“Con una frase de gran profundidad, don Gilberto ahora me había obsequiado una copia de un interesante discurso que pronunciaba. El tema del discurso era “La Reconstrucción del mundo en el periodo de la postguerra.””
RICARDO VALENZUELA
Con una frase de gran profundidad, don Gilberto ahora me había obsequiado una copia de un interesante discurso que pronunciaba en la conmemoración del V aniversario de la fundación del Instituto de Estudios Económicos y Sociales y, al mismo tiempo, el VI aniversario de su órgano oficial “El Economista.” El tema del discurso era “La Reconstrucción del mundo en el periodo de la postguerra.”
“Léelo con profundidad, estúdialo y analízalo para luego comentarlo pues en ese documento va mucho de mi pensamiento económico que veo te interesa”. Claro le respondo, te prometo hacerlo. Esa semana me dedicaba en cuerpo y alma a la tarea y al hacerlo, cada página que abría me develaba un ángulo diferente de este hombre, pero todos con el mismo sello de patriotismo, humanismo, honestidad y una gran integridad intelectual.
Hablaba don Gilberto:
“Quiso el destino que esta conmemoración se realizara cuando la humanidad toda se conmueve a los embates de una guerra titánica que cambiará radicalmente las normas de vida de los pueblos.”
“Porque independientemente de la destrucción catastrófica de vidas y riquezas que esa lucha gigantesca ha ocasionado a beligerantes y neutrales; independientemente de las transformaciones básicas que ha determinado en la organización social, económica y política de las naciones; independientemente de la miseria y hambre que va sembrando por doquiera, precisa reconocer que la guerra misma constituye en sí, una etapa dolorosa de la revolución social, económica, política y moral que se registra en todos los continentes.”
“Ningún pueblo civilizado justifica ya la explotación del hombre por el hombre; el aniquilamiento de los débiles por los fuertes; el mantenimiento de desigualdades y privilegios basados en la posesión de la tierra y las riquezas; el acaparamiento de artículos de primera necesidad en perjuicio del consumidor; los monopolios; la explotación inicua de pueblos débiles y la supervivencia de la esclavitud y el vasallaje, tanto entre los individuos como entre las naciones.”
“La guerra acabará seguramente con los abusos del liberalismo sin control del siglo XIX y se iniciará el nuevo ciclo: el ciclo que yo llamaría del liberalismo bajo el estado de derecho con una nueva responsabilidad y conciencia.”
“Habrá que reconstruirlo todo: casas, fabricas, ciudades, carreteras, ferrocarriles, puertos, barcos mercantes etc., habrá que revisar las bases mismas de la vida social y será preciso establecer también nuevas normas y nuevos derroteros en la vida internacional.”
“Esta es, en síntesis, la tarea gigantesca que el destino ha deparado a todos los pueblos de la tierra. Toca a los gobiernos, a los parlamentos, a las instituciones científicas y a los hombres de buena voluntad, enfrentar estos problemas con espíritu sereno, con pleno conocimiento de causa y con el propósito decidido de servir al mismo tiempo a la patria y a la humanidad.”
“El Instituto de Estudios Económicos y Sociales y sus miembros en lo particular, tenemos conciencia plena de la misión que nos corresponde en esta hora trágica de la humanidad, y estamos dispuestos a cumplir nuestro deber sin presunciones ni jactancias, prestando nuestra humilde colaboración al Gobierno de la República, a los países de América y a todos los pueblos que nos quieran oír, planteando y encausando la resolución de los problemas indicados, sin odios ni fanatismos, a base de justicia y buena fe.”
“Será preciso reformar sustancialmente las leyes fundamentales de los pueblos:”
“No para aniquilar al individuo y a la sociedad dejándolos a merced y el capricho de gobiernos dictatoriales, sino para reconocer y garantizar prácticamente y en perfecta armonía, los atributos esenciales del hombre libre y los derechos básicos de la sociedad:”
“No para sancionar desigualdades, ni reconocer privilegios a los poseedores de la tierra y la riqueza, sino para ofrecer a todos los hombres las mismas posibilidades de mejoramiento y progreso, sin más diferencias que las que surjan naturalmente de la virtud, el trabajo y el talento.”
“No para reconocer la explotación del hombre por el hombre, ni el aniquilamiento de los débiles por los fuertes; sino para sancionar las garantías esenciales del trabajador como ser humano y garantizar también una competencia justa, equitativa y moral en la lucha por la vida:”
“No para fomentar el odio y la lucha de clases, sino para realizar la concordia y la unión entre todos los asociados, en un medio jurídico en donde cada quien ejercite sus derechos y cumpla sus obligaciones según las reglas de la equidad y la buena fe;”
“Y no para consagrar por último, la dictadura de un hombre o una clase social; no para crear un poder público autoritario y despótico, que lleve su osadía hasta profanar la misma santidad del hogar, pretendiendo controlar el espíritu y la conciencia de los hombres; sino un gobierno honesto, con facultades expresas, cuya misión fundamental sea equilibrar debidamente el ejercicio de la libertad individual con los derechos básicos de la sociedad, siempre dentro del orden y la sujeción de la ley.”
