Wednesday, October 26, 2016

Conversaciones con el tío Gilberto. UN LIBERAL MEXICANO (XII)





“En la Cámara de Diputados se pronuncian enérgicos discursos en contra de las declaraciones del licenciado Valenzuela, terminando los legisladores por solidarizarse con la política del licenciado Portes Gil. Para fines del mes de febrero, el licenciado Gilberto Valenzuela terminaba el "Plan de Hermosillo” e iniciaba la revolución Escobarista.”

RICARDO VALENZUELA
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Proseguía don Gilberto: “En medio de la tragedia que abrazaba a México con la muerte del Gral. Obregón, recibo un comunicado del Lic. Francisco Escudero en el cual el Gral. Calles me pedía regresar a mi país para serias conversaciones. Era ya finales del año de 1928, cuando decido regresar aceptando la invitación para esa intrigante conversación a la cual me citaba.
Me reuní con Calles y él de inmediato me notificaba de sus planes para la formación del Partido Nacional Revolucionario, dejándome ver que yo era el candidato más idóneo para la presidencia puesto que en el seno del nuevo partido se manifestaban grandes simpatías para mi candidatura. En esos momentos lo interrumpí pidiéndole recordara el Plan de Agua Prieta y los principios que lo habían originado. Le pedía también recordar nuestras reuniones en esa ciudad con Obregón y de la Huerta antes de iniciar la marcha a la ciudad de México, nuestros postulados y, por lo mismo; le notificaba que de ninguna forma yo aceptaría la candidatura de una nueva dictadura. Ese era el rompimiento final con Calles que me llevara a enfrentarlo.”


