“México se dirige a su próxima elección cargando un estado de derecho herido de muerte y a un comatoso estado de consenso de las masas con un maleante como candidato.”
“Al diablo con sus instituciones y vamos por la lucha armada.”
El Peje Bolivariano
RICARDO VALENZUELA
El filósofo francés, Federico Bastiat, escribía: “Cuando la ley se ha pervertido al igual que los poderes policíacos del estado, falla en el propósito para lo que fue creada para seguir el curso totalmente contrario. La ley entonces se convierte en el arma de toda clase de voracidades y, en lugar de luchar contra el crimen, se transforma en lo diabólico que debe combatir.”
Richard Nixon renunció a la presidencia de los EU para evitar un desafuero ante el delito de espionaje político. Spiro Agnew renunció a la vicepresidencia cuando se le comprobara un soborno de $24,000 dólares, y tuvo luego que enfrentar la ley. Carlos Armando Biebrich fue despojado de la gubernatura de Sonora y perseguido como perro rabioso, sólo por haber caído de la gracia política del Rey sexenal de esa época, Luis Echeverría.
Roberto Madrazo llegaba a la gubernatura de Tabasco en una campaña con factura de casi $100 millones de dólares, violando leyes electorales más las de la constitución de Tabasco y ¿Qué sucedió? No sólo se coronó gobernador, fue luego líder de su partido, el PRI, y después su candidato a la presidencia. Andrés Manuel López Obrador, al no contar con el requisito de residencia, de forma ilegal presenta su candidatura al gobierno del DF y ¿Qué sucede? Todo mundo calla, por lo que técnicamente se convierte en un jefe de gobierno al margen de la ley redituándole gran popularidad.
Uno de los grandes sueños de los mexicanos, fue construir un país democrático regido por un estado de derecho, mismo que, durante toda nuestra vida independiente fue violado por políticos, socialistas, liberales y conservadores, armados de un ofensivo cinismo y bajo una impunidad que solamente soportan los pueblos castrados. Supuestamente esa vergonzosa situación llegaba a su fin aquel mes de julio del 2000.
El esfuerzo de Fox para el desafuero de AMLO, se convierte en una licuadora mezclando todos los ingredientes que agraden el pragmatismo, la lógica y la razón, pero, sobre todo, esos anhelos democráticos enmarcados en un estado de derecho. La constante del Peje bolivariano ha sido el históricamente quebrantar la ley, de ello no hay duda. Pero tampoco la hay de que eso fue siempre la firma de presentación de la clase política que durante siglos agrediera al país y ante el delito cometido—los Madrazos, los López Portillos, los Echeverrias, los Montieles lo hacen lucir como el heredero moral de Juan Pablo II y, cuando, ante el proceso que se asemejaba a la aplicación de la ley, como un sufrido mártir ya inspiración o de corridos y VOTOS.
De inmediato el “mundo intelectual mexicano” envueltos en la insignia patria, se preparaban no sólo para lanzarse el abismo de la idiotez con el grito; “que linda es mi bandera,” sino que confeccionaban ya voluminosos expedientes en su intención de presentar a la piadosa víctima, como el legitimo recipiente, no solo de la corona del Virrey Iturbide, también la versión tropical de la Madre Teresa.
Pero apenas iniciaba la Fellinesca función cuando “analistas” emergían con sus gritos: “Justicia, nueve de cada diez mexicanos se oponen al desafuero.” Entonces ¿la santidad de la ley se debe de basar en concursos de popularidad? Porque si ese es al caso, tal vez el gobernador de Sinaloa debería ser el Chapo Guzmán. ¿Debería el estado de derecho configurar un apartado especial para cantantes, futbolistas, actores de telenovelas? O tal vez, uno como el que imperó durante dos siglos con puertas diferentes para ricos y pobres. U otro que cuelgue un letrero que rece: “mañana empieza la aplicación de la ley.”
En el nuevo escenario ¿en lugar de causes legales, utilizamos causes de furiosos ríos rebosantes de golpeadores profesionales? ¿Un escenario en el cual democracia y la ley se contraponen y enfrentan? El Sr. López Obrador y su manada de irresponsables ahora se preparan para chantajear amenazando con la desestabilización del país si no le dan el gane en la elección ya en puerta, pero lo más patético e increíble, es que el país pueda ser desestabilizado por un grupo de maleantes, lo que indica la ausencia de instituciones, y a ello se refieren los reportes de la CIA al congreso americano —que siempre carga con la cuenta— que tanto nos ofenden.
