“Estoy realmente sorprendido de la falta de información que existe en México sobre las serias transgresiones de la candidata Hillary Clinton, que a pesar de su gravedad, han sido ignoradas por el sistema judicial estadounidense.”
RICARDO VALENZUELA
Hace un par de semanas exponíamos infinidad de serias transgresiones de la candidata Hillary Clinton, mismas que siempre, a pesar de su gravedad, han sido ignoradas por el sistema judicial. Estoy realmente sorprendido de la falta de información que existe en México en donde, como un amigo comentara, Hillary es considerada la Juana del Arco estadounidense, con cierto aroma de Madre Teresa.
LA NUEVA ERA
Es una realidad que lo anunciado por J.D. Davidson se está cumpliendo. La nación-estado se marchita y los bárbaros están ya ejerciendo su poder tras bambalinas. Organizaciones como la mafia rusa, grupos étnicos criminales, grandes narcos, y agencias encubiertas renegadas, cada día se identifican más como poderes regionales en su propio derecho. Esos bárbaros modernos, más de lo que se sospecha, han ya infiltrado las formas de la nación-estado sin cambiar sus apariencias. Son micro parásitos que se alimentan de un sistema moribundo.
El fin de una era es normalmente periodo de intensa corrupción. A medida que las ataduras del viejo sistema se disuelven, el tejido social se disuelve con ellas creando un ambiente en el cual, a gente en posiciones de alto liderazgo, se les facilitará y, aquellos que no portan principios morales y éticos, procederán a combinar propósitos públicos con actividades criminales privadas.
LOS ACTORES
Hace unos días se dio a conocer —hasta donde permite la media de EU— el resultado de una investigación que debela las fraudulentas operaciones de la Fundación Clinton. Los prestigiados investigadores, Charles Ortel y Jack Kelly, dan a conocer los resultados de su expedición a las entrañas de la citada Fundación. Kelly afirma: “Este no es el peor de los casos de corrupción en medios gubernamentales. Es la suma de todos los casos de corrupción gubernamental en la historia de los EU”.
Ortel toma entonces la batuta para informar: “De los miles de millones de dólares que los Clinton han recibido a través de la Fundación y otras organizaciones “caritativas”, solamente el 2% se ha dedicado a las verdaderas operaciones de apoyo, ayuda y caridad, para lo cual fueron establecidas y el IRS les autorizara exención de impuestos”. Es decir, el 98% de los dineros recibidos permanecen extraviados y sin contabilizar.
Sin embargo, en la nota anterior dejamos de lado el principal pilar del negro edificio de los Clinton, Bill. Desde Rusia, Japón a EU, el crimen organizado es un factor más importante en la operación de las economías, que lo aprendido en los libros de texto cuando se nos preparaba como economistas. Lo que los sicilianos llaman; “sistema de potere”, o, sistema de poder del crimen organizado, ha incrementado su papel para determinar el manejo las economías.
Todo esto nos conduce al impenetrable edén de Bill Clinton.
Roger Morris, un escritor que exhibe credenciales de izquierda, fue también funcionario de seguridad en varias administraciones demócratas. En su libro, “Socios en el Poder”, detalla un sórdido pasado de Bill que haría lucir a Raúl Salinas de Gortari, como un inocente boy scout. En su época de estudiante, Clinton fue reclutado por la CIA para monitorear activistas opuestos a la guerra de Viet Nam. Permaneció en la CIA, que lo llevaría a la gubernatura de Arkansas, para ser el facilitador de las operaciones de la agencia importando cocaína, y exportando armas. Un pequeño pueblo en Arkansas, Mena, se convirtió en el centro mundial del narcotráfico bajo el comando de Bill Clinton.
EL PRESIDENTE DE LA MAFIA
Un ex fiscal federal, cuya especialidad es el crimen organizado, afirma que la elección de Clinton, como gobernador de Arkansas, fue abrir la puerta de la política a la mafia. Gentes cobrando favores, llegaron para establecer ese paraíso de corrupción. No eran principiantes, eran las poderosas familias del Este y Oeste del país. Morris en su libro, narra cómo uno de los guardaespaldas de Bill, L.D. Brown, al hacer alusión a “ese negocio de la CIA”, Bill de inmediato aclara: “El negocio no es de la CIA, es de Lasater”. Dan Lasater era íntimo amigo de Bill, y uno de sus más importantes soportes financieros, quien fuera convicto de tráfico de cocaína.
