Saturday, December 17, 2016

Islama nostrum (II)




“No quieren competir a base de trabajo y creación de riqueza, sino a base de la destrucción de ella y de los infieles que traten de construirla.”


RICARDO VALENZUELA
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En Noviembre de 1989, el laureado Nobel de economía, Hayek, observaba el evento en su casa en Austria. Le rodaban unas lágrimas cuando afirmaba: “Se los dije. Ahora el próximo demonio que enfrentará la humanidad, es el Islam”.
“Durante el siglo 7 un árabe de linaje egipcio, combinando los poderes de su genialidad, la energía de un fanático, y el fraudulento espíritu de un impostor, se proclamaba como mensajero del cielo y procedió a cubrir la tierra con desolación y desilusión. Conectó con destreza la audacia de la falsedad, para declararse profeta y el apóstol de un Dios omnipotente, Alláh.”
“Envenenó las fuentes de la felicidad humana, degradó la condición sexual de la mujer, permitió la poligamia, y declaró guerra perpetua de exterminio contra de los todos infieles del mundo, como parte de su religión. Decretó la violencia e injuria como esencia de su doctrina, para exaltar la brutalidad y los instintos animales del ser humano.
“Los hemos combatido en una guerra de 1500 años. Pero mientras los dogmas deformados de ese falso profeta sigan rigiendo las mentes enfermas de sus seguidores, nunca habrá paz sobre la tierra, ni buena voluntad entre los hombres”.
John Quincy Adams (Presidente de EU, 1825-1829)


Hace unas semanas el escritor británico, Martin Wolf, dedicó su columna del Financial Times para hacer una llamada de unidad mundial en contra del terrorismo, al mismo tiempo que, en EU se daba a conocer la red de organizaciones clandestinas ligadas a la hermandad musulmana, cuyo objetivo es destruir a su gran enemigo desde el interior. Se daba también a conocer, cómo Obama, de forma sigilosa entregaba a esos grupos del islam, $800 millones de dólares para “la reconstrucción de sus mezquitas”.
Días después, emergía una pieza del rompecabezas estructurado por los Perfectos Idiotas Internacionales. El Director del Centro para Investigación de Inequidad y Seguridad Humana de la Universidad de Oxford, rebate al Dr. Wolf con una sarta de estupideces más larga que su título. Afirma, el sabio Profesor, que el origen de esta problemática es provocada por la desigualdad económica entre los países árabes y occidente, cada día más grande y creciente. Al parecer en Inglaterra también tienen su Hugo Chávez.
Es decir, en las sabias palabras del Profesor, los musulmanes son pobres y occidente es rico a costa de su pobreza. Entonces deciden destruirlos y el profesor, de forma subliminal, desliza la razón que asiste a estos maniáticos en su diabólico esfuerzo, como cierta forma de venganza por sus desgracias y justificar sus conductas barbáricas, cuando pretenden estacionarnos a su nivel cavernícola y de esa forma lograr un mundo más justo.
Pero nuestro intelectual olvida, que gran parte de las reservas petroleras del mundo son controladas por esos países musulmanes por lo que, durante los últimos 50 años, han recibido muchos trillones de dólares producto de su venta. Pasa luego a asumir la postura de los Perfectos Idiotas Mundiales cuando afirman: “somos pobres porque ellos son ricos,” en otras palabras; los musulmanes no son responsables de su pobreza, y se requiere buscar a quien culpar por sus fracasos, canalizar el odio y arremeter contra ellos.
Luego, el profesor reclama soluciones para esa injusta diferencia. Lo que aparentemente propone es que, los países que se han dedicado a construir tales niveles de prosperidad a base de liberar sus economías, y motivando a sus ciudadanos para trabajar, invertir, arriesgar, han logrado crear esa inmensa riqueza, acepten una extorsión similar a la que lleva a cabo la mafia siciliana a nivel mundial, o, las estrategias de los zetas Mexicanos en los territorios que ya controlan, a base de sus arremetidas de intimidación.
Y es que, efectivamente las disparidades son enormes, pero igualmente enormes son las diferencias entre los sistemas económico-políticos de las partes. El PIB combinado de todos los países musulmanes del mundo, no representa el 10% del de los EU siendo que, los musulmanes configuran más del 20% de la población mundial, mientras que la de EU no alcanza el 5%. El Ingreso per cápita combinado de todos los países musulmanes, no llega al 5% del de los EU.
Pero si analizamos sus calificaciones en libertad económica, EU ocupa el lugar #12, cortesía de Obama que lo ha hecho perder 6 puestos, mientras que el país musulmán mejor clasificado es Jordania, ocupando el #50, y el resto no alcanzan a debutar en la lista de los cien países calificados. La prosperidad de las naciones camina de la mano con las liberaciones de sus economías, también las libertades civiles de sus sociedades, operando gobiernos delgados y, como afirma Paul Romer, reglas que permitan emerja la creatividad, el espíritu empresarial y el trabajo de sus pobladores, protegiendo el fruto de ese trabajo mediante un sistema judicial limpio.
Para él, la acumulación de riqueza de occidente no es meritocracia, y la pobreza musulmana no es producto de sus teocracias de la edad de piedra, sino que es la suma cero, “cuando alguien gana, alguien pierde”. Él acepta que, en lugar de construir economías modernas para abandonar las cavernas, se dediquen a destruir esas naciones que crearon la Revolución Industrial. Considera natural el que, si esos países no responden a sus demandas, se les aplique toda la furia del islam mientras que, por sus méritos en la carnicería, esos guerreros esperan llegar al reino de Alá con sus noventa vírgenes.
Ellos quieren un mundo en el cual sea modificada la definición clásica de economía: “El satisfacer demandas crecientes con recursos escasos,” a una más compasiva: “Satisfacer las necesidades básicas reprimidas, a base de provocar cada vez más escasez de recursos.” Todo ello en nombre de Alá, del Islam, y quien no acepte sus principios, se convierte en diabólico infiel que deba ser decapitado, al mismo tiempo que sus castas monárquicas o sus dictadores, retacan los bancos europeos con sus petrodólares.
Otro sabio, pero éste de la Universidad de Michigan, el Prof. Mazrui, lo expresa muy claramente: “El declive de la civilización occidental está ya a la vista y es bienvenida. Porque es en el interés de la humanidad que suceda, permitiendo que los diferentes segmentos de la raza humana disfruten de una parte más justa de los recursos del planeta y, además, la capacidad de controlar la marcha de la historia.”  Es decir, no hay que competir a base de trabajo y creación de riqueza, sino a base de la destrucción de ella y de los infieles que traten de construirla.
Entonces, como el cuento de Blanca Nieves, cuando el espejito nos de la mala noticia que hay otro más guapo, más rico y más próspero que nosotros, lo eliminamos, pero en lugar de usar manzanas envenenadas, usaremos explosiones nucleares en casa de ese odiado sujeto que desentona el panorama mundial y, con su estilo competitivo, constantemente crea más necesidades desafinando la marcha del equilibrio perfecto… del Islam.

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