La macabra historia de 1995, campea sobre el país en donde no sabemos cuándo termina la fantasía y empieza la realidad. Sí los procesos en contra de AMLO fueron justos o sólo una jugada política, no sabemos ni lo creemos. Ello sucede, entre otras cosas, por lo que Fukuyama describe en su libro CONFIANZA, en el cual explica cómo el éxito de los países, en mucho depende en esa liga de confianza entre la sociedad. Ese contrato no escrito entre ciudadanos que motiva la creatividad individual, facilita el interactuar, promueve y moldea la acción colectiva. Pero en México, esa liga no existe y sólo creemos, a veces, en la virgen de Guadalupe… y en el Peje Bolivariano siempre por encima de la ley.
Todo ello ha provocado un venenoso potaje que, una vez más, muestra la anemia política y ética de nuestros actores y la debilidad del castillo de naipes que hemos construido, el cual, como el cuento del lobo feroz, puede ser derribado con el soplo de unos cuantos demagogos para aplastar a los todos mexicanos. Pero ¿qué sucedió con tal proceso en contra de los delitos bolivarianos?, pues recularon al igual que el caso de los macheteros de Atenco y el mensaje fue claro: la ley solo se aplica a los pendejos que la respetan.
En EU la mancuerna diabólica es Obama—Soros. En Mexico se dibuja la de AMLO—Slim y otros billonarios cargados de culpa por sus fortunas construidas bajo el estatismo y educados por Jesuitas.
Sin un firme programa ideológico y sin liderazgo eficaz, en su experimento Fox quiso manejar el país a base de consenso total y general, pero logró todo lo contrario: en lugar de crear unidad o acuerdos, el país se atomizó al grado que no solamente la comunicación se trunca, y es ya prácticamente imposible lograr esos acuerdos. Pero lo que el país requiere ya no es unidad sino coherencia intelectual, y eso, solo se logra a base de principios fundamentales no a base de compromisos. Se logra con la primacía de las ideas, no de las pandillas.
Así, México se dirige a su próxima elección cargando un estado de derecho herido de muerte, a un comatoso estado de consenso de las masas con un maleante como candidato. Hacia una lucha de poder entre grupos sin principios morales o políticos, sin programa, dirección o propósito—con la clara intención de un gobierno ejercido por la fuerza, no la ley y, sin cambiar ese rumbo, el resultado será un estado fascista como Venezuela que, “hasta ahora” flota y sigue flotando en el mar kafkaiano del petróleo.
Pero la tarea de producción de ideas y propósitos no es campo de los políticos y tampoco se logra en elecciones. Esa tarea pertenece a los verdaderos intelectuales, grave carencia de las que siempre México ha adolecido puesto que, es muy noble morir por una idea, pero es más noble si la idea es la verdadera y en México escasean… triste cosecha mexicana.
El Peje Bolivariano
RICARDO VALENZUELA
El filósofo francés, Federico Bastiat, escribía: “Cuando la ley se ha pervertido al igual que los poderes policíacos del estado, falla en el propósito para lo que fue creada para seguir el curso totalmente contrario. La ley entonces se convierte en el arma de toda clase de voracidades y, en lugar de luchar contra el crimen, se transforma en lo diabólico que debe combatir.”
Richard Nixon renunció a la presidencia de los EU para evitar un desafuero ante el delito de espionaje político. Spiro Agnew renunció a la vicepresidencia cuando se le comprobara un soborno de $24,000 dólares, y tuvo luego que enfrentar la ley. Carlos Armando Biebrich fue despojado de la gubernatura de Sonora y perseguido como perro rabioso, sólo por haber caído de la gracia política del Rey sexenal de esa época, Luis Echeverría.
Roberto Madrazo llegaba a la gubernatura de Tabasco en una campaña con factura de casi $100 millones de dólares, violando leyes electorales más las de la constitución de Tabasco y ¿Qué sucedió? No sólo se coronó gobernador, fue luego líder de su partido, el PRI, y después su candidato a la presidencia. Andrés Manuel López Obrador, al no contar con el requisito de residencia, de forma ilegal presenta su candidatura al gobierno del DF y ¿Qué sucede? Todo mundo calla, por lo que técnicamente se convierte en un jefe de gobierno al margen de la ley redituándole gran popularidad.
Uno de los grandes sueños de los mexicanos, fue construir un país democrático regido por un estado de derecho, mismo que, durante toda nuestra vida independiente fue violado por políticos, socialistas, liberales y conservadores, armados de un ofensivo cinismo y bajo una impunidad que solamente soportan los pueblos castrados. Supuestamente esa vergonzosa situación llegaba a su fin aquel mes de julio del 2000.
El esfuerzo de Fox para el desafuero de AMLO, se convierte en una licuadora mezclando todos los ingredientes que agraden el pragmatismo, la lógica y la razón, pero, sobre todo, esos anhelos democráticos enmarcados en un estado de derecho. La constante del Peje bolivariano ha sido el históricamente quebrantar la ley, de ello no hay duda. Pero tampoco la hay de que eso fue siempre la firma de presentación de la clase política que durante siglos agrediera al país y ante el delito cometido—los Madrazos, los López Portillos, los Echeverrias, los Montieles lo hacen lucir como el heredero moral de Juan Pablo II y, cuando, ante el proceso que se asemejaba a la aplicación de la ley, como un sufrido mártir ya inspiración o de corridos y VOTOS.