“Y se impondrá también la necesidad de que, en tratados internacionales:”
“Se reconozca la igualdad de todos los pueblos, grandes y pequeños, ricos y pobres, como sujetos de derecho internacional. Se consagren y garanticen, también expresamente, los derechos esenciales de las naciones para su organización, su desarrollo y progreso. Se condene en forma categórica, la explotación, la esclavitud y el vasallaje de los pueblos débiles por estados poderosos. Se restrinja cuidadosa y justificadamente, la independencia y soberanía de las naciones, en beneficio de la paz y tranquilidad internacionales.”
“Y se cree, por último, un organismo mundial debidamente jerarquerizado con jurisdicción plena para resolver en definitiva las controversias políticas y jurídicas que se susciten entre dos o más estados, y que no haya sido posible resolver por la vía diplomática, en el concepto de que dicho organismo deberá tener potestad pública universal para hacer cumplir sus resoluciones.”
“Estableciendo de esa suerte, un medio social interno que garantice a todo ser humano las mismas “oportunidades de bienestar y progreso,” y creando por otra parte, un medio jurídico internacional, con derechos y obligaciones precisos para los estados y con la facultad de ejercitar esos derechos ante organismos competentes, que tengan potestad pública para hacer cumplir sus resoluciones, quedarán así pacíficamente eliminadas casi todas las posibilidades de guerra…y nacerá entonces el verdadero Derecho Internacional en el cual todos seremos iguales ante la ley.”
“Las fuerzas conservadoras, las que con la tradición defienden sus intereses y privilegios, atacarán seguramente las reformas esbozadas, tildándooslas de anárquicas, de irrealizables y de líricas. Los sectores radicales, los abanderados de la violencia, los que pregonan a clarinadas, la revolución universal, la lucha de clases y la dictadura del proletariado, dirán, por el contrario, que estas proposiciones son reaccionarias, capitalistas y retrogradas.”
“Precisa estar en guardia contra ambos fanatismos; precisa distinguir con claridad la voz cascada de los intereses creados y el alarido cavernario de la anarquía. Nada noble, nada trascendental puede edificarse sobre las bases del odio; sólo el amor, la concordia y el bien son imperecederos y fecundos para construir un libertad duradera.”
Con una frase de gran profundidad, don Gilberto ahora me había obsequiado una copia de un interesante discurso que pronunciaba en la conmemoración del V aniversario de la fundación del Instituto de Estudios Económicos y Sociales y, al mismo tiempo, el VI aniversario de su órgano oficial “El Economista.” El tema del discurso era “La Reconstrucción del mundo en el periodo de la postguerra.”
“Léelo con profundidad, estúdialo y analízalo para luego comentarlo pues en ese documento va mucho de mi pensamiento económico que veo te interesa”. Claro le respondo, te prometo hacerlo. Esa semana me dedicaba en cuerpo y alma a la tarea y al hacerlo, cada página que abría me develaba un ángulo diferente de este hombre, pero todos con el mismo sello de patriotismo, humanismo, honestidad y una gran integridad intelectual.
Hablaba don Gilberto:
“Quiso el destino que esta conmemoración se realizara cuando la humanidad toda se conmueve a los embates de una guerra titánica que cambiará radicalmente las normas de vida de los pueblos.”
“Porque independientemente de la destrucción catastrófica de vidas y riquezas que esa lucha gigantesca ha ocasionado a beligerantes y neutrales; independientemente de las transformaciones básicas que ha determinado en la organización social, económica y política de las naciones; independientemente de la miseria y hambre que va sembrando por doquiera, precisa reconocer que la guerra misma constituye en sí, una etapa dolorosa de la revolución social, económica, política y moral que se registra en todos los continentes.”
“Ningún pueblo civilizado justifica ya la explotación del hombre por el hombre; el aniquilamiento de los débiles por los fuertes; el mantenimiento de desigualdades y privilegios basados en la posesión de la tierra y las riquezas; el acaparamiento de artículos de primera necesidad en perjuicio del consumidor; los monopolios; la explotación inicua de pueblos débiles y la supervivencia de la esclavitud y el vasallaje, tanto entre los individuos como entre las naciones.”
“La guerra acabará seguramente con los abusos del liberalismo sin control del siglo XIX y se iniciará el nuevo ciclo: el ciclo que yo llamaría del liberalismo bajo el estado de derecho con una nueva responsabilidad y conciencia.”
