Los estadounidenses "no son muy entusiastas" sobre las perspectivas de la Unión Europea, a la que no cesan de llegar desde 2011 multitud de migrantes y refugiados del mundo musulmán. Esta es la opinión del historiador y especialista en relaciones internacionales ruso Sarkis Tsaturián, que advierte que "en la próxima década el Viejo Mundo estará preocupado por tres problemas: las guerras, las revoluciones y los migrantes", todos provocados por la inestabilidad de Oriente Próximo.
"Las contradicciones entre EE.UU. y Europa no se limitan a la guerra en Irak", escribe el periodista ruso en su nuevo artículo publicado por la agencia de noticias Regnum.
El experto recuerda las palabras que dijo en 2009 el entonces secretario de Estado de EE.UU., Henry Kissinger, y que algunos denominaron el 'dilema de Kissinger': "¿A quién llamo si quiero hablar con Europa?".
Pasados seis años, el 'dilema de Kissinger' sigue sin resolverse, sostiene el autor del artículo.
"Desde 2011, el Viejo Mundo está siendo asaltado por multitudes de migrantes y refugiados del mundo musulmán que la amenazan no solo con tensiones económicas y políticas, sino también con la pérdida de identidad", opina Tsaturián, agregando que "los estadounidenses no tienen mucho entusiasmo en la valoración de las perspectivas de la Unión Europea".
El Viejo Mundo está siendo asaltado por multitudes de migrantes y refugiados del mundo musulmán que le amenazan no solo con tensiones económicas y políticas, sino también con la pérdida de identidadEn este sentido, el historiador cita las palabras del portavoz de la Casa Blanca Joshua Earnest: "Europa se enfrenta a un flujo de inmigrantes del norte de África y de algunos países de Oriente Próximo causado por la violencia y la inestabilidad en estas zonas. Esta situación no solo socava el orden en la región (el norte de África y Oriente Próximo), sino que también tiene un efecto desestabilizador significativo en el resto del mundo, incluida Europa", dijo en su momento el portavoz de la Casa Blanca.
A su vez, el director ejecutivo de la empresa estadounidense de inteligencia y espionaje Stratfor ha hablado del "legado de Hitler" y de que "un puñado de naciones europeas" han perdido su dominio en el mundo, mientras que EE.UU y su cultura han logrado el triunfo en Occidente, recuerda el autor de la publicación.
Rusia superará la crisis mundial de la energía, a diferencia de la Unión Europea
"La diferencia entre el siglo pasado y la actualidad es la siguiente: si después de la Segunda Guerra Mundial, la zona de influencia del imperio económico de Estados Unidos incluía los campos de petróleo y las arterias de transporte de Oriente Próximo, ahora Washington no puede presumir de estas ventajas", señala el periodista.Por otro lado, prosigue, "por primera vez desde el periodo de descolonización posterior a la guerra, el mundo musulmán está viviendo una situación política que esta vez entierra bajo los escombros de las fronteras estatales los yacimientos de gas y los canales de su entrega a la Unión Europea".
En este contexto, "Rusia, que controla la ruta marítima del norte, tiene una ventaja posicional", apunta el experto.
Sin embargo, escribe Tsaturián, Bruselas sigue pensando en términos del siglo pasado. Así, la Unión Europea apuesta por el gas natural licuado (GNL) y, para torcerle el brazo a la empresa rusa Gazprom, está dispuesta a comprar los hidrocarburos a todos menos a Rusia, "aunque sea en el otro lado del planeta, independientemente de los costos de transporte".
Sin embargo, lo que consigue es el efecto opuesto, considera el historiador ruso.
Rusia, que controla la ruta marítima del norte, tiene una ventaja posicionalEn su opinión, la intriga es que el mismo Washington, siendo uno de los principales consumidores de gas, contribuye con su 'revolución de esquisto' al debilitamiento de los rivales de Rusia en el sector del gas natural licuado, mientras que "Moscú se prepara para un salto en este segmento".
"Rusia será capaz de superar la crisis política y económica en el sector mundial de la energía, algo que no se puede decir de la Unión Europea, para la cual el 'dilema de Kissinger' se está convirtiendo en un complejo", asegura el analista.
"En la próxima década el Viejo Mundo estará preocupado por tres problema: las guerras, las revoluciones y los migrantes. Y todos son provocados por la inestabilidad de Oriente Próximo", concluye.
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