Monday, October 17, 2016

Un mundo raro




“La guerra apenas se inicia y será feroz. Una mesa de póquer a la que acuden los jugadores mas fríos e insensibles del mundo y se apuesta la humanidad.”
RICARDO VALENZUELA
Termina la primera semana de Noviembre y al sentarme frente a mi computadora tratando de elaborar alguna reflexión, con gran seguridad puedo afirmar sentirme como todos los contrincantes de aquel legendario Mohamed Alí, cuando la campana señalaba el final del primer round rescatándolos de los violentos puños de quien fuera, en mi opinión, el mejor peleador de la historia.

Pero ahora me asalta la duda de qué me espera en el segundo round. ¿Cuál será el ataque de este hombre que volaba como mariposa para luego clavar sus golpes como aguijones de abejas? ¿Jugará conmigo antes de su carga fatal? ¿Se dará a ridiculizarme ubicando su rostro frente a mis puños pero nunca alcanzable? ¿Iniciará su baile sobre esas piernas privilegiadas para, al desviar mi atención hacia ese rumbo, conectar su explosivo uno-dos y dejarme tendido sobre la lona con la mandíbula rota?
 
La semana terminada se asemeja a esa carga devastadora que provocara Mohamed Alí cada vez que escalaba un cuadrilátero. El mercado de valores, a nivel mundial, sufrió una debacle similar a la infringida por el entonces Cassius Clay, al temible oso feo Sony Liston. City Groupreporta una pérdida de casi 30,000 millones de dólares. General Motors presenta su boleta con tantos ceros que hace difícil cuantificar sus pérdidas. JP Morgan, Wahcovia, Bank of America les ha contado el réferi hasta el 9 y no parece se levanten.

En la arena política se consolidan los modernos golpes de estado en Afganistán, Malasia, Georgia, Venezuela y en la cocina Bolivia, Ecuador y, de forma más sutil, en la misma Rusia. En la recién terminada cumbre de los países Ibéricos, el tema central ha sido los desvaríos de Chávez similares a los de un enfurecido gorila escapado del zoológico. Pero la rabia del gorila es tan grave que hasta el flemático Rey Juan Carlos I, en un acto sin precedente, perdiera los estribos para dirigirle sonoro grito “¿Por qué no te callas?” Pero el simio, como si la solicitud se hubiera hecho en esperanto, arreciaba su cascada de insultos y, estilo Jorge Negrete, cerraba su profunda emisión filosófica con el: “Yo, yo me muero donde quiera. Yo, yo soy charro de a de veras, si me echan un grito, mi vale y repito.”

Continuando con la metralla tipo Alí, esta semana el petróleo seriamente coqueteó con los $100 dólares el barril, el oro se aproximaba a los $900 dólares, la plata se enfila hacia los $20 dólares, Kurdos y Turcos se aprestan para iniciar otra guerra en el norte de Irak, la confianza del consumidor a niveles deprimentes, el nuevo coco de los EU, Alan Greenspan, anunciando el Apocalipsis. Al abrir cualquier diario la lista de catástrofes esperándonos es interminable.

Hace unos días, las declaraciones de un general Lituano retirado causaron, si no una gran agitación, entre quienes han portado el prisma de los nuevos tiempos provocó infinidad de discusiones que ya emergen. El General Jonás Kronkaitis quien primero en su niñez emigrara a los EU para luego regresar, revela la transformación de Rusia sedienta de poder y, sin lugar a dudas, va en su busca pero esta vez ya no con sus tanques y regimientos, las armas que ahora utilizan son el petróleo, el gas, el dinero en una muy especial guerra fría.

Recuerdo hace más de diez años un excelente libro tocaba el mismo tema y afirmaba: Las guerras del futuro no serán para conquistar territorios como ha sido a través de la historia. Un estado virtual estará emergiendo a semejanza de Singapur, Hong Kong, Suiza en donde el territorio no será tan importante como el controlar los flujos de la riqueza que se estará creando en esta nueva era de la humanidad. El estado virtual, afirmaba, será la cabeza y logrará ubicar el resto de su cuerpo en las diferentes partes del mundo. Por ello cuando le afirmo a mis amigos, México no necesita ser autosuficiente en alimentos pudiendo “crear mucho más valor” y luego importarlos a precios bajos, casi terminan queriendo lincharme.

Esta guerra no se estará librando en los clásicos campos de batalla, sino en las oficinas de los bancos centrales del mundo, las salas de consejo de las empresas multinacionales, las guaridas de los administradores de fondos de pensiones y especuladores tipo Soros.

El libro pasaba luego a manejar infinidad de estrategias que se utilizarían en esta nueva conflagración mundial en la cual, el elemento más demandado sería uno por demás valioso: el capital humano forjado a base de talento, educación superior, y la nueva tecnología que cada vez se funde más con el concepto económico de donde emerge la nueva teoría de Paul Romer. Sin embargo, la interesante obra dejaba de lado algo que, en mi opinión, es el letal instrumento con el que se libra y se seguirá librando esta guerra: Los sistemas monetarios.

Ante el ojo poco avizor, otro elemento de la metralla que nos agredió la semana pasada, es un dólar que se ha debilitado a niveles alarmantes. Esta debilidad está neutralizando los efectos que el FED pretende provocar con sus recortes de intereses aumentando la liquidez. A medida que el dólar se debilita, esa liquidez fluye de los EU hacia paraísos vacunados contra la inflación como el oro y, en el caso de los verdaderos emprendedores y tomadores de riesgo, hacia países que exhiban monedas más fuertes y sólidas.

Pero esos países sufren un fenómeno contrario. Inversionistas globales demandan activos en monedas fuertes y así, sus economías se sobrecalientan provocando burbujas como sucedió en el Japón de los años 90. Si sus bancos centrales aumentan los tipos de interés, invitan el arribo de mas capital buscando mejores rendimientos, la apreciación de sus monedas y de esa manera refuerzan la presión espiral de dichas monedas. Sin embargo, las monedas fuertes llegan también a caer en emboscadas como la sufrida en EU con sus altibajos de los años 90, cuando la demanda por acciones era interminable a pesar de ganancias decrecientes. La debacle del NASDAQ.

Los tipos de cambio deben reafirmar los fundamentos económicos en lugar de reflejarlos. Las monedas deben ser fuertes y estables creando buenos fundamentos provocando el crecimiento del sector privado. Con un dólar débil, la errónea lectura ha sido el que los fundamentos son malos y se debe de vender.

El FED no ha tenido la opción de corregir los errores cometidos en 2003-2005 al haber mantenido los intereses demasiado bajos y por largo tiempo. El daño en términos de un dólar débil lo sufrimos ahora con la burbuja hipotecaria y una distorsión de los mercados crediticios. Ahora se debe crear el mejor ambiente para el crecimiento ¿Cómo? Con una política clara de dólar vigoroso y, sobre todo, algo que ya infinidad de países implementan: La biblia del Suppy-Side que provoca ya la implementación del flat tax (impuesto único) en más de 40 países del mundo.

Pero la guerra apenas se inicia y será feroz. Una mesa de póquer a la que acuden los jugadores mas fríos e insensibles del mundo y se apuesta la humanidad.

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