Ricardo Valenzuela
Desde hace varios meses he yo expresando mi gran frustración por la confusión ideológica que veo vive en estos momentos nuestro país. Es obvio y notable que México atraviesa por tiempos de cambios, el mundo entero los está viviendo. Estamos dejando en el ocaso del Siglo XX la era de la economía industrial al mismo tiempo que iniciamos la era de la economía de la información, del conocimiento, de la computadora como la herramienta básica de nuestro desarrollo, del capital intelectual como la inversión mas productiva, una era en la cual se habla inclusive de finanzas nucleares.
Sin embargo, a pesar de estar ya inmersos en la era de la información, jamas había yo atestiguado una época de tanta gente desinformada, tanta gente despistada, confundida y lo mas grave, tan dogmática en cuanto a la afirmación de sus ideas deformadas. En el ocaso de este Siglo y el Tercer milenio, el deporte favorito de los intelectuales, políticos, periodistas, empresarios, profesionales, líderes etc, es el arremeter en contra del “neoliberalismo.” La receta favorita de tales filósofos, encontrar una “tercera avenida,” En cada esquina en México nos encontramos al nuevo Keynes inventando la nueva poción del salvamento.
Hace unos días tuve la oportunidad de leer una serie de artículos en EL Economista, producto del fino y elegante estilo de Mario Vargas Llosas en relación a este tema. Es la primera vez que tengo la oportunidad de ver la luz ante las agresiones dementes que han cobrado forma los últimos meses. En primer lugar Vargas Llosa hace una afirmación por demás sabia: “el famoso neoliberalismo no existe,” es un termino inventado por los filósofos de banqueta enemigos del verdadero “liberalismo.” Entonces, ¿contra que realmente arremeten nuestros intelectuales? ¿Contra algo que no existe?, ¿contra algo imaginario? Porque ellos nunca definen al enemigo, solo arremeten contra ese ser imaginario y maligno; “el neoliberalismo.”
Lo que nuestros amigos intelectuales llaman neoliberalismo, es lo que Adam Smith conoció como Monarquía o feudalismo, es decir, el Rey, sus señores feudales repartiéndose la riqueza, las propiedades, los negocios, las concesiones, los territorios de las colonias. Cerrando los mercados a la competencia para que los señores feudales puedan seguir exprimiendo a los “súbditos” con sus monopolios, oligopolios etc, es la economía de la edad media, o de la época colonial en la Nueva España afinada con computadoras, jets ejecutivos, guardaespaldas y apartamentos en Park Av. en Nueva York. Eso si, una gran retórica de su amor por los mercados y el neoliberalismo. Si quieren ver un ejemplo, vayan a mi tierra Sonora, todavía pueden ver los vestigios de la pasada administración y su devastación.
EL LIBERALISMO en el siglo XVII fue una reacción en contra de los monarcas y los aristócratas que vivían del trabajo productivo del pueblo. D. BOAZ
Lo que los señores intelectuales identifican como las agresiones globales del neoliberalimo, es solo un sistema controlado e intervenido al cual los verdaderos mercados libres están desmantelando. Es el sistema en el cual por años el Estado ha definido quienes son los ganadores y los perdedores, los premiados, los desposeídos. Son los mercados aprisionados en el mismo traje por muchos años, ahora el chico (el mercado) ha crecido, ya no le queda el traje, lo está rompiendo por todos los ángulos. Son los mercados calificando el capitalismo CRONY de Japón, el capitalismo familiar y corrupto de Indonesia, el capitalismo gansteril de Rusia, el capitalismo tropical y corrupto de toda América Latina, el capitalismo del narcotrafico en Sudamérica, el capitalismo revolucionario de México .
