Thursday, December 22, 2016

CONVERSACIONES CON GILBERTO VALENZUELA VII


Ricardo Valenzuela
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Es importante entender el que, Mexico vivía toda esta vorágine ya como vecino del país más rico y poderoso del mundo; los EU. Pero más importante es entender el que, los EU eran ahora liderados por un hombre muy especial como lo fue Woodrow Wilson. Su administración fue uno de los grandes parte aguas de la historia mundial. Los EU hasta entonces se había concentrado en desarrollar sus inmensos recursos naturales utilizando una interesante estrategia; la de crear o importar la elite de la meritocracia. Disfrutaban todavía una economía basada en el original laissez—faire y las únicas limitaciones a su economía libre, eran aquellas impuestas por la creencia de su operación basada en un orden moral creación de Dios, en lugar de uno estructurado por un gobierno creado por el hombre.




Pero por otro lado, las semillas del populismo ya plantadas, el surgimiento de las ciudades de la clase media progresista, y sobre todo, el romántico reformismo y altruismo nacionalista de Theodore Roosevelt, eran todos signos premonitorios de un cambio. Bajo la administración de Wilson esos cambios se iniciarían y luego se acelerarían con la participación de los EU en la catastrófica guerra mundial que destruyó la vieja Europa para siempre.

Durante todo el siglo XIX y los primeros años del siglo XX, las fuerzas democráticas de la sociedad americana limitaban el papel del gobierno siguiendo los designios de Jefferson y Jackson cuando afirmaban que, los gobiernos obesos siempre estaban asociados a las fuerzas reaccionarias de los reyes, emperadores, los federalistas y finalmente Wall Street. Los sistemas impositivos opresores, era solo una conspiración para robar dinero de la clase trabajadora y luego distribuirlo entre la elite de la clase politica. La lucha por ese poder a principios del siglo XX estaba en su apogeo.

EU como el laboratorio de ese nuevo fenómeno que Adam Smith describía en su libro La Riqueza de las Naciones, paria un desconocido fenómeno; la emergencia de las grandes corporaciones con todo su inmensurable poder de la acumulación del capital que se creaba en ese ambiente de libertad. Ante ese desconocido campo, la inteligencia perpleja se daba a buscar soluciones para neutralizar esa nueva fuerza arrolladora de la creación de riqueza y, volteaban hacia la posibilidad de crear un gobierno federal lo suficientemente poderoso con las vías de intervención abiertas, como el defensor del hombre ordinario frente a los excesos del poder corporativo.

La idea de un sector publico (el bien se requiere expandirlo) en oposición al sector privado (males potenciales; deben ser vigilados y reguladas) inició las posiciones en las mentes de los actores. Los primeros pensaban era necesario la expansión del estado y sus ingresos. Ante ese romántico panorama al inicio del siglo XX, el estado era comparado con los galantes caballeros de la edad media en sus cargas para defender al pobre y débil, ejecutando acciones con gran benevolencia que de otra forma, serían campo libre para el egoísta sector privado. Si Nostradamus hubiera vivido en esa era, podría haber parido una interesante predicción de la clase de aparato opresor en lo que se convertiría ese generoso estado de principios del siglo.

En este entorno don Gilberto a sus 29 años asumía la Secretaria más importante de la administración de don Adolfo de la Huerta, tal vez por ello aprovechaba para extender su estancia en Europa. A su regreso a México con una nueva visión, era tal el entusiasmo que mostraba por la diplomacia y los asuntos internacionales, que se le extendía un nombramiento en el servicio exterior como Cónsul en Japón.

Continua el tío: Corría el año de 1922 y retracé mi viaje a Japón para contraer matrimonio y, tuve el honor de que el Gral. Obregón aceptara ser padrino de mi boda. Obregón que desde 1920 ocupaba la presidencia, cancelaba mi nombramiento en el servicio exterior para ofrecerme de nuevo la Secretaria de Gobernación, con una frase muy especial: ¿Se acuerda Licenciado cuando en Jalisco le afirmé que nuestras vidas de nuevo se cruzarían? Pues ha llegado el momento. De esa forma me sumaba ahora a su histórica administración.

Mi participación en la política al lado del Gral. Obregón, sin duda fue la experiencia mas interesante y enriquecedora de mi vida. El presidente con gran decisión y sobre todo con su visión de estadista, se daba de inmediato a la solución de toda esa grave problemática acumulada ante un pueblo desesperado e impaciente. El Gral. Obregón es el hombre que yo más he admirado: hombre de gran inteligencia, ecuanimidad, decisión, y sobre todo, un valor indomable. Pero el panorama mundial ya apuntaba hacia una dirección diferente de sus visiones. Mi relación con el aun admirándolo y respetándolo, era difícil puesto que yo también soy un hombre de férreas ideas y de un apego irrestricto a la ley. Ello tal vez en ocasiones me hacia inflexible y ante los ojos de otros, poco práctico.

La situación politica del país continuaba siendo un caos y operaban cientos de partidos en todo el territorio nacional. Los caciques regionales y estatales continuaban ejerciendo presiones y acumulando poder, haciendo la función del gobierno federal muy difícil. Era la época de los militares y yo era de los pocos civiles en el gabinete y por ello, en repetidas ocasiones no me parecía las soluciones que se daban a ciertos problemas politicos y, me enfrentaba al presidente, pero siempre nuestra relación fue respetuosa y de mucha altura. Sin embargo, en ocasión de unas elecciones en San Luis Potosí, a mi juicio se cometieron infinidad de irregularidades de parte de los dos candidatos a la gubernatura. Con toda la información me presenté con el presidente recomendando se anularan.

El presidente luego de escucharme le pasó el asunto a uno de los Ministros de la Suprema Corte de Justicia para que dictaminara el caso. En el Inter y a mi juicio por no haber actuado en ese caso con firmeza y claridad, los actos de violencia política se proliferaban en el país, por lo que decidí que en esos momentos yo no tenía cabida en el gabinete y renuncié. Tuve largas discusiones con el Gral. Obregón de lo mas fructíferas, amigables y positivas, pero yo estaba firme en mi decisión por lo que finalmente me la aceptó. El Gral. Inclusive después de eso, me ofreció la Secretaria de Industria y Comercio para sustituir a Miguel Alesio.


Volvimos a platicar largamente y entre los dos decidimos que en esos momentos mi camino debería ser la diplomacia, por lo que me extendía el nombramiento de Ministro en Bélgica. En las siguientes semanas partiría a Europa llevándome con mi familia a tu padre que ya tenía un par de años viviendo con nosotros, asistiendo a la escuela en la ciudad de Mexico.

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