Ricardo Valenzuela
Esta carga global de caballería en contra de China, no nos ha permitido detectar otro fenómeno tal vez e inclusive mas interesante; La India. Este otro país asiático con sus más de 1000 millones de habitantes, inició reformas similares a las de China para con la suavidad de su seda, llevar su economía hacia el milagro de la libertad y los verdaderos mercados libres. La India no es solo un país meramente asiático. Es una enorme nación y muy diferente por razones históricas, culturales y religiosas del resto de Asia tradicional.
Después de haber sufrido penurias que la convirtieron en uno de las naciones más pobres de la tierra--y al igual que Cuba convertirse en huérfano del fracaso de la URRS--bajo el liderazgo de su nuevo Primer Ministro P. V. Narasmha, se embarcó en una apertura radical de su economía, inició el derrumbe del edificio socialista de Nehru y la apertura de sus mercados. Pero el verdadero arquitecto y padrino de esta transformación, fue el Ministro de Finanzas, Manmohan Singh quien en equipo con Leszek Balcerowiccz en Polonia, Vaclav Klaus de Checoslovaquia, y Zhu Rongji en China, deben ser considerados como los grandes reformadores del siglo recién terminado. El resultado ha sido el lograr crecimientos promedio de un 7% durante los últimos años.
Como todas las ex colonias de la Gran Bretaña heredaba lo fundamental para que su suelo fuera especialmente fértil, permitiendo la germinación de la semilla de la libertad. La India heredó de Inglaterra una democracia estable y madura con su parlamento, pero tal vez más importante, el entendimiento de cuales actitudes son las que lo hacen operar. Gran Bretaña dejó también en India un codificado sistema legal que eliminaba las barbaridades de antaño. La India heredaba luego la tradición de un gobierno honorable y razonablemente eficiente. Finalmente, Inglaterra le daba a la India un lenguaje común y universal, en una nación en la cual existían más de 300 lenguas y dialectos, y siendo el inglés el idioma mundial de los negocios, ello es una gran ventaja.
Sin embargo, la India tiene algo que la hace especial y diferente al resto de los países del mundo; una conciencia única de lo que representa una población educada y preparada. Con el propósito muy claro, fue que hace años fundaron lo que se ha convertido en la factoría más importante del país: el India Institute of Technology, más conocido como IIT en todo el mundo. El IIT no es solamente una Universidad, es única, especial y muy diferente. En ella se están generando las mentes para el cincelado de este país. Está generando la India del futuro—la de la excelencia en ingeniería y ciencia; la que porta Universidades de clase premier internacional, lo que lo ha convertido en uno de los líderes en tecnología de la información e industrias basadas en el conocimiento y capital humano.
Los estudiantes del IIT se les prepara no sólo como los mejores ingenieros y científicos del mundo; se les prepara también como extraordinarios líderes, ya no conformen la tradicional manada y puedan no solamente ser excelentes activos para las empresas más exitosas del mundo, sino que ellos mismos se conviertan en empresarios creadores de riqueza y de valor primero en el extranjero, para luego regresar a su patria. Cada año miles de sus graduados se encuentran ante la “incomoda” situación de tener que decidir permanecer en su país, o emigrar a los países mas ricos y desarrollados del mundo, de donde reciben ofertas de trabajo preferentes a los graduados del MIT, Harvard, Stanford, Oxford y otras prestigiadas Universidades del planeta.
Uno de los programas televisivos mas populares de EU, hace unos meses presentaba los resultados de una investigación en el IIT, y en sus entrevistas con los estudiantes—las que se efectuaban en inglés que dominan a la perfección—estos jóvenes alumnos del IIT emanaban una actitud positiva, de seguridad, ambición, de un gran optimismo hacia el futuro—y lo mas importante, no les apenaba el confesar que todos ellos pretendían primero trabajar fuera de la India, para luego regresar a formar sus propias empresas y convertirse en millonarios.
En estos momentos en los que el mundo cabalga ya sobre la nueva era de la del capital humano, la India es uno de los grandes productores de ese preciado producto. Durante los últimos 20 años la gran mayoría de graduados del Instituto al no encontrar oportunidades en su país, emigraban con gran facilidad al occidente en donde su demanda de parte de las grandes corporaciones del mundo era masiva. Muchos de ellos fueron de los pioneros en la edificación del Silicon Valley en California, en donde amasaron grandes fortunas, como es el caso del fundador de Cisco Systems. Sin embargo, estos emigrantes en grandes cantidades han estado regresando a la India con una mentalidad muy especial y sobre todo, con capital disponible, y son ahora los que encabezan el gran cambio.
Al iniciar la liberalización de su economía primero en la industria de la aviación, de inmediato Luftansa, la empresa alemana, saltó al escenario en una interesante sociedad con inversionistas privados, y han ya establecido uno de los servicios aéreos más eficientes del mundo. Siguió la las comunicaciones privatizando su industria de radio y televisiva. A partir de esos momentos las agencias de publicidad recién nacidas en este desconocido mundo para ellas, han estado creciendo un 50% anual en promedio. Con un ingreso per capita que hace solo unos años no alcanzaba los $300 dólares y en estos momentos sobrepasa los $5,000, el consumo ha explotado y hoy día se considera que 250 millones de sus habitantes conforman ya una clase media que cada día crece.
Siendo la India a diferencia de China, una democracia. Sin garrote en mano el proceso ha sido más lento y difícil, pues una cirugía general sin anestesia para implementar este tipo de reformas, sin contar con una red de protección para la inmensa pobreza existente, el esfuerzo y resultado ha sido aun más admirable. En países pobres y subdesarrollados, los problemas que enfrentan los reformadores son especialmente graves. El impacto inicial de las reformas pro mercado en países acostumbrados a crecer vía inflación, gasto del gobierno, proteccionismo etc, es muy doloroso y la gente exige resultados mágicos y rápidos—y es ahí donde se distinguen los politiquillos y los estadistas, pues los blandos reculan como ha sucedido en toda América Latina.
Pero la India ha seguido adelante sin tener que enfrentar su Tianagmen. Su paso es muy firme, claro y decidido hacia el capitalismo democrático. Si el proceso continua de la misma forma en que se ha comportado los últimos diez años, se estima que la economía de este tan especial país, en los siguientes 30 se sitúe entre las cinco mas importantes del mundo, y se deba convertir en una poderosa fuerza de impacto regional y global. La India al igual que hace años la China reclutada por Nixon se convertía en el contrapeso de la Unión Soviética, debe ahora jugar el mismo papel con el primer reclutado; China.
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