Cuando Bill llegara a la Casa Blanca, arribaban con él aliados claves del mismo perfil, como fueron sindicatos con fuertes ligas o controlados por la mafia. Uno de ellos, Arthur Coia, campeón de los recabadores de fondos para Clinton, era presidente de la “Unión Internacional de trabajadores de América del Norte”, el sindicato más corrupto de la historia. El Departamento de Justicia de Clinton, siempre protegió a Coia en lo que New York Magazine describe, como un raro y generoso acuerdo para retener su posición, aun ante importantes cargos de parte de ese mismo ente judicial, acusándolo de fuertes ligas con figuras del crimen organizado.
R. Emmett Tyrell, editor de “American Spector,” no es socialista de izquierda como Morris. Sin embargo, su libro “Boy Clinton” contiene casi los mismos detalles que cita Morris, describiendo a Clinton como un político corrupto, íntimamente ligado a negocios de drogas y otros crímenes. Inclusive, en el prólogo de su libro, cita a L.D. Brown, el guardaespaldas de Clinton, afirmando que Clinton fue cómplice en las actividades de grupos de sicarios dedicados a eliminar testigos de las operaciones de drogas en Mena. El mismo Brown testificó haber sido enviado en 1986 a Puerto Vallarta, con el objetivo de asesinar a Terry Reed, encargo no cumplido.
Reed se hizo famoso como co-autor del libro “Comprommised: Clinton, Bush and the CIA”. Su tesis es que la agencia había logrado establecer una presidencia compartida, y sus “operaciones negras,” como el cáncer, habían metastizado todos los órganos de gobierno. También repetía la relación de Bill con esos grupos criminales, en operaciones de tráfico de drogas y armas en Arkansas.
La corrupción política representa la privatización del estado, cuando su poder no fluye hacia el mercado, como normalmente sucede, sino hacia políticos, oficiales del gobierno y burócratas. Utilizan luego medios ilegales para adquirir recursos. Eso ha sucedido con la maquinaria del gobierno y, en especial, todas las agencias policiacas de Clinton a Obama. El estado de derecho se convirtió en lo que Clinton, Obama, y sus cómplices, han querido que sea para utilizarlo a su favor.
Los Clinton son políticos que han identificado las culturas híbridas contraproductivas, que emergen impregnadas de subsidios e intervenciones, lo que quieren, y se lo ofrecen. En los EU se ha perdido lo que le dio vida al espíritu de la nación. El derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad. Cuando el estado se torna en un ente de poderes sin límite, se convierte en el gran enemigo de vida, cuando hace la guerra o actúa como juez y ejecutor, de la propiedad, cuando toma abusivas porciones de riqueza nacional para sus inmorales propósitos. La libertad desaparece y es cuando nos damos cuenta, como afirma Ayn Rand, el país está condenado.
Hace un par de semanas exponíamos infinidad de serias transgresiones de la candidata Hillary Clinton, mismas que siempre, a pesar de su gravedad, han sido ignoradas por el sistema judicial. Estoy realmente sorprendido de la falta de información que existe en México en donde, como un amigo comentara, Hillary es considerada la Juana del Arco estadounidense, con cierto aroma de Madre Teresa.
LA NUEVA ERA
Es una realidad que lo anunciado por J.D. Davidson se está cumpliendo. La nación-estado se marchita y los bárbaros están ya ejerciendo su poder tras bambalinas. Organizaciones como la mafia rusa, grupos étnicos criminales, grandes narcos, y agencias encubiertas renegadas, cada día se identifican más como poderes regionales en su propio derecho. Esos bárbaros modernos, más de lo que se sospecha, han ya infiltrado las formas de la nación-estado sin cambiar sus apariencias. Son micro parásitos que se alimentan de un sistema moribundo.
El fin de una era es normalmente periodo de intensa corrupción. A medida que las ataduras del viejo sistema se disuelven, el tejido social se disuelve con ellas creando un ambiente en el cual, a gente en posiciones de alto liderazgo, se les facilitará y, aquellos que no portan principios morales y éticos, procederán a combinar propósitos públicos con actividades criminales privadas.
LOS ACTORES
Hace unos días se dio a conocer —hasta donde permite la media de EU— el resultado de una investigación que debela las fraudulentas operaciones de la Fundación Clinton. Los prestigiados investigadores, Charles Ortel y Jack Kelly, dan a conocer los resultados de su expedición a las entrañas de la citada Fundación. Kelly afirma: “Este no es el peor de los casos de corrupción en medios gubernamentales. Es la suma de todos los casos de corrupción gubernamental en la historia de los EU”.
Ortel toma entonces la batuta para informar: “De los miles de millones de dólares que los Clinton han recibido a través de la Fundación y otras organizaciones “caritativas”, solamente el 2% se ha dedicado a las verdaderas operaciones de apoyo, ayuda y caridad, para lo cual fueron establecidas y el IRS les autorizara exención de impuestos”. Es decir, el 98% de los dineros recibidos permanecen extraviados y sin contabilizar.
