“En los últimos treinta años la transformación del mundo ha sido de proporciones bíblicas.”
RICARDO VALENZUELA
Hace ya más de 30 años, por primera vez tuve la oportunidad de sorber los torrentes de sabiduría de una de las mentes más brillantes del siglo pasado; Milton Friedman. Fue un evento organizado por el Banco de América en San Francisco, y el tema era los problemas que la banca americana enfrentaba en esos momentos, pero, llevado por las inquietudes de los concurrentes, se convirtió en un banquete en el cual nos servía la perspectiva económica mundial. Sería la primera vez que con solemnidad me enfrentaba a la grave situación, no sólo de México, del mundo entero.
Al recordar el evento, me digo a mi mismo; “la transformación del mundo ha sido de proporciones bíblicas.” En aquellos momentos los EU eran presa del Keynesianismo y los postraba comatoso con Stagflación. Europa era un continente totalmente dominado por partidos social demócratas—enemigos de los mercados—lo que ya provocaba su euroesclerosis. En América Latina se cocinaba lo que sería la década pérdida entre guerrillas, autocracia, políticos corruptos, estatismo. El comunismo asfixiaba con su abrazo a más de la mitad de la población mundial y la guerra fría exhibía, con sus miles de misiles nucleares activados, la fragilidad de la paz mundial.
Menos del 10% de la población del mundo practicaba algo que se pudiera asemejar a los mercados libres. El comercio mundial navegaba con el moto; “yo te vendo y no te compro.” En la América española nuestra religión era la sustitución de importaciones, el mercantilismo, el rentismo, el agrarismo, la economía comandada desde los palacios. En el caso de México, el petróleo provocaba que un Presidente nos arengara preparándonos para administrar la abundancia. La OPEP había logrado que los EU se arrodillara y sentenciaban ahora un mundo comandado por los sultanes del golfo pérsico.
El PIB de los EU se situaba en unos 6 Trillones de dólares y el mundial no alcanzaba los 20. Jimmy Carter, en contraste con López Portillo, en su famoso mensaje conocido como The Malasie, arengaba a los americanos para que se resignaran a vivir la ruina invitándolos a que aceptaran el declive del país como uno más de ciclos históricos de la humanidad. Japón y su capitalismo de Estado emergían como la nueva potencia económica y, en opinión del infame grupo de Los Revisionistas, marcaban la ruta hacia el futuro no sólo para los países pobres del planeta, sino también para los EU exigiendo el cambio de rumbo. Las monedas se echaban a flotar a la deriva en medio de un océano embravecido, y el fantasma de la inflación exprimía al mundo.
Pero en un pequeño país en el extremo del cono sur de Sudamérica, un oscuro General asentaba uno más de los gorilazos tan populares en la región, despertando el odio de los progresistas y la sorpresa internacional, cuando, luego de dar reversa al asalto socialistoide del camarada Allende, iniciaba actividades que no correspondían al pasado de los militares golpistas. Encabezando un grupo de economistas que se conocerían como los Chicago Boys, se daba al derrumbe del edificio mercantilista de Chile, para instalar la primera economía de mercado del continente Latinoamericano.
Por esos días un joven desertor de Harvard de apellido Gates—traducido al castellano sería “puertas”— se embarcaba en algo que se antojaba una locura; el inicio de una empresa llamada Microsoft— ¡pero qué clase de puertas abriría! Otro joven economista llamado Art Laffer, dibujaba en una servilleta del restaurante Michael’s de Nueva York ante Robert Mundell, su famosa curva y ambos le darían vida a la novedosa teoría del Supply—Side economics. Otro miembro de los Baby Boomer de nombre Mike Milken, operando desde uno de los Bancos de Inversión, iniciaba una revolución financiera para democratizar el capital a través de su invento; los bonos de alto rendimiento.
