Sunday, July 10, 2016

El precio de la libertad

Karelys Abarca
Karelys Abarca es Economista, egresada de la Universidad Central de Venezuela, y Profesora-Investigadora en la Facultad de Economía de esta casa de estudios. Ha sido dos veces Premio Nacional Alberto Adriani, galardón otorgado por el Banco Central de Venezuela y la Fundación Alberto Adriani. Twitter: @karelitabarca
La ciencia económica nació liberal, lo que significa que desde los primeros economistas científicos ya se había identificado que las libertades civiles son fundamentales para el desarrollo del sistema de mercado. De allí que el “laissez faire, laissez passer” que adopta Adam Smith de los fisiócratas franceses, no representa solamente el mensaje de la clase productora al Estado monárquico, sino también un reconocimiento de la libertad como premisa fundamental para el bienestar material de la sociedad.



Para que la economía de mercado se fortalezca como modelo, la historia ha demostrado que debe fortalecerse previamente la democracia como sistema político, materializado en la economía a través de la libertad de los ciudadanos para elegir qué producir, qué consumir, cómo y para qué, además del derecho inviolable a la propiedad privada. Sin embargo, en la economía mundial de hoy hay países que viven en abundancia, mientras otros viven hundidos en la pobreza, la diferencia entre ellos es el acceso de la población a las libertades ciudadanas.
Venezuela es un ejemplo extremo del alto precio que tienen que pagar las sociedades donde se extinguen las condiciones que garantizan las libertades ciudadanas. El precio es tan alto que es el desarrollo, el bienestar de millones de personas.
De acuerdo al premio Nóbel en Economía, Amartya Sen, la expansión de las libertades ciudadanas es meta y a la vez condicionante del desarrollo de la sociedad. El desarrollo consiste de acuerdo al enfoque de Sen, en la eliminación de obstáculos a la libertad, que privan a los ciudadanos de opciones y oportunidades para potenciar y ejercer sus talentos. Los principales obstáculos a las libertades políticas, sociales y económicas tienen que ver con deficiencias en los sistemas de educación, salud, seguridad, alimentación, vivienda, vestido, además de distorsiones en la funcionalidad de las principales instituciones sociales y políticas, así como la iniquidad en la distribución del poder político y económico.
El enfoque de desarrollo económico y humano de Amartya Sen no se centra únicamente en indicadores de crecimiento económico, industrialización, incremento del ingreso y riqueza nacional, avance tecnológico u obras de modernización, sino especialmente es el resultado de un proceso de expansión de las libertades reales que deben disfrutar los individuos de una sociedad. Sin libertades individuales no hay reconocimiento de derechos, ni deberes, ni posibilidades de innovación científica y tecnológica, porque la innovación es el resultado de la libertad de pensamiento.
Si el desarrollo de la sociedad exige la eliminación de las principales fuentes de privación de libertad, como la pobreza, la tiranía, la escasez de oportunidades económicas y las privaciones sociales, el abandono de los servicios públicos o la existencia de Estados represivos, ciertamente ninguna sociedad conseguirá desarrollo sostenible si no consolida el equilibrio de su economía y fortalece su democracia. Para el economista Sen, la relación entre libertad individual y desarrollo social depende de las libertades políticas, las fuerzas sociales y las posibilidades que brindan sólidos sistemas de salud, educación y el fomento de iniciativas de emprendimiento e innovación. Asimismo, los mecanismos institucionales para aprovechar las oportunidades sociales, dependen del ejercicio de las libertades individuales, a través de la participación activa de los ciudadanos en las decisiones públicas que impulsan al progreso colectivo.
Existe un Índice de Libertad Económica que se calcula formalmente desde 1995. Los primeros en dar el paso para la medición de la libertad económica fueron Michael Walker, Director de The Fraser Institute de Vancouver y el Premio Nóbel de Economía, Milton Friedman, quienes organizaron unas conferencias para definir claramente la libertad económica, junto a economistas como Gary Becker, Douglas North, Peter Bauer y Assar Lindbeck. Esto dio lugar a la publicación del Informe de Libertad Económica 1975-1995 y a partir de allí, todos los informes posteriores de la Heritage Foundation.
Los ingredientes principales de la libertad económica son la elección personal, la protección de la propiedad privada y la libertad de intercambio. Los individuos gozan de libertad económica cuando la propiedad es adquirida sin el uso de la fuerza, el fraude o el robo, está protegida de invasiones físicas por parte de terceros y existe libertad para disfrutar, intercambiar o ceder la propiedad a terceros, siempre que sus acciones no violen los derechos idénticos de otras personas.
Para evaluar la libertad económica y calificar a los países, se calculan más de 50 variables independientes clasificadas en estas categorías: política comercial, carga impositiva del gobierno, intervención del gobierno en la economía, política monetaria, flujos de capital e inversión extranjera, actividad bancaria y financiera, salarios y precios, derechos de propiedad, regulaciones y actividades de mercado negro. Las clasificaciones de libertad van de acuerdo al puntaje: economías libres (entre 80 y 100 puntos), economías mayormente libres (entre 70 y 79,9 puntos), moderadamente libres (entre 60 y 69,9), mayormente libres (entre 50 y 50,9 puntos) y economías reprimidas (entre 0 y 49,9).
El Índice de Libertad Económica 2015 demuestra que las economías más libres son Hong Kong, Singapur, Nueva Zelanda, Australia y Suiza. Los líderes regionales en libertad económica son Canadá (por América del Norte), Suiza (por Europa), Baréin (por Medio Oriente o África del Norte), Chile (como líder en Latinoamérica), Hong Kong (del área Asia- Pacífico) y Mauricio (como la economía más libre del África Subsahariana). Lo que distingue a estas economías del resto, es su mejor desempeño respecto a crecimiento económico, ingresos per cápita, atención médica, educación, protección al medio ambiente, reducción de la pobreza y bienestar en general.
Venezuela está en el puesto número 176 del ránking del Índice de Libertad Económica 2015 en una muestra de 178 economías, seguida solamente por Cuba y Corea del Norte, en la categoría de economía reprimida. Con respecto al año 1999, cuando la economía venezolana se encontraba en el puesto número 77, las condiciones del país han desmejorado notoriamente, pues actualmente es la economía más inflacionaria del mundo, con elevadísimos niveles de escasez, contracción económica, pobreza económica en crecimiento, altos niveles de inseguridad, fallas en los sistemas de educación y salud, expropiaciones y sin división de poderes que garanticen la viabilidad de la democracia. Venezuela es un ejemplo extremo del alto precio que tienen que pagar las sociedades donde se extinguen las condiciones que garantizan las libertades ciudadanas. El precio es tan alto que es el desarrollo, el bienestar de millones de personas.

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