De inmediato el “mundo intelectual mexicano” envueltos en la insignia patria, se preparaban no sólo para lanzarse el abismo de la idiotez con el grito; “que linda es mi bandera,” sino que confeccionaban ya voluminosos expedientes en su intención de presentar a la piadosa víctima, como el legitimo recipiente, no solo de la corona del Virrey Iturbide, también la versión tropical de la Madre Teresa.
Pero apenas iniciaba la Fellinesca función cuando “analistas” emergían con sus gritos: “Justicia, nueve de cada diez mexicanos se oponen al desafuero.” Entonces ¿la santidad de la ley se debe de basar en concursos de popularidad? Porque si ese es al caso, tal vez el gobernador de Sinaloa debería ser el Chapo Guzmán. ¿Debería el estado de derecho configurar un apartado especial para cantantes, futbolistas, actores de telenovelas? O tal vez, uno como el que imperó durante dos siglos con puertas diferentes para ricos y pobres. U otro que cuelgue un letrero que rece: “mañana empieza la aplicación de la ley.”
En el nuevo escenario ¿en lugar de causes legales, utilizamos causes de furiosos ríos rebosantes de golpeadores profesionales? ¿Un escenario en el cual democracia y la ley se contraponen y enfrentan? El Sr. López Obrador y su manada de irresponsables ahora se preparan para chantajear amenazando con la desestabilización del país si no le dan el gane en la elección ya en puerta, pero lo más patético e increíble, es que el país pueda ser desestabilizado por un grupo de maleantes, lo que indica la ausencia de instituciones, y a ello se refieren los reportes de la CIA al congreso americano —que siempre carga con la cuenta— que tanto nos ofenden.
La macabra historia de 1995, campea sobre el país en donde no sabemos cuándo termina la fantasía y empieza la realidad. Sí los procesos en contra de AMLO fueron justos o sólo una jugada política, no sabemos ni lo creemos. Ello sucede, entre otras cosas, por lo que Fukuyama describe en su libro CONFIANZA, en el cual explica cómo el éxito de los países, en mucho depende en esa liga de confianza entre la sociedad. Ese contrato no escrito entre ciudadanos que motiva la creatividad individual, facilita el interactuar, promueve y moldea la acción colectiva. Pero en México, esa liga no existe y sólo creemos, a veces, en la virgen de Guadalupe… y en el Peje Bolivariano siempre por encima de la ley.
Todo ello ha provocado un venenoso potaje que, una vez más, muestra la anemia política y ética de nuestros actores y la debilidad del castillo de naipes que hemos construido, el cual, como el cuento del lobo feroz, puede ser derribado con el soplo de unos cuantos demagogos para aplastar a los todos mexicanos. Pero ¿qué sucedió con tal proceso en contra de los delitos bolivarianos?, pues recularon al igual que el caso de los macheteros de Atenco y el mensaje fue claro: la ley solo se aplica a los pendejos que la respetan.
En EU la mancuerna diabólica es Obama—Soros. En Mexico se dibuja la de AMLO—Slim y otros billonarios cargados de culpa por sus fortunas construidas bajo el estatismo y educados por Jesuitas.
Sin un firme programa ideológico y sin liderazgo eficaz, en su experimento Fox quiso manejar el país a base de consenso total y general, pero logró todo lo contrario: en lugar de crear unidad o acuerdos, el país se atomizó al grado que no solamente la comunicación se trunca, y es ya prácticamente imposible lograr esos acuerdos. Pero lo que el país requiere ya no es unidad sino coherencia intelectual, y eso, solo se logra a base de principios fundamentales no a base de compromisos. Se logra con la primacía de las ideas, no de las pandillas.
Así, México se dirige a su próxima elección cargando un estado de derecho herido de muerte, a un comatoso estado de consenso de las masas con un maleante como candidato. Hacia una lucha de poder entre grupos sin principios morales o políticos, sin programa, dirección o propósito—con la clara intención de un gobierno ejercido por la fuerza, no la ley y, sin cambiar ese rumbo, el resultado será un estado fascista como Venezuela que, “hasta ahora” flota y sigue flotando en el mar kafkaiano del petróleo.
Pero la tarea de producción de ideas y propósitos no es campo de los políticos y tampoco se logra en elecciones. Esa tarea pertenece a los verdaderos intelectuales, grave carencia de las que siempre México ha adolecido puesto que, es muy noble morir por una idea, pero es más noble si la idea es la verdadera y en México escasean… triste cosecha mexicana.
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