Friday, October 14, 2016

El hijo pródigo del Perú


“En el caso del país andino y sobre la línea anti Fujimori, sí los peruanos prefirieron al demonio en lugar de ese gran icono liberal, Vargas Llosa, algo nos dice de la democracia.”

RICARDO VALENZUELA
Hace años, un periodista le preguntaba a esa leyenda del béisbol, Reggie Jackson: ¿Crees que José Canseco es un arrogante SOB? Jackson, famoso por sus estadísticas deportivas y por un coeficiente intelectual que lo cataloga como genio, responde: “Si bateas porcentaje arriba de .300, 50 jonrones, impulsas 150 carreras, te robas mas de 40 bases, y tu fildeo es similar a una danza de Fred Astaire…..deberías de ser un arrogante SOB.” Como lo esperaba, de inmediato se iniciaron los intentos para lincharme. No cabe duda que estos hombres, aun derrotados, levantan grandes pasiones. Pero ahora quiero llevar a cabo una reflexión en la cual, continuando con la identificación de similitudes pueda también definir sus diferencias, y sobre todo, interpretar lecciones que nos hayan dejado estos acontecimientos. Alberto Fujimori, llegaba a la presidencia mediante un limpio proceso derrotando a una figura internacional y orgullo de ese país; Mario Vargas Llosa. Salinas, por su parte, arribaba al timón de la dictadura perfecta a través de unas elecciones que, en opinión de muchos, escurrían fraude por lo cual, su capital político era pírrico y ello provocaba una deserción de los miembros radicales del partido, los que se atrincheraban esperando. 
 
Primera lección, en el caso del país andino y sobre la línea anti Fujimori, sí los peruanos prefirieron al demonio en lugar de ese gran icono liberal, Vargas Llosa, algo nos dice de la democracia. En el caso de México, sí el triunfador en 1988 fue Cuahutemoc Cárdenas—como lo afirman los expertos— para después de seis años la victoria pasara a un hombre como Fox y ahora apunta hacía el Peje, me parece que el votante mexicano anda como chamaco con los ojos vendados, dando palos de ciego queriendo quebrar la piñata. ¿Democracia? Las transformaciones que se dieron en México y Perú, desde el punto de vista técnico y macroeconómico, nadie los pueda negar y soportan hasta la prueba del añejo. Recibían países agonizantes requiriendo de acciones urgentes y audaces. En el caso de Salinas, al momento de cruzarle la banda presidencial, su capital político, de acuerdo con la tradición revolucionaria, se multiplicaba al infinito ungido con el legendario presidencialismo que, como a James Bond, le daba licencia para lo que fuera necesario. Salinas, asumía el mando de un ejercito de soldados leales a su comandante, serviles, ciegos de ambición y listos para actuar ante el sabio principio revolucionario; “todos con el presidente.” ¿El arma más efectiva en su arsenal? un congreso de borregos listo para iniciar sus bramidos ante su nuevo pastor, y en especial, un putrefacto sistema judicial supurando pus y en espera de instrucciones. Fujimori, debutaba con gran pluma en el sombrero que le daba su inobjetable victoria electoral, pero a pesar de ello, sin ese capital político que le permitiera maniobrar. En la ruta del nuevo mandatario, bajo cada matorral lo esperaba un francotirador, una rancia burocracia aliada con el establishmen, y un sistema judicial que si no estaba a su servicio personal, si al del mejor postor. Pero tal vez el más grave de sus problemas, era un congreso de vampiros preparados para atarlo al árbol de la parálisis. Salinas, luego de presentar sus credenciales arremetiendo contra la organización más putrefacta del país, el sindicato de PEMEX, reivindicado se da a proporcionar los primeros auxilios al moribundo para detener así la hemorragia. En el caso de Fujimori, sus esfuerzos iniciales de penetración, son detenidos por una línea más poderosa que la de los Dallas Cowboys, configurada por legisladores fedallines armados hasta los dientes, y sobre todo, con las instrucciones de fortalecer la muralla de los saboteos. ¿Cuál es su siguiente movimiento? Sin titubear, se da a la tarea de disolver el congreso para limpiar la ruta. ¿Fue un movimiento ilegal? No lo se, no soy abogado ni soy peruano. Pero me parece fue temerario, y sobre todo, muy efectivo. Fox está por terminar su gris administración sufriendo las consecuencias de un congreso de saboteadores los que, en gran medida, dolosamente han contribuido a que nos sirvieran mediocridad en lugar de la revolución renovadora. Revira un peruano (por cierto muy decente): “La diferencia de Fujimori, fue que hábilmente manipuló la percepción de la gente, y evidentemente dejó un orden macroeconómico con relativa calma social. Pero todo ello ¿justifica la corrupción y los atropellos?” Aceptando sin conceder, pues sin información suficiente no opino. Lo ideal sería conjuntar un equipo con puros “clean cut boys” estilo Alex Rodriguez, pero si no hay más, prefiero un arrogante SOB como Canseco produciendo resultados, que alguien expirando mesura, bondad, compasión—con resultados mediocres. ¡Recordar fueron los peruanos los inventores de la palabra; cojurídico, definiendo un pendejo que respeta la ley! Mi reflexión es más técnica que política, más económica que ética y en el caso del Perú, reconozco ignorancia de las éticas Fujimoristas. Pero cuando hablo de Salinas, siempre aclaro; “sin hacer juicios morales”. Si me atreviera a lo mismo con Fujimori, señalaría el cuadro macroeconómico de lujo y la derrota de Sendero Luminoso, que ahí permanecen. ¿Justifica la corrupción y los atropellos? Por supuesto que no, pero está la historia y los peruanos para que sean los jueces. Hace tiempo, Henry Kissenger visitaba Singapur y su legendario arquitecto, Lee Kuan Yew, le ofrecía una cena. Al momento de los brandys Kissenger pregunta casi susurrando: “Sr. Presidente, cree usted que China abrazará la democracia en el corto plazo.” Lee Kuan Yew, suelta sonora carcajada y responde: “Mi querido Dr. ¿Cómo se le ocurre pensar que 1,300 millones de analfabetas puedan cincelar el futuro de esa nación?” Continua: “Mire Dr. No todos los países pueden tener sus Washingtons, Jeffersons, Madisons y por eso, hay algunos que la prosperidad se les debe servir en cucharadas como aceite de ricino.” ¿Segunda lección? ¿Justifica las “otras conductas” de Salinas una inflación del 7%? ¿El superávit del presupuesto? ¿La implementación del TLC? ¿La derrota de las devaluaciones diarias? ¿Un Banco de México autónomo? ¿Lo que el Wall Street Journal calificara como el Milagro Mexicano? ¿El Instituto Federal Electoral? ¿El desarmado del PRI? ¿La primera gubernatura del PAN y la victoria de Fox defendida por Zedillo, heredero de Salinas? Por supuesto que no, pero ahí están los resultados que tampoco se pueden esconder, mucho menos ignorar. ¿El error de diciembre? ¡Ese es tema para otra larga discusión!

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