Los intelectuales claman el “neoliberalismo” es cruel, solo toma en cuenta aspectos materiales. Bueno, yo no se el neoliberalismo, pero el “liberalismo” es una rama de la ciencia económica que simplemente trata de resolver necesidades materiales crecientes con recursos muy escasos, en un ambiente de libertad, ES TODO, no se trata de moralizar a la sociedad, para eso tenemos la religión, la economía en si es material, debe de ser material, es la satisfacción de necesidades materiales, no espirituales, no éticas, ni morales. Liberalismo es una doctrina orientada hacia la conducta del hombre en este mundo, en el mundo material. No promete la felicidad, solo promete la satisfacción mas completa de sus necesidades materiales. Los mercados en un ambiente de libertad (liberalismo), no hay duda que son los que ofrecen mas satisfactores, mejores, y mas abundantes para las necesidades materiales del ser humano, el liberalismo no consuela al triste, ni divierte al aburrido.
En este ambiente de libertad y “responsabilidad,” el ser humano debe conducirse de acuerdo a sus principios, valores, costumbres, su ética, sus creencias religiosas que en si deben de estar implícitas en sus iglesias, templos o sinagogas, pero sobretodo con lo que nosotros hemos aprendido en nuestros hogares. El Estado y la ciencia económica no tienen ningún campo en la formación moral de las sociedades. El ser humano se comporta en los mercados y en sociedad de acuerdo a sus valores morales y éticos que debe tener consigo. El mercado no moraliza ni corrompe a nadie cuando el corazón está ya corrupto. El hombre debe ser responsable de sus corrupciones internas que construyen su exterior. El mercado no puede y no hace juicios morales, son los participantes en los mercados los que deben de aplicar esos principios.
La economía austríaca define la paraxeologia como el traer al mundo el conocimiento y la información de las “consecuencias” de los diferentes tipos de acción humana. El orden, la armonía, al eficiencia de los mercados libres y voluntarios. El desorden, el conflicto, la ineficiencia de la coerción e intervencionismo. La paraxeologia solo nos informa como los principios voluntarios de los mercados libres nos llevan hacia la libertad, prosperidad, armonía, eficiencia y orden; mientras que la coerción y la intervención gubernamental nos llevan al conflicto, explotación del hombre por el hombre, ineficiencia, pobreza, y caos. La paraxeologia no hace juicios éticos o morales.
Los “neointelectuales” ahora hablan de una tercera y mágica avenida ajena al neoliberalismo y socialismo. No hay una tercera avenida, el socialismo ha muerto, lo que ellos llaman neoliberalismo, es lo que el gran economista von Mises bautizó como intervencionismo. Lo que el mundo entero está experimentando en estos momentos es intervencionismo. Clinton, Blair, Jospin, Shroder, Chriten, el FMI, el Banco Mundial, la OMC etc, etc, son los grandes interventores, los grandes controladores de los mercados y su resultados. La visible mano de los interventores a través del FMI inició la debacle de Asia. Los interventores son los que promovieron la devaluación de México en 1994 con todas sus consecuencias. Los grandes interventores son los que no permiten que el sistema monetario mundial regrese a su sanidad, porque se les acaba la fuente de ganancias mas importante e interesante, la especulación de monedas.
Los grandes interventores son los que nos heredaron el famoso problema del FOBAPROA, la quiebra de la banca, la ineficiencia del ejido y los ejidatarios sin tierra, los precios ridículos de la gasolina y sus derivados en el cuarto país en reservas petroleras del mundo, la inflación, la pobreza, el ingreso per capita que apenas llega a $3000 dólares. Los interventores nos regalaron la “guerrilla de Chiapas,” la corrupción de PEMEX, al subcomandante Marcos y comparsa de payasos, las devaluaciones constantes, los que provocan que miles de mexicanos arriesguen sus vidas tratando de encontrar oportunidades en los EU. Son los interventores los que nos engañaron con las míticas bondades del desarrollo sostenido, los que nos han arrullado con el romanticismo de la revolución mexicana cuando ya nadie quiere saber de ella, son los que se acabaron el cuerno de la abundancia.
Los grandes interventores son los que recorren el mundo provocando “problemas de desbalance” para después enviar las hordas del FMI con sus recetas devaluatorias y de ajuste, y de esa forma poder absorber a través de sus rescates la ridícula cantidad de dólares que el FED sigue emitiendo sin respaldo, al mismo tiempo que mantienen la inflación lejos de las costas americanas. Son los que después apuestan a esos resultados a través de los elegantes derivativos, apuestan en carreras arregladas, ha, si se equivocan, hay rescates. Son los interventores los inventores de la red social a nivel mundial para tener a la gente aprisionada con su propia dependencia, prometiéndoles lograr su redención. Son los grandes interventores los que manejan los sistemas educativos de nuestros países, para de esa forma seguir adoctrinando y domesticando a nuestros ciudadanos.
