los EU eran consideradas medianas y pequeñas y, sin tener “grado de inversión,” les cerraban las puertas al mercado de capitales. El capital estaba disponible para las empresas que no lo necesitaban, y pasa a dar un dato impresionante. Durante los últimos 30 años esas empresas medianas y pequeñas crearon más de 70 millones de empleos mientras que las grandes corporaciones decrecieron en ese concepto.

Utilizando una fórmula riesgo—rendimiento, inventa los nuevos bonos iniciando la revolución financiera del Siglo XX que habría de transformar la fisonomía del mundo. De esa forma nacen empresas como MCI, Turner Broadcasting, McCaw Cellular e infinidad de otras que hoy día son titanes en sus diferentes industrias. De inmediato, la fórmula de Milken se utiliza también para financiar la nueva ola fusiones, adquisiciones, tomas por asalto de empresas mal manejadas, que vigorizan de forma histórica los mercados corporativos mundiales.

Al crear ese tejido entre las empresas medianas y los mercados de capital, Milken promovió la vigorización de la economía como nunca y, sobre todo, la participación de ese segmento de la sociedad en la creación de empleo, riqueza, y valor. EU ya no era el clásico país de concentración de riqueza, ahora el 70% de las empresas cotizadas en bolsa eran propiedad de los fondos de pensiones. La creación y distribución de riqueza se había democratizado mediante nuevos mecanismos del mercado. Los fondos de pensiones, activados por Milken, eran ahora las fuentes de financiamiento corporativo más activas del mundo.

Pero algo aun más importante. Inició una agresiva vigilancia identificando a empresas saqueadas por rufianes que las controlaban sin ser propietarios; “los administradores profesionales.” Al encontrarlas, estructuraba lo que se conocería como una toma por asalto a través de compras apalancadas. Ante el deprimido valor de las acciones producto del mal manejo, hacía una no bienvenida oferta general para adquirir un porcentaje controlador financiando luego su adquisición mediante la emisión de sus bonos. Las adquiría, corregía los problemas de las administraciones ineptas, las acciones doblaban su valor…y las vendía.

Cabalgando por todos los rincones de Wall Street, Milken se convertía en el hombre más temido por los “consejeros profesionales.” Si esos gatos gordos no querían ser víctima de sus tomas por asalto y perder sus atractivas posiciones, debían darse a la tarea de manejar ética y productivamente las empresas. Ello provocó una profunda reestructuración del mundo corporativo. Producto de esta reestructuración, en los años 80 el Dow Jones triplicó su valor y el de las firmas cotizadas viajó de $1.4 trillones a cerca de $4 trillones de dólares. Por lo mismo, los accionistas recibieron más de $1 trillón de dólares en ganancias. En el proceso, millones de trabajos fueron creados.

El acudir al gobierno buscando ayuda cuando se enfrenta una dura batalla, es técnica muy conocida en la historia económica. La clásica táctica es ligar esa amenaza competitiva con un agravio a la sociedad, exagerar la magnitud del peligro, para pedir luego regulación o rescate del gobierno aniquilando el libre mercado. Ese sería el Waterloo de Milken. Un choque entre el quejoso establishment y la nueva ola de financieros listos para el abordaje de la mal trecha nave. Los administradores profesionales buscaron la sombra del gobierno.

Pero al acudir a la administración de Reagan, el presidente respondía con el siguiente escrito: “Estas operaciones desarrollan infinidad de benéficas funciones para la economía. Proporcionan un recurso para vigilar a los grupos directivos en empresas con patrimonio muy diluido. Ayudan a identificar activos subvaluados logrando la eficiencia al reestructurar su capital y sus inversiones, encuentran luego usos que produzcan más valor. El mercado y su creativa destrucción es más eficiente que el gobierno en esa vigilancia”

Sin embargo, los gatos gordos sólo tendrían que esperar la partida de Reagan para arreciar sus ataques contra Milken. Lo harían en la figura de un joven y ambicioso político; Rudy Giuliani. Cuando Giuliani se dio cuenta que, al identificarse como el cruzado en contra de la “ambición y criminalidad” de Wall Street, compraba boleto para su carrera política, atacó como perro rabioso. Luego de acorralar al rey de los bonos, amenazando inclusive a su familia, en 1990 logró que aceptara culpabilidad para enviarlo a prisión.

En ese momento terminaba la revolución de Mike Milken y se iniciaba el verdadero carnaval de los gatos gordos libres para retozar en las praderas de la inmunidad. En los años posteriores los EE.UU. tuvieron que enfrentar el caos producto de los “administradores” en sociedad con ciertos políticos exprimiendo a los verdaderos dueños: Las Savings and Loans, los ENRON y, finalmente, la avalancha que hoy se vive: AIG, los grandes bancos, las indestructibles automotrices etc.

Caminando hacia prisión Milken declaraba: “Los grupos de interés que no puedan competir en un mercado libre, continuarán buscando la protección del gobierno. Si algo hemos aprendido de todos estos problemas, es que a futuro la intervención del gobierno causará el verdadero Apocalipsis.” AMEN.

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