A más de treinta años de distancia ¿Cuál es ahora el panorama? Los EU han casi triplicado su PIB al estar arribando a los 16 Trillones de dólares. El capitalismo dirigido de Japón se ha hundido en las borrascosas aguas de las recesiones, y ahora estabilizan su modelo orando ante el altar de los verdaderos mercados libres. Casi el 50% de la población del mundo saborea los frutos de la libertad de mercados—incluyendo la vieja Unión Soviética y Europa Oriental, la India y, el mejor ejemplo de todos; China, sumando casi la mitad de la población mundial. El PIB mundial ha llegado a los 60 Trillones de dólares. El intercambio comercial del mundo ha explotado.
Hemos arribado a un importante parte aguas de la historia. Europa de nuevo emite los gemidos de su euroesclerosis con el declive de su población, sus 35 horas de trabajo a la semana y sus políticas socialistoides de nuevo en el menú. Japón luce recuperado y su temperatura ha cedido, se estima crezca este año un 2%. Las economías G7 se encuentran en estado comatoso encabezadas por una Europa a punto de una quiebra masiva. Los EU caminan la ruta hacia la servidumbre liderados por Obama cuando ya el gobierno consume casi el 50% de su PIB.
En estos últimos treinta años ha surgido un fenómeno que en aquella época se antojaba imposible y que, sin lugar a dudas, cambia las perspectivas del futuro geopolítico del globo. Las tres regiones del mundo en las cuales el comunismo asomaba sus garras en una amenaza apocalíptica, lo han tirado por la borda abrazando el capitalismo democrático, en un evento que para siempre marcará ese gran parte aguas de la historia. Rusos, americanos, chinos ya no compiten por la dominación militar, geográfica e ideológica, ahora compiten por los mercados del mundo.
Entre un clamor mundial ante graves enfrentamientos étnicos, conflictos regionales, terrorismo, narcotráfico, los países desarrollados hacen a un lado sus ambiciones militares, territoriales, y ahora luchan ya no por control político, sino por un pedazo mayor de ese gran pastel mundial; la riqueza que se genera en estos momentos. Estamos arribando a un mundo en el cual los activos más importantes son los menos tangibles—en el cual la tierra es menos importante que gente educada; en el cual los inventarios de productos, capital y mano de obra, son menos importantes que el control de sus flujos, en el cual los intereses parroquiales son menos importantes que la economía mundial como un todo.
De la misma forma que algunos eventos ocurridos en el siglo XIX, como la independencia y nacimiento de los EU sentaron las bases para el desarrollo de los pueblos en los siguientes doscientos años, en estos momentos, con estrategias diferentes, se mueven de nuevo las piezas de este ajedrez mundial que deba dictar el rumbo de la humanidad en los siglos por venir. Un nuevo tipo de nación está ya emergiendo. Un concepto de estado ágil, delgado y de un total abandono de la agricultura y la manufactura, pero con grandes capacidades de liderazgo, con fórmulas financieras novedosas, de gran creatividad, ungidos de libertad, para poder controlar activos en cualquier parte del planeta… sus ejemplos son Hong Kong y Singapur.
En la segunda parte analizamos China. Tercera; La India. Cuarta; Rusia! Quinta; México y el nuevo estadio mundial del siglo XXI.
Hace ya más de 30 años, por primera vez tuve la oportunidad de sorber los torrentes de sabiduría de una de las mentes más brillantes del siglo pasado; Milton Friedman. Fue un evento organizado por el Banco de América en San Francisco, y el tema era los problemas que la banca americana enfrentaba en esos momentos, pero, llevado por las inquietudes de los concurrentes, se convirtió en un banquete en el cual nos servía la perspectiva económica mundial. Sería la primera vez que con solemnidad me enfrentaba a la grave situación, no sólo de México, del mundo entero.
Al recordar el evento, me digo a mi mismo; “la transformación del mundo ha sido de proporciones bíblicas.” En aquellos momentos los EU eran presa del Keynesianismo y los postraba comatoso con Stagflación. Europa era un continente totalmente dominado por partidos social demócratas—enemigos de los mercados—lo que ya provocaba su euroesclerosis. En América Latina se cocinaba lo que sería la década pérdida entre guerrillas, autocracia, políticos corruptos, estatismo. El comunismo asfixiaba con su abrazo a más de la mitad de la población mundial y la guerra fría exhibía, con sus miles de misiles nucleares activados, la fragilidad de la paz mundial.
Menos del 