Sunday, December 11, 2016

¡AGROTITANES GUAVESIS!



REFLEXIONES LIBERTARIAS
Ricardo Valenzuela
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Hace tiempo tomé la decisión de no debatir con mis amigos aspectos económicos y politicos puesto que, la mayoría somos igual de necios, apasionados y firmes en nuestras posiciones por lo que, se presentaba siempre la emergencia de niveles delicados en los desacuerdos y sin excepción, el debate se convertía en conatos de acciones presagiando problemas más serios y peligrosas confrontaciones.

Sin embargo, apuntando hacia la dirección contraria de mi exposición de motivos, hay algo en mi condición de libertario que, a pesar de mis luchas intestinas cuando yo mismo me grito; “calla y jala la falsarienda al macho,” me declaro vencido ante tan arrolladora tentación y debo regresar al reciente pasado para armado con escofina y martillo, extraer las piedras entre las pezuñas y herraduras de nuestros titanes agropecuarios que, no les permiten agarrar la andadura, luego el trote, el galope y avanzar por todo el camino real.


Mi venerado amigo, el Chapo Romo, hace unos días con orgullo nos daba completa reseña de cómo se había desarrollado la grabación del último de los programas de TV, Controversia, que atinadamente dirige y nos informaba el que una de las importantes conclusiones del evento, dedicado a la agricultura, fue “La urgente necesidad de lograr nuestra autosuficiencia alimentaria como estrategia fundamental en la dolorosa cruzada para abandonar el tercer mundo.”—traducido, “la ruina.” Aclaro que Oscar como buen zorro peñasqueado, no avalaba esa temeridad.

Al escucharlo exponer la idea con esa verborrea con la que seduce multitudes, e inclusive, saca a ermitaños de sus cuevas. De inmediato llegaban a mi mente las desgarradoras imágenes de Adam Smith, John Locke, Bastiat y demás admirados liberales, retorciéndose en sus tumbas después de haber disfrutado, imperturbados, la paz de los sepulcros durante más de 200 años, consecuencia de lo que parece la resurrección de los fisiócratas con cierto tinte zapatista Echeverriado. Zumbaba en mis oídos cual llanto del yorihuín frases como; “sustitución de importaciones y vamos por mas progreso.”

La humanidad ha transitado por cuatro etapas de su desarrollo: La de recolección y caza, la de la agricultura, la revolución industrial, y en estos momentos navegamos la de la informática y tecnología. Con la emergencia de los economistas liberales, se daba vida también a un nuevo concepto de valor, y sobre todo, nacía el más importante de ellos: La destrucción del mito de la riqueza como un inventario inmóvil y estático por lo cual, Malthus hace ya 200 años prevenía al mundo en contra de la hambruna. Nacía el concepto de creación de riqueza y el que la agricultura no era la única actividad de las economías, como lo afirmaban los fisiócratas.

Entonces, mi pregunta sería: ¿Desde cuando países de los más ricos del mundo como Japón, Corea, Dinamarca, Noruega, Suiza, Suecia, han logrado ese milagro de la sublime autosuficiencia alimentaria? Pregunto porque me parece que los Sres. Agrotitanes nos quisieran regresar a la época del mercantilismo que provocó la rebelión inglesa en contra de “The Corn Laws,” cuando pretendían impedir la importación de granos. A la época del partido del Té en los EU, al tratar de impedir su importación, que fuera el inicio de su guerra de independencia.

Precisamente las ideas contrarias a las de nuestros agrotitanes, fueron las que parieran la revolución industrial cuando los pensadores liberales inventaran La División del Trabajo y, lo más importante: declararan el comercio internacional como una actividad de ganar—ganar. La única razón para exportar, afirmaba Adam Smith, era para lograr la capacidad de importar lo que no puedo producir al precio y calidad que lo hacen otros. Países como Suiza crearon tanta riqueza fuera de la economía terciaria que, ello les permite importar todos sus alimentos a costos de risa…para ellos.

Cuando Adam Smith demostró a los ingleses el que era imposible producir vinos de la calidad de Francia y, los franceses no confeccionaban telas de la calidad inglesa, de forma automática surgía como alternativa el intercambio y la especialización. Nacían así dos industrias de las más importantes del mundo. La guerra del imperio británico contra China en el siglo XIX que le heredara Hong Kong, era provocada cuando los chinos les negaban continuar su comercio monopólico de opio, el cual era demandado en Europa con ferocidad, y solo en esas regiones se podía producir.

Esta autosuficiencia llevada a nivel familiar, representaría el que cada uno de nosotros produjera toda la dieta de su familia: huevos con jamón, el trigo para las tortillas, los frijoles, la carne, el café. Sin embargo, cada jefe de familia tiene una habilidad especial con la que llega armado a los mercados para venderla puesto que, su habilidad “tiene cierto valor” la cual a través de ese medio de intercambio llamado dinero, la utilizamos para adquirir lo que nosotros no producimos y así, comprar las tortillas a don Angel. De esa forma el médico no tiene que ordeñar vacas o el arquitecto cortar leña. Con una hora de canto, Plácido Domingo surte la dieta de su familia por varios años.

Bajo un sistema de economía libre, y sobre todo, de libre comercio, cada país destina su capital y trabajo a las actividades que más beneficio le reditúen y así, este principio de ventajas individuales se conecta de forma admirable al beneficio universal como un todo. Estimulando el trabajo, recompensando la eficiencia, la creatividad y usando de forma eficiente los recursos con los que la naturaleza nos bendice, se distribuye el trabajo de la forma más productiva y eficiente creando así esa riqueza tan escasa en países ciegos.

Al incrementar la masa productiva utilizando el sistema de precios como el mecanismo de información para identificar oportunidades, todas las naciones se abrazan en una gran red de intereses comunes, fraternales y complementarios. Ese es el principio que determina que el vino se produzca en Francia, Chile o Portugal, el trigo y maíz en EU o Polonia, herramientas en Inglaterra, la mota en Sinaloa, el desmadre en Las Vegas.

Entonces: ¿Necesita Mexico autosuficiencia alimenticia? NO, lo que necesita es identificar las actividades en las que somos competitivos y así, producir riqueza que nos de el poder de compra para alimentos u otros productos y servicios los que, en otras partes del mundo se producen de mejor calidad y más baratos. Ah, fusilar a los agrotitanes estatistas que añoran Conasupo con sus precios de garantía, Procampo, y los cierres de fronteras.

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