Ricardo Valenzuela
Hacía tiempo no atestiguábamos un fiasco como el de la violenta Cumbre de las Américas, desarrollada en esa Argentina aun más enferma que aquella comandada por Evita en su cruzada salvadora de los millones de miserables en un país el cual, solo treinta años antes se le identificara como una de las potencias económicas del mundo. Pero después de seis décadas, infinidad de golpes militares, el regreso de Perón, y declarando la guerra a Inglaterra tal vez esperando un Plan Marshalpara resurgir como Japón y Alemania, arriba al mismo punto ahora con sus miserables multiplicados y con un presidente cuya fisonomía, no luce tan tétrica como sus propuestas.
Cuando el humo de los pandilleros en Buenos Aires se disipaba, emergía el modelo más reciente de gorila, Hugo Chávez, con la sonrisa victoriosa a flor de labios y lo más patético, los mismos países, con sus mismos rostros, su misma hambre, con sus mismas cargas, sus mismas deudas, pero ahora, todos ellos, con el doble de miserables que cuando Evita zarpara en esa nave de la misericordia venenosa que ha postrado la región en la mas vergonzosa de las pobrezas y, como lo afirma Paul Romer, portando las mismas recetas para cocinar igual, produciendo el mismo venenoso platillo que nos intoxica y nos postra.
Chávez se anota un triunfo al consolidarse como el líder mundial de los globafóbicos y para adornar su convocatoria, envía un rosario de insultos al presidente Bushexhibiendo la conducta de un sicótico henchido de odio. Pero si solamente cargara ese arsenal de ideas socialistas, no fuera un problema tan grave, sería sólo otro Perfecto Idiota ignorante—no todos lo son—al estar enarbolando su bandera de muerte al capitalismo cuando en realidad, los borbotones de dólares para financiar sus demencias le llegan de ese odiado imperio a través de su creciente comercio bilateral y, en especial, la cadena de gasolineras Citgo, ubicadas en todo EU, propiedad del estado venezolano que hinchan los bolsillos de su demencia.
Sin embargo, el problema no es tan sencillo, Chávez se ha convertido en el exportador de una nueva revolución marxista estilo Fidel Castro, el verdadero ventrílocuo tras el mono, para desestabilizar la región y luego tomar control de ella. Las guerrillas marxistas renacidas en América Latina, según reportes de inteligencia ecuatorianos y de la CIA, están recibiendo entrenamiento en bases militares venezolanas. El Miami Herald, publica otro reporte comprobando cómo Venezuela proporciona soporte y entrenamiento a guerrillas en Perú, Bolivia, Chile, Argentina, República Dominicana, Colombia, e inclusive, en la propia Venezuela.
Ante ese panorama surge la pregunta ¿Cuál es la diferencia entre Fidel Castro y Hugo Chávez? Castro había perdido su filosa dentadura en la debacle de la Unión Soviética, para convertirse en un viejillo inofensivo. Pero Hugo Chávez, casi 30 años menor, porta una inteligencia equivalente al 10% de la de Castro, y a diferencia de Fidel, quien tiene formación universitaria, Chávez es punto menos que analfabeta por lo cual, ha sido presa fácil para el comandante. Pero la diferencia más dramática, es un senil Fidel al frente de una nación en banca rota, mientras que Chávez se sienta sobre un país que vomita petróleo produciendo esa letal combinación.
El estrepitoso fracaso de la cumbre, nos muestra un anticipo de ese futuro cardiaco en espera de América Latina y mas clara emerge la premonición de Simón Bolívar: “Estuve al mando durante veinte años y llegué a las siguientes conclusiones: 1) Considero que América Latina es ingobernable. 2) Quien sea el que pretenda provocar el cambio, estará arando en el mar. 3) La acción más inteligente para todos nosotros, es emigrar a otra parte. 4) Esta región, sin lugar a dudas, caerá bajo la dominación de masas barbáricas y después en las garras de oscuros tiranos de todas razas. 5) A pesar de que será destruida por todo tipo de crímenes y exhausta ya por los excesos, nunca será reconquistada por Europa. 6) Si alguna parte del mundo regresa al caos y su barbarie original, ese será el destino de América Latina.”
Sabias palabras las del “libertador de las Américas” que, más que nunca, inician un nuevo redoble que nadie parece escuchar. México, una vez más se sumerge en ese desconocido ritual, que sin entenderlo llamamos democracia, para elegir al próximo presidente de la Republica. Pero una vez más en espera de ese mítico ser descendiendo con las tablas de salvación, sin aceptar nuestra responsabilidad como sociedad civil.
Y ante los revolucionarios celebrando un patriotismo muy especial con homenajes póstumos a la figura corrupta de Montiel, cuando le cantan odas por rajón y por vendido, pasan luego a entregar las llaves de su reino a ese cóctel molotov resultado de ingredientes recetados por Iván el Terrible, Hitler, Al Capone, Stalin adornado con un “gentle touch” de Idi Amincon Saddam Hussein, ¿resultado? El anticristo y un posible madrazo del que nunca ya nos recuperemos, ¡es hora de una larga meditación!
Pero lo grave es que para muchos mexicanos, especialmente los intelectuales, ante tal encrucijada piensan el Huicho Domínguez venezolano debe ser el punto de referencia, y así se prepara la clonación del siguiente salvador quien, habiendo aprendido del hombre que pretende sustituir, no solo desenfunda su dedito y ese carisma menfistoliano, sino que utiliza ya la magia de la mercadotecnia, los brinquitos de Chávez y tal vez pronto, la boina roja aunque le hagan compló. Y llegando a su destino, de seguro sus guardias bolivarianas o tal vez totonacas.
AMLO se erige como el nuevo salvador, el gran demócrata, el gran icono de la legalidad, el adalid de los pobres, ah, también como el gran admirador de los mercados y la propiedad privada tanto que, contrata su mercenario economista liberal, Ramirez de la O, para, después de archivar su ética y dignidad, presentarse en yunta con Manuel Camacho Solís—“otro gran demócrata”—e iniciar el cabildeo con el gran capital de Wall Street en algo similar a la efectiva pantomima de Chávez cuando, visitando EU como candidato, se declarara liberal Jeffersionano.
De esa forma, el Peje poco a poco se enfunda en ese ropaje de dulce abuelita que le permita penetrar el recinto de su inocente Caperucita Roja y, ante su interrogante por tamaños colmillos afilados por el comandante, poderle gritar: “Para comerte mejor” iniciando así la bacanal apocalíptica.
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