 
Luego don Gilberto, tendiéndome un viejo papel me dice: “Esto se publicaba en aquellos momentos.”
Nota periodística de la época:
“El ministro plenipotenciario de México en la Gran Bretaña, licenciado Gilberto Valenzuela, llega a la ciudad de México a mediados del mes de diciembre de 1928.
Después de celebrar una entrevista con el presidente de la República, licenciado Emilio Portes Gil, para informarle de su labor diplomática, se traslada a la ciudad de Cuernavaca saludar al ex presidente de México, general Plutarco Elías Calles.
Días después el licenciado Valenzuela vuelve a entrevistarse con el presidente Portes Gil, quien le ofrece designarlo magistrado de la Suprema Corte, en atención a su reconocida capacidad como jurisconsulto y por su honorabilidad. Sin embargo, como el licenciado Valenzuela, desde que pisó tierra mexicana, se le acercó un grupo de políticos para ofrecerle su postulación como candidato presidencial, agradeció al licenciado Portes Gil la deferencia de que lo hacía objeto, declinando dicho puesto para aceptar su candidatura a la Primera Magistratura del país que sus partidarios le habían ofrecido.
El licenciado Valenzuela se inclinó al lado de los apasionados y temibles opositores del régimen que vieron defraudadas sus ambiciones futuristas, y que llegaran a celebrar juntas con intenciones de provocar un movimiento armado.
Al iniciarse el año de 1929, el candidato presidencial, licenciado Valenzuela, inicia su gira política por el Noroeste del país, pronunciando fogosos discursos, como el siguiente, que dijo en el Estado de Sonora:
“Nuevamente al levantar mi voz en defensa de los verdaderos anhelos populares y por los fueros de las libertades públicas amordazadas o destruidas por el nefasto hombre que ha ejercido de la manera más artera y más insidiosa el poder de la República, tengo que exhibir los procedimientos, los manejos, las ruindades, los crímenes que han regido el programa del gobierno, para que estas verdades pasen lista de presentes en las filas de quienes propugnamos por una era mejor.
Una era mejor sin un agrarismo a lo Calles que ha matado la agricultura, un laborismo que sólo es holgazanería y afán insaciable de enriquecimiento, un laborismo que ha asesinado a industria, sin una política económica que consista únicamente en economías reduciendo sueldos de míseros empleados, que permitan amasar fortunas que se convierten a la postre en posesiones como Soledad de la Mota, Santa Bárbara, La Hormiga y residencias palaciegas para cortesanas impúdicas como las de Anzures y el fraccionamiento Hipódromo: una era en que no tenga cabida la introducción de cuantiosos contrabandos por parientes y paniaguados, sin dejar de contar entre ellos aventureros yanquis como algunos yernos hoy millonarios y hace poco verdaderos tramposos. Una era que se apoye en un ejército de verdaderos soldados patriotas y conscientes y no en matarifes sin escrúpulos y asesinos por inclinación, enriquecidos en el cumplimiento de este odioso cometido.
Seguiremos en esta cruzada por la salvación de la Patria que nos hemos impuesto y terminaré anunciando que dentro de pocos días, allí en Huatabampo, junto a las cenizas aún calientes de Álvaro Obregón, traicionado por quienes le dieron el fatídico beso de Judas, jurándole ser el mejor y más leal de sus discípulos, declararé a la faz de la nación, cómo el cobarde, el asesino, el Borgia de la época actual, Plutarco Elías Calles, fraguó y llevó a cabo el proditorio asesinato del jefe de la Revolución, engañando torpemente a cándidas religiosas y católicos de cortos alcances para dar dos golpes en uno: hacer desaparecer al hombre que lo iba a reducir a la nada políticamente hablando y justificar su odiosa, su impopular campaña de persecución religiosa.
Entre Plutarco Elías Calles y Gilberto Valenzuela no puede haber ligas de ninguna clase, como no podrán existir nunca entre un José Vasconcelos que renunciara a toda una cartera en el gabinete de Obregón, para no ser considerado cómplice tácito del cobarde asesinato del senador Field Jurado, como nunca podrán marchar unidos Antonio Villarreal y Calles.
Gilberto Valenzuela escogió su camino, y entre una vida llena de comodidades, pródiga en riquezas y favores públicos a costa de su dignidad y de sus virtudes y otra azarosa de luchador del bien contra el mal, no ha vacilado, Gilberto Valenzuela, sépalo bien la Nación, escogió su camino y por él marchará digno, enérgico, recio y patriota, aunque tenga que llegar al martirio y a la muerte, que vale más una muerte gloriosa que una vida sin dignidad, militando en las filas de los criminales que rodean a Plutarco Elías Calles.”
“Y fijaré, de una vez por todas, que para Gilberto Valenzuela una cosa es el Gobierno de la República, los Poderes de la República y otra muy distinta Plutarco Elías Calles, y para no seguir manchando ni contaminando el Gobierno y los Poderes de la Nación por la influencia maléfica de Calles, he abrazado la causa de las reivindicaciones populares , contra quien las conculcó groseramente durante su desastrosa administración y pretende aún seguir conculcándolas valiéndose de incondicionales enriquecidos y de pusilánimes que no se atreven a enfrentársele.
Gilberto Valenzuela, para terminar, desprecia que Calles, por boca de sus instrumentos, lo declare fuera de la ley, que nada teme, que si Calles ha decretado la sentencia de muerte de Gilberto Valenzuela, el pueblo ha mucho que dictó su sentencia sobre Calles y su cumplimiento no tardará en llegar. Viva la libertad, viva México libre.”
Hermosillo, Sonora
"Febrero 18 de 1929".
Los políticos de distintas ideologías comentaron los discursos del licenciado Valenzuela, expresándose unos en los siguientes términos: "Es un líder de verdad, la valentía de sus expresiones enarbola la bandera del pueblo..."
Otros, se expresaban de distinto modo, manifestando: "El discurso de Valenzuela, pronunciado en Sonora, hace pensar que su autor terminará sus días paseándose del brazo de Manrique por las callejuelas de la Castañeda..."
En la Cámara de Diputados se pronuncian enérgicos discursos en contra de las declaraciones del licenciado Valenzuela, terminando los legisladores por solidarizarse con la política del licenciado Portes Gil. Para fines del mes de febrero, el licenciado Gilberto Valenzuela terminaba el "Plan de Hermosillo” e iniciaba la revolución Escobarista.

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