Sin embargo, en la nota anterior dejamos de lado el principal pilar del negro edificio de los Clinton, Bill. Desde Rusia, Japón a EU, el crimen organizado es un factor más importante en la operación de las economías, que lo aprendido en los libros de texto cuando se nos preparaba como economistas. Lo que los sicilianos llaman; “sistema de potere”, o, sistema de poder del crimen organizado, ha incrementado su papel para determinar el manejo las economías.
Todo esto nos conduce al impenetrable edén de Bill Clinton.
Roger Morris, un escritor que exhibe credenciales de izquierda, fue también funcionario de seguridad en varias administraciones demócratas. En su libro, “Socios en el Poder”, detalla un sórdido pasado de Bill que haría lucir a Raúl Salinas de Gortari, como un inocente boy scout. En su época de estudiante, Clinton fue reclutado por la CIA para monitorear activistas opuestos a la guerra de Viet Nam. Permaneció en la CIA, que lo llevaría a la gubernatura de Arkansas, para ser el facilitador de las operaciones de la agencia importando cocaína, y exportando armas. Un pequeño pueblo en Arkansas, Mena, se convirtió en el centro mundial del narcotráfico bajo el comando de Bill Clinton.
EL PRESIDENTE DE LA MAFIA
Un ex fiscal federal, cuya especialidad es el crimen organizado, afirma que la elección de Clinton, como gobernador de Arkansas, fue abrir la puerta de la política a la mafia. Gentes cobrando favores, llegaron para establecer ese paraíso de corrupción. No eran principiantes, eran las poderosas familias del Este y Oeste del país. Morris en su libro, narra cómo uno de los guardaespaldas de Bill, L.D. Brown, al hacer alusión a “ese negocio de la CIA”, Bill de inmediato aclara: “El negocio no es de la CIA, es de Lasater”. Dan Lasater era íntimo amigo de Bill, y uno de sus más importantes soportes financieros, quien fuera convicto de tráfico de cocaína.
Cuando Bill llegara a la Casa Blanca, arribaban con él aliados claves del mismo perfil, como fueron sindicatos con fuertes ligas o controlados por la mafia. Uno de ellos, Arthur Coia, campeón de los recabadores de fondos para Clinton, era presidente de la “Unión Internacional de trabajadores de América del Norte”, el sindicato más corrupto de la historia. El Departamento de Justicia de Clinton, siempre protegió a Coia en lo que New York Magazine describe, como un raro y generoso acuerdo para retener su posición, aun ante importantes cargos de parte de ese mismo ente judicial, acusándolo de fuertes ligas con figuras del crimen organizado.
R. Emmett Tyrell, editor de “American Spector,” no es socialista de izquierda como Morris. Sin embargo, su libro “Boy Clinton” contiene casi los mismos detalles que cita Morris, describiendo a Clinton como un político corrupto, íntimamente ligado a negocios de drogas y otros crímenes. Inclusive, en el prólogo de su libro, cita a L.D. Brown, el guardaespaldas de Clinton, afirmando que Clinton fue cómplice en las actividades de grupos de sicarios dedicados a eliminar testigos de las operaciones de drogas en Mena. El mismo Brown testificó haber sido enviado en 1986 a Puerto Vallarta, con el objetivo de asesinar a Terry Reed, encargo no cumplido.
Reed se hizo famoso como co-autor del libro “Comprommised: Clinton, Bush and the CIA”. Su tesis es que la agencia había logrado establecer una presidencia compartida, y sus “operaciones negras,” como el cáncer, habían metastizado todos los órganos de gobierno. También repetía la relación de Bill con esos grupos criminales, en operaciones de tráfico de drogas y armas en Arkansas.
La corrupción política representa la privatización del estado, cuando su poder no fluye hacia el mercado, como normalmente sucede, sino hacia políticos, oficiales del gobierno y burócratas. Utilizan luego medios ilegales para adquirir recursos. Eso ha sucedido con la maquinaria del gobierno y, en especial, todas las agencias policiacas de Clinton a Obama. El estado de derecho se convirtió en lo que Clinton, Obama, y sus cómplices, han querido que sea para utilizarlo a su favor.
Los Clinton son políticos que han identificado las culturas híbridas contraproductivas, que emergen impregnadas de subsidios e intervenciones, lo que quieren, y se lo ofrecen. En los EU se ha perdido lo que le dio vida al espíritu de la nación. El derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad. Cuando el estado se torna en un ente de poderes sin límite, se convierte en el gran enemigo de vida, cuando hace la guerra o actúa como juez y ejecutor, de la propiedad, cuando toma abusivas porciones de riqueza nacional para sus inmorales propósitos. La libertad desaparece y es cuando nos damos cuenta, como afirma Ayn Rand, el país está condenado.
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