Señores intelectuales, el neoliberalismo no existe, lo que tenemos es el control de la visible mano del grupo en el poder. Señores, no hay una tercera avenida, nos quedamos con lo que hemos tenido y tenemos EL INTERVENCIONISMO, o empezamos nuestra lucha para establecer una sociedad verdaderamente libre, una sociedad basada en la verdadera democracia y los “verdaderos” mercados libres. La única organización en el mundo que tiene la base legal para intervenir en los sistemas económicos de la sociedad es el Estado. El Estado de esa forma interviene en contra de todos los principios de la ley natural que rigen los mercados provocando su desbalance, interviene en precios, salarios, emisión de dinero, intereses, importaciones, exportaciones, productos, áreas de siembra, cantidades de agua a recibir. Totalmente distorsiona el escenario económico escogiendo ganadores y perdedores, cuando los ciudadanos lo permitimos.
El liberalismo no es religión, no es una visión del mundo, no es partido político. No es religión porque no demanda fe o devoción, no tiene dogmas. No es la visión del mundo físico porque no trata de explicar el cosmos y otros fenómenos similares, no tiene nada que afirmar acerca del significado y propósito de la existencia humana. No es un partido porque no busca beneficiar a un grupo especial o algún individuo. Es una ideología, es la doctrina de la buena relación entre los miembros de la sociedad. Es la ideología de la libertad, de la responsabilidad del individuo. Si alguien en México quiere ver el liberalismo y los verdaderos mercados libres en acción, vayan a Tepito, ahí el mercado ha encontrado soluciones sin la intervención del Estado.
El liberalismo busca el dar al ser humano una sola cosa, el desarrollo del bienestar material en un ambiente de paz y libertad. Los países que en un momento adoptaron las políticas liberales principalmente el Siglo pasado, es en los cuales la parte superior de la pirámide social es ahora compuesta no por los que solo por haber nacido eran ya individuos privilegiados, sino ahora también por aquellos que han trabajado en desarrollar y mejorar sus condiciones económicas y sociales. Las barreras que separaban a los “señores” y los siervos han caído bajo el peso del liberalismo de una manera natural, no por decreto del Estado, o por mandato del Poliburó. Ahora en esos países hay solo ciudadanos con los mismos derechos producto del liberalismo.
Siendo el liberalismo una doctrina que tiene su base en el mercado, al verdadero liberal le interesa el bienestar de muchos, el bienestar de las masas puesto que las masas son las que configuran el mercado. La revolución industrial del Siglo pasado, fue una revolución liberal con el propósito de satisfacer las necesidades de las masas. El liberalismo del Siglo pasado fue también orientado hacia la abolición de la servidumbre y de la esclavitud en los EU. Hubo sin embargo cuestionamientos de tal propósito, especialmente de aquellos esclavizados. Es por lo mismo que a veces el liberalismo tiene que actuar aun ante la oposición las criticas y la agresión de los liberados. El liberalismo no promete que todos lleguemos a la meta al mismo tiempo, ni siquiera que todos lleguemos, promete que todos tengamos la misma salida. Tampoco promete darle un palo en la cabeza al que va de líder en la carrera, para que el resto lo alcance y sea una carrera “mas justa.”
No hay otra avenida, no perdamos tiempo ladrándole al reflejo de la luna en el agua, aquí no tenemos el otro sendero, aceptamos el intervencionismo que nos ahoga sin que sepamos que es o como describirlo, o iniciamos nuestra lucha cívica para establecer una sociedad libre, una sociedad regida por leyes no privilegios, regida por el mercado no por el Estado. Claudicamos con los intervencionistas y sus pájaros de mal aguero, o buscamos a los verdaderos idealistas visionarios que conduzcan el país con seguridad, fe, esperanza y optimismo por el portal del tercer milenio. La decisión esta en nuestras manos.
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