Saturday, December 17, 2016

El mercado de la miseria humana





“La frontera entre México y Estados Unidos se ha convertido en fuente de un serio conflicto que cada día asume proporciones más graves, amenazantes, y de nuevo nos muestra la perniciosa intervención de los gobiernos del mundo.”

RICARDO VALENZUELA
Image result for cattle ranches in california
Una negra borrasca cubre al mundo en estos momentos en medio de la cual, el tema de moda, sin lugar a dudas, es el divorcio inglés de la Unión Europea. Se manejan infinidad de argumentos para entender y justificar la decisión de los británicos pero, en el vasto ramillete presentado, tal vez el más poderoso sea el pavor de los ciudadanos a esa avalancha de inmigrantes provenientes del medio oriente, que ya han tomado control de regiones claves de Europa como es la capital política de la UE, Bruselas.


 
Hace unos días Turquía sufrió el último atentado terrorista de parte de esos demonios con etiqueta de ISIS, dejando un baño de sangre en el aeropuerto de su bella capital, Estambul. Este acto de cobardía afecta de forma especial a los EU cuando, hace solo unas semanas, sufriera el ataque de Orlando cobrando casi 50 vidas. Estos eventos invaden la conciencia de los estadounidenses para dar aún más fuerza a un movimiento antiinmigrante ya muy popular y, en especial, apunta sus baterías hacia la frontera México—EU.
La frontera entre México y Estados Unidos es una de las zonas más excitantes y de mayor potencial del mundo. Sin embargo, esta franja se ha convertido en fuente de un serio conflicto que cada día asume proporciones más graves, amenazantes, y de nuevo nos muestra la perniciosa intervención de los gobiernos del mundo.
Hace unos meses tuve necesidad de hacer presencia en el aeropuerto de mi ciudad natal de Hermosillo, en espera de uno de mis socios para luego trasladarnos al área de Nacozari y tratar un lote de becerros. Hacía años que no visitaba esa terminal y ahora me parecía algo totalmente ajeno a mis recuerdos.
Me llama la atención los vuelos provenientes del DF cargados, no del clásico sonorense que viaja a esa ciudad. Los pasajeros que evacuaban los aviones eran todos muchachos jóvenes, humildes, de baja estatura y de apariencia indígena. Investigo el fenómeno y se me informan: “Son todos prospectos de ilegales que van hacia la frontera”. Luego advierto cómo un grupo de fornidos individuos, en algo que pareciera operación militar, proceden a cargarlos en una serie de camionetas que lucían nuevas.
Con gran curiosidad decidimos seguir esa caravana hasta el lugar en donde se apartan las carreteras de Cananea y Agua Prieta, en donde nosotros apuntamos al este cruzando la sierra de Bacoachi. Al llegar a Nacozari nos sorprendimos al no encontrar habitaciones disponibles debido a la demanda de esos prospectos de ilegales. Nuestro anfitrión nos ofrece posada y problema resuelto.
Al día siguiente finalmente arribábamos a Agua Prieta: "La frontera del caos". Muchedumbres de aspirantes a ilegales por todos los puntos de la ciudad. Edificios de maquiladoras convertidos en hoteles para esa pobre gente. Cantinas por doquier, improvisados restaurantes, gente durmiendo en la calle, enfermos sin atención. Polleros, prostitutas, vendedores ambulantes, mafiositos. Una economía orientada a satisfacer este nuevo mercado de miseria humana.
Nos informan algunos amigos cómo esta actividad se ha desarrollado durante mucho tiempo con toda la complicidad de las autoridades. "Ésta es una operación a gran escala con tentáculos hasta las más altas esferas", afirma el más enterado. Continúa: “Este es un mercado humano donde se cotizan hombres, mujeres, niños y, en especial, niñas procedentes de todo el mundo, esto es una zona de guerra, una ciudad sin ley".
Sintiendo lo pesado del ambiente, decidimos cruzar a Douglas Arizona y nos dirigimos al Oeste sobre la vieja carretera bordeando la frontera. El espectáculo era doloroso; del lado mexicano miles de ilusos soñadores suspirando por la gran oportunidad, y preparando la invasión al atardecer. Del lado estadounidense decenas de agentes de inmigración esperándolos. Un poco más adelante, los rancheros cazadores de mexicanos con sus fogatas, armas y cervezas, listos para iniciar la diversión de esa noche.
Mi amigo exclama, "pinches gringos". Yo lo consuelo afirmando; no es culpa de gringos o mexicanos, son nuestros gobiernos. El de México con sus políticos ineptos y corruptos que no permiten nuestra economía se desarrolle para crear los empleos que esta pobre gente demanda. El de EU que parece no entender el comportamiento de los mercados. Mientras haya demanda de trabajo en EU y oferta del mismo en México, nadie podrá detener al mercado y, si no se le da las avenidas legales para que fluya, nacen las mafias que ahora vemos en esta región en donde ya reina la anarquía.
El triste panorama me hace recordar el famoso conflicto de la sal en la Francia del siglo 17. Cuando el rey en turno otorgara, mediante un esquema monopólico, la concesión para el abastecimiento de sal en la ciudad de Paris a uno de sus parientes, surgía el mercado negro y algunos aguerridos emprendedores, a base de contrabando, iniciaban el abastecimiento a precios más bajos que los del monopolio. La respuesta del rey y sus amigos sería estructurar un maquiavélico plan. Pretendiendo ser los contrabandistas, proceden a vender sal envenenada para culpar a los noveles empresarios. Un gran porcentaje de la población de Paris pagó con su vida el que el monopolio pudiera continuar.
En el caso de nuestro mercado regional de trabajo, los brujos de la política han armado este “mazacote” sazonado en un venenoso potaje, el potaje de los brujos de la ignorancia y la demagogia.
Los participantes siguen la misma estrategia de los monopolistas de Paris. El trabajo es un producto que se debería vender en un mercado libre, sin intervenciones de los gobiernos. Pero el monopolio de la oferta se encarga de que al “producto ilegal” le viertan veneno promoviendo miedos acerca de su calidad y seguridad, privando a los consumidores del acceso natural a lo que ha probado ser excelente. Al privar al consumidor de elegir entre varias alternativas, lo condenan al consumo de un producto que no enfrenta competencia y, por lo mismo, se encarece e inclusive, llega al mercado con baja calidad.
Los responsables de la oferta de este producto originada en países en los cuales no existe la demanda, lo hacen a través de lo más diabólico del mercado negro. Los canales de comercialización son propiedad de las mafias en sociedades con los gobiernos corruptos, y son ellos los más interesados en que no se establezcan avenidas legales puesto que se les termina un negocio escandalosamente rentable. Ahora, en aspectos de rentabilidad oculta, para los gobiernos es más atractivo la “renta” de este producto puesto que en exportaciones normales se recibe un solo pago al cruce de la frontera. Sin embargo, los “ilegales” ya incrustados en el mercado de trabajo de EU, en el caso de México envían 30,000 millones de dólares “cada año” siendo, después del petróleo, la mayor fuente de divisas para el país.
Al abandonar Douglas le digo a mi socio: No te agüites y mejor vamos a gritar, “Señores Obama y Peña, tiren este cerco de la vergüenza y dejen que la libertad fluya en ambos lados de la frontera”. Y también acuérdate, en fronteras donde no cruzan los productos, cruzan los ejércitos.

No comments:

Post a Comment