“Habrá que reconstruirlo todo: casas, fabricas, ciudades, carreteras, ferrocarriles, puertos, barcos mercantes etc., habrá que revisar las bases mismas de la vida social y será preciso establecer también nuevas normas y nuevos derroteros en la vida internacional.”
“Esta es, en síntesis, la tarea gigantesca que el destino ha deparado a todos los pueblos de la tierra. Toca a los gobiernos, a los parlamentos, a las instituciones científicas y a los hombres de buena voluntad, enfrentar estos problemas con espíritu sereno, con pleno conocimiento de causa y con el propósito decidido de servir al mismo tiempo a la patria y a la humanidad.”
“El Instituto de Estudios Económicos y Sociales y sus miembros en lo particular, tenemos conciencia plena de la misión que nos corresponde en esta hora trágica de la humanidad, y estamos dispuestos a cumplir nuestro deber sin presunciones ni jactancias, prestando nuestra humilde colaboración al Gobierno de la República, a los países de América y a todos los pueblos que nos quieran oír, planteando y encausando la resolución de los problemas indicados, sin odios ni fanatismos, a base de justicia y buena fe.”
“Será preciso reformar sustancialmente las leyes fundamentales de los pueblos:”
“No para aniquilar al individuo y a la sociedad dejándolos a merced y el capricho de gobiernos dictatoriales, sino para reconocer y garantizar prácticamente y en perfecta armonía, los atributos esenciales del hombre libre y los derechos básicos de la sociedad:”
“No para sancionar desigualdades, ni reconocer privilegios a los poseedores de la tierra y la riqueza, sino para ofrecer a todos los hombres las mismas posibilidades de mejoramiento y progreso, sin más diferencias que las que surjan naturalmente de la virtud, el trabajo y el talento.”
“No para reconocer la explotación del hombre por el hombre, ni el aniquilamiento de los débiles por los fuertes; sino para sancionar las garantías esenciales del trabajador como ser humano y garantizar también una competencia justa, equitativa y moral en la lucha por la vida:”
“No para fomentar el odio y la lucha de clases, sino para realizar la concordia y la unión entre todos los asociados, en un medio jurídico en donde cada quien ejercite sus derechos y cumpla sus obligaciones según las reglas de la equidad y la buena fe;”
“Y no para consagrar por último, la dictadura de un hombre o una clase social; no para crear un poder público autoritario y despótico, que lleve su osadía hasta profanar la misma santidad del hogar, pretendiendo controlar el espíritu y la conciencia de los hombres; sino un gobierno honesto, con facultades expresas, cuya misión fundamental sea equilibrar debidamente el ejercicio de la libertad individual con los derechos básicos de la sociedad, siempre dentro del orden y la sujeción de la ley.”
“Y se impondrá también la necesidad de que, en tratados internacionales:”
“Se reconozca la igualdad de todos los pueblos, grandes y pequeños, ricos y pobres, como sujetos de derecho internacional. Se consagren y garanticen, también expresamente, los derechos esenciales de las naciones para su organización, su desarrollo y progreso. Se condene en forma categórica, la explotación, la esclavitud y el vasallaje de los pueblos débiles por estados poderosos. Se restrinja cuidadosa y justificadamente, la independencia y soberanía de las naciones, en beneficio de la paz y tranquilidad internacionales.”
“Y se cree, por último, un organismo mundial debidamente jerarquerizado con jurisdicción plena para resolver en definitiva las controversias políticas y jurídicas que se susciten entre dos o más estados, y que no haya sido posible resolver por la vía diplomática, en el concepto de que dicho organismo deberá tener potestad pública universal para hacer cumplir sus resoluciones.”
“Estableciendo de esa suerte, un medio social interno que garantice a todo ser humano las mismas “oportunidades de bienestar y progreso,” y creando por otra parte, un medio jurídico internacional, con derechos y obligaciones precisos para los estados y con la facultad de ejercitar esos derechos ante organismos competentes, que tengan potestad pública para hacer cumplir sus resoluciones, quedarán así pacíficamente eliminadas casi todas las posibilidades de guerra…y nacerá entonces el verdadero Derecho Internacional en el cual todos seremos iguales ante la ley.”
“Las fuerzas conservadoras, las que con la tradición defienden sus intereses y privilegios, atacarán seguramente las reformas esbozadas, tildándooslas de anárquicas, de irrealizables y de líricas. Los sectores radicales, los abanderados de la violencia, los que pregonan a clarinadas, la revolución universal, la lucha de clases y la dictadura del proletariado, dirán, por el contrario, que estas proposiciones son reaccionarias, capitalistas y retrogradas.”
“Precisa estar en guardia contra ambos fanatismos; precisa distinguir con claridad la voz cascada de los intereses creados y el alarido cavernario de la anarquía. Nada noble, nada trascendental puede edificarse sobre las bases del odio; sólo el amor, la concordia y el bien son imperecederos y fecundos para construir un libertad duradera.”
No comments:
Post a Comment