Wednesday, October 19, 2016

El que venga atrás que arree




“En el inter, Obama se prepara para cargarle una deuda al país que las barrabasadas de Bush lucirán como pecados de parvulitos. En fin, como afirmara Keynes, “en el largo plazo todos estaremos muertos” y el que venga atrás que arree.”
RICARDO VALENZUELA

Desde el inicio de mi travesía por la banca Mexicana, tuve la fortuna de conocer a Don Raul Orcí, un hombre sabio quien, durante los siguientes 20 años, se convertiría en la brújula de mi aventura profesional. Al iniciar mi carrera como miembro del elite Grupo de Ejecutivos en Desarrollo de lo que fuera Banco de Comercio, no perdía oportunidad para acudir a sus oficinas, para mí una fuente de sabiduría.

Recuerdo en ocasión del anuncio del presidente Nixon de abandonar los acuerdos de Bretton-Woods—los que ligaban al dólar con el oro— para enviar el dólar al infinito espacio de la flotación, me recibía con una clara preocupación dibujada en el rostro. Lo veo preocupado, le afirmo. Me mira fijamente e inicia: “Paisano, lo que acaba de suceder abre una cloaca de dimensión mundial en los mercados financieros. La decisión de Nixon es una invitación a violar los más sagrados principios de los negocios, de la ética profesional y del concepto de creación de valor, la base de las economías.”
 
Me asusta, le afirmo ahora ¿a qué se refiere? Me revira, “solo te digo que, al amparo de estas nuevas reglas, en unos cuantos años podremos llevar a cabo un experimento para conocer sus efectos. Si nos diéramos a congelar la banca mundial, pasar a liquidar todos sus activos y proceder al pago de sus pasivos, nos daremos cuenta que ha entrado en una total bancarrota. Y cuando la banca quiebra, quiebra el mundo.”

No entiendo ¿Qué es lo que me dice? Me responde, “simple, que tal vez a ti ni a mí nos toque pagar los platos rotos, pero alguien lo deberá hacer. Tomará muchos años pero los gobiernos son soberbios al igual que destructivos. Además, ahora tienen el control absoluto de las pociones de alcohol para el borracho; las incontrolables emisiones de dinero. Tal vez tome 30, 40, 50 años pero el evento llegará acompañado de una gran factura.”

La gran depresión de 1929, no fue más que la respuesta de los mercados frente a los malos manejos de los gobiernos. Sin embargo, lejos de permitir el colado del calostro, FDR respondía con el New Deal dilatando lo que algún día debe suceder: “La creativa destrucción.” Con las nuevas y agresivas intervenciones de los gobiernos se iniciaba el colado de un castillo de naipes que tarde o temprano se debe derrumbar.

Lo sucedido en los mercados mundiales los últimos meses, es lo que don Raul—hace 30 años— me advertía llegaría a suceder. La economía mundial ha llegado a semejarse a la farsa que cubrió la agricultura mexicana en la época revolucionaria. Un mundo de precios, costos, intereses, salarios, “utilidades,” artificialmente diseñado por las burocracias persiguiendo sus intereses personales y escogiendo ganadores y perdedores. Olas de agricultores quebrados esperando la llegada del próximo avío para alargar la agonía.

Cuando llega el momento de reconocer qué iconos como Ford, GM, Citybank se encuentran quebrados y, lo peor, nadie lo anticipó. Cuando una empresa como AIG, ya equipada con el soporte billonario del gobierno, reporta pérdidas de 100,000 millones de dólares en un año, me parece ha llegado la hora de pagar la factura que tan sabiamente identificara don Raul.

Sin embargo, los estadunidenses, ya montados en pánico, lejos de agenciarse al cirujano que proceda a la dolorosa operación, han reclutado a un curandero que le haga al paciente el baile del sambito y con ello prolongar la agonía presagio de una muerte violenta. Barak Obama, siguiendo el consejo de su jefe de gabinete: “Nunca hay que desperdiciar una buena crisis,” inyectando pánico en los ya histéricos mercados, con gran asertividad y cero sentido común, se dedica a tener una opresiva red sobre el otrora libre pueblo de los EU.

Desde el triunfo de Obamaen la elección del pasado Noviembre, el Dow Jones ha perdido casi el 40% de su valor situándose a los niveles de 1997. En unas cuantas semanas, claramente podemos observar cómo las políticas de este hombre bloquean lo que debería ser un proceso normal de recuperación. Desde agredir a los negocios hasta desperdiciar los escasos recursos nacionales, Obama cada día crea más incertidumbre y desconfianza.

La heredada recesión entra ya en el mes número 15 de vida. Pero, supuestamente todo lo que cae debe de levantarse a menos que destructoras políticas interfieran para evitarlo. El petróleo y materias primas han sufrido caídas en sus precios de un 80%, ello tiene el efecto de una agresiva reducción de impuestos. El mundo nada en liquidez gracias a las políticas del FED y los bancos centrales del mundo.

El precio de la vivienda se ha reducido en un 30%. El crédito ha iniciado su fluir llegando a los usuarios. El mercado de valores a fines de Enero señalaba todo estaba listo para iniciar la recuperación. Lo novedoso en esta ocasión es la agenda de Obama. El presidente inició su mandato con un enorme capital político. Pero la fatal revelación ha sido la forma en que ha decidido gastarlo apuntando a transferencias de ingresos en lugar de la promoción al crecimiento. Sus estímulos se orientan casi un 100% a programas sociales, y el 90% de sus recortes de impuestos son simplemente redistribución en lugar de incentivar el trabajo y la inversión.

Su tesorería se ha dedicado a dar respiración artificial a los moribundos bancos en lugar de orientarlos a la reparación y recuperación realizando sus pérdidas, utilizando el capital público para asistirlos en la incineración de sus activos tóxicos.

Desde la presentación del presupuesto de Obama, el mercado inicio una caída en espiral. El documento es una declaración de guerra a los mercados y al capitalismo. Las acciones se hunden ante el temor de mandatos, controles, impuestos. Los inversionistas y tomadores de riesgo saben que otro gran aumento en impuestos los aguarda. Los poderes del Congreso—controlados por Obama—ridículamente se dedican a castigar al pequeño capital que es la única salida de la crisis. El resultado ha sido una huelga de capital y un gran temor se extiende en toda la economía.

El popular analista financiero y miembro del partido demócrata, Jim Creamer, afirmaba lo siguiente: “Obama no tiene idea de lo que significa economía, me parece que hemos elegido un traje vaciopeligrosamente armado con ideas Leninistas. No es sólo que el presidente, al hablar de economía, use una semántica parecida a la de Bush, no tiene la menor idea de cómo funciona la economía.” Otros se preguntan ¿es realmente incompetencia o maldad..o, ambas?

Hay respetables pensadores que afirman esto es un macabro plan para deliberadamente empobrecer más a la gente atacando la economía, enfurecer a los aliados, coquetear con enemigos  como Chávez y Putin, habilitar organizaciones como Hamasy proceder a ejecutar su plan de “transformación fundamental de los EU.”

En el inter, Obama se prepara para cargarle una deuda al país que las barrabasadas de Bush lucirán como pecados de parvulitos. En fin, como afirmara Keynes, “en el largo plazo todos estaremos muertos” y el que venga atrás que arree.

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