Wednesday, October 26, 2016

Conversaciones con el tío Gilberto. Un liberal mexicano (XIX)





“Pascual Ortiz Rubio, tuvo que renunciar a la presidencia en septiembre de 1932 cuando ya no contaba con la confianza del Gral. Calles, y por lo tanto, no ser obedecido por sus supuestos colaboradores. Ortiz Rubio era sustituido por un incondicional de Calles y paisano sonorense, el Gral. Abelardo Rodríguez, quien se dedicaba a administrar, hacer negocios amasando su gran fortuna, y dejaba el manejo político en manos de Calles.”

RICARDO VALENZUELA
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Continuaba don Gilberto: “Ante las agresiones al liberalismo de parte de todos los segmentos de la sociedad y en especial la iglesia, los otrora liberales nos empezamos a etiquetar como liberales portadores de una conciencia social. Ya a finales del siglo XIX el papa León XIII publicaba su encíclica Rerum Novarum en la cual, lo criticaba con gran fuerza y sembraba la semilla para lo que luego se conocería como economía mixta nacida del positivismo de Comte. Por ello, el liberalismo individualista era definitivamente enterrado para darle avenida a uno con esa conciencia social, un liberalismo expropiado de la frialdad que le habían construido esos hombres que en Sahuaripa conocíamos como “pela vivos, que luego le abría avenida al estatismo interventor.


 
Al abandonar el país, luego de que Calles aplastara nuestro movimiento, me tuve que refugiar en los EU primero en El Paso, Texas, y después en Arizona. El exilio me daría la oportunidad de algo muy valioso. El ser espectador en palco especial de, primero, la forma en que explotaba la Gran Depresión y, segundo, de cómo la administración de Rossevelt iniciaba el verdadero derrumbe de la estructura liberal de los EU mediante su New Deal. El año de 1929 coincidían el inicio de esa Gran Depresión, cuando en octubre el mercado de Wall Street explotara y la formación del Partido Nacional Revolucionario de parte de Calles. En cierta forma el PNR era el New Deal a la mexicana, con el cual Calles aprisionaba el futuro de los mexicanos.
FDR era un hombre emanado de la realeza de los EU y educado en Harvard. En su corta carrera política ya se identificaba como un gran despilfarrador del dinero público. En su paso por el Departamento de la Armada, emergía también como el primero de los políticos de esa era, de entregarse a los novedosos “lobby men” y congresistas aspirando grandes contratos. Fue en esa época en la cual estableciera una muy fuerte relación con el patriarca de los Kennedy, Joseph. Rossevelt se creaba reputación de un habilidoso hombre para la mentira. Pero era también un hombre de una gran tenacidad y capacidad para enfrentar la desgracia, y lo demostraba exhibiendo un gran espíritu de lucha cuando era atacado por la fatal polio. En su toma de posesión en 1933 acuñaría su famosa frase: “A lo único que hay que temer, es al mismo temor.”
Durante los últimos seis meses de la administración de Hoover, una pálida recuperación asomaba la cual, de inmediato se identificaba como “El mercado de Rossevelt. FDR inicia su famoso plan de los 100 días el cual daba la apariencia de un furioso movimiento pero que, el hombre clave que lo ayudaba a seleccionar su gabinete; Raymond Moley, describía de esta forma: “Tal vez los historiadores del futuro puedan encontrar algunos principios en todos estos movimientos, puesto que yo no he podido.” Con la formación de la Corporación Financiara para la Reconstrucción, FDR iniciaba la toma por asalto de la economía del país, e iniciaba una larga intromisión del gobierno en las actividades bancarias, antes campo exclusivo de la iniciativa privada.
A la formación de dicha corporación le seguirían una serie de piezas legislativas como: The Loans to Industry Act, the Home Owners Act, the Sales of Securities Act, the National Labor Relations Act, the Wagner Act dándole gran poder a los sindicatos. Luego atacaba a la agricultura con su Soil Conservation Services, the Soil Conservation Act y otros cuya estrategia era el conservar los votos de los agricultores, inflando artificialmente el precio de sus productos con el nacimiento de los subsidios, pero lo más grave, inflaba también el precio de los productos el consumidor. Pero tal vez la pieza más brillante de este nuevo estatismo, lo sería The National Industrial Recovery Act, para establecer una nueva economía planeada por el gobierno y de esa forma, archivar los mercados libres del siglo XIX.
Entre tanto en México, Calles, pienso yo, en mucho inspirado por este asalto iniciaba también el tejido de su red para aprisionar el pueblo en un nuevo estatismo. Se formaba el Banco de México que hasta la fecha, permanece siendo un instrumento de control para el Presidente en turno. Con la formación del PNR, Calles aglutinaba a “todas las agrupaciones revolucionarias,” es decir, todas aquellas que apoyaran la doctrina de la revolución, doctrina que nunca fue explicada ni entendida. El nuevo partido luego afirmaba reconocer en los obreros y campesinos, el factor más importante de la colectividad mexicana, y de esa forma sentaba las bases de un populismo doctrinario que fraguaría mas tarde. Afirmaba también, el que se respetaría la autonomía de los partidos locales, pero los centenares de partidos existentes, desaparecían para afiliarse el PNR naciendo ese monopolio político que permanece hasta la fecha.
Calles se convertía así en el poder absoluto ya sin la sombra de hombres como Obregón. La situación económica de México era realmente grave, pero Calles, tal vez en una de sus actos de astucia y sentido común, daba el visto bueno para que Luis Montes de Oca ocupara la Secretaria de Hacienda y convertirse en el cirujano financiero del país. Luis Montes de Oca era uno de los grandes liberales puros que todavía existían en el país, y jugaría un papel muy importante en un acontecimiento histórico que muy poca gente en México conoce. Pero nos ocuparemos de ello más adelante. En 1930 Luis Montes de Oca logra una inteligente reestructuración de la deuda mexicana en algo que luego se convertiría en un perpetuo ritual.
La Gran Depresión, los efectos destructivos de la revolución, y ahora los problemas políticos, provocaban una muy grave crisis económica en el país que alcanzara su punto más álgido en 1932 cuando el PIB disminuyera en un 16% respecto a 1929. La producción minera había disminuido en un 50% y para contribuir aun mas al problema, casi medio millón de mexicanos que trabajaban en los EU, se repatriaban. Todo esto era aprovechado y el nuevo partido de Calles establecía como plataforma el que había una gran necesidad de seguir una política de diversificación más nacionalista en la cual, “el Estado jugara un papel más activo.” Se sentaban así las bases para esa economía mixta, sin pies ni cabeza, que hasta al día de hoy nos arropa y ha mantenido al país en la pobreza.
Para el grupo gobernante el meollo del problema era el que el centro real del poder no estaba en la presidencia, sino en una persona que no ocupaba cargo formal; Plutarco Elías Calles. Asistía a las reuniones de gabinete y en muchas ocasiones tenía la última palabra. El gobierno compartido, toma su antecedente en la influencia que el mismo Obregón había ejercido en la administración de Calles, pero ahora era mucho más abierta y provocaba serios problemas cuando las órdenes emanadas de la presidencia, solo eran obedecidas por el gabinete, gobernadores, líderes de partidos, los militares, si estos consideraban que estaban avaladas por el jefe máximo.
Pascual Ortiz Rubio, tuvo que renunciar a la presidencia en septiembre de 1932 cuando ya no contaba con la confianza del Gral. Calles, y por lo tanto, no ser obedecido por sus supuestos colaboradores. Ortiz Rubio era sustituido por un incondicional de Calles y paisano sonorense, el Gral. Abelardo Rodríguez, quien se dedicaba a administrar, hacer negocios amasando su gran fortuna, y dejaba el manejo político en manos de Calles.”

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