Friday, December 16, 2016

PURIFICACIÓN DEL PROCESO ECONOMICO

REFLEXIONES LIBERTARIAS
Ricardo Valenzuela
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El Siglo XX fue rico en historia económica. Desde su inicio con la revolución bolchevique que llevó a los comunistas al poder en Rusia; la mexicana fuente de ese híbrido sistema que nos aprisionó durante mas de 70 años; la cubana que instaló el único gobierno comunista de América. Sin embargo, el capítulo más importante se escribió durante su última década cuando el aparato represivo de la Unión Soviética inició su derrumbe. Los truenos de la tempestad brotaron en un pequeño país europeo llamado Polonia. Los electrizantes elementos que alimentaban esa tempestad fueron dos hombre ejemplares; Juan Pablo II y Lech Walesa.




Las predicciones de Hayek se hicieron realidades ante sus cansados ojos cuando desde su cabaña en Austria testificaba el cumplimiento de su profecía frente a un viejo televisor, y sonriendo parecía afirmar; se los dije. Siguiendo el rumbo de la brújula de Hayek otra gran economista había hecho la misma predicción en un libro publicado a finales de los 80s, su nombre; Judy Shelton. El derrumbe de la Unión Soviética coincidía con lo que muy pocos captaron en nuestro país: el inicio de la debacle del sistema que nos había oprimido durante la mayor parte del siglo. En diciembre de 1988 tomaba posesión de la presidencia de México Carlos Salinas de Gortari con su grupo de reformadores.   

Aun cuando Von Mises y Shelton de forma muy precisa leyeron el futuro, no lo leyeron completo. Ninguno de los dos predijo la avenida posterior al derrumbe de ambos sistemas. Sin embargo, espulgando los escritos de Von Mises encontré un tema que él siempre exponía con gran pasión: “La creativa destrucción de los mercados.” Von Mises aseguraba que las eventuales recesiones en el fondo eran buenas porque limpiaban los mercados de los malos proyectos. Era una poda de las ramas que no dejaban el sano crecimiento del árbol. Luego citaba las palabras de James Allen: “El sufrimiento tiene su función y es la de purificar; quemar lo que es inútil e impuro.”

Cuando leí por primera vez, lo identifiqué con la recesión que se había presentado en los EU en 1982 cuando Reagan cortó la borrachera keynesiana que el país había vivido durante 30 años, para luego emerger vigoroso produciendo los 8 años de vacas gordas. Sin embargo, EU no era Rusia o México. En estos dos países que yo tanto he comparado en mis escritos, no existía una saludable sociedad civil ni una verdadera clase empresarial. A los rusos sus líderes les informaron; “hasta el día de hoy fuimos comunistas, a partir de mañana somos capitalistas.” Pero nadie les describió la dolorosa ruta que deberían de transitar. En estos casos no aplicaba la afirmación de Cervantes: “La jornada debe ser mejor que el destino.”

La década de los 90s que con tanta ilusión iniciara, fue tanto para Rusia como para México un verdadero vía crucis en el que los hambrientos ciudadanos invocaban a Lenin y a Echeverría. La historia nos ha enseñado que la libertad no sobrevive sin una fundación moral. La rampante corrupción tomó el timón de las reformas y el comunismo de Rusia se convirtió en un capitalismo gansteril. La economía mixta de México emergió como un club privado de capitalistas yupis quienes iniciaron la gran fiesta; Pero los que no fueron invitados a la pachanga, simplemente decidieron quemar la casa. Ambos países sellaron sus debacles con sus respectivas devaluaciones que los postraron de rodillas. Pero;  ¿hemos aprendido algo.?

En México se sacudió lo suficiente el árbol para que “algunas” de las frutas podridas cayeran y la dictadura perfecta llegó a su fin. Las dos recesiones por no decir depresiones de ambos países han tendido consecuencias si no diferentes, no con el mismo calendario. En México el Presidente Fox encontró los cofres vacíos y una deuda impagable. El rescate primero de Wall Street con los préstamos de Clinton y después el de la banca a través del Fobaproa no han permitido que La Creativa Destrucción de los Mercados funcione, y se inicie el desarrollo de una verdadera economía saludable. Es increíble que las empresas mexicanas simplemente escurriendo la basura debajo de la alfombra, sigan operando como si nada hubiera pasado.

En Rusia por el contrario, se han producido los efectos que con gran visión señalaba Von Mises. Después del choque nacional que produjo la gran crisis, ha resurgido una nueva actitud del pueblo ruso. Está también provocando una consolidación de la economía bajo el proceso de desaparición de los grupos gansteriles y el nacimiento de una verdadera clase empresarial. Al inicio del programa de privatización, las empresas rusas quedaron en manos de los oligarcas que procedieron a vender sus activos y saquear sus tesorerías. Sin embargo, en estos momentos los verdaderos empresarios están emergiendo. La catástrofe financiera de 1998 ha traído a Rusia la necesidad de transparencia y la vigencia de la ley. 

El Presidente Putin con su mano de hierro, ha sido el arquitecto de esta nueva avanzada estructurando una macroeconomía sana. Pero la verdadera carga la encabezan una nueva generación de ciudadanos que ya han aprendido las reglas de los mercados mundiales. Mikhail Fridman es un buen ejemplo. El Presidente del exitoso Grupo Alfa afirma: Tenemos una participación muy importante en TNK, la tercera compañía petrolera en importancia del país. El año pasado tuvo utilidades de 2 Billones de dólares. Pero si en estos momentos la tratamos de vender, no estoy seguro si lo pudiésemos hacer por 4 Billones. Si la inversión extranjera regresa a Rusia—y la estamos atrayendo--, utilizando los factores internacionales de capitalización la podemos vender por 10 Billones.


El reconquistar esa confianza no es solo responsabilidad de los empresarios. Aquí es donde un buen gobierno tiene su importante papel. Un mejor clima de inversión demanda un sistema legal fuerte y claro para garantizar el cumplimiento de los contratos, proteger la propiedad privada, un sistema impositivo que promueva no aniquile la inversión, y sobre todo, desaparecer el funesto capitalismo crony de los 90s. Rusia camina con firmeza hacia esa dirección y los mercados internacionales les gusta lo que atestiguan. No hay duda de que la crisis como lo predijo Von Mises le ha hecho a ese gran país un invaluable servicio; ha purificado su economía, mientras que en México seguimos navegando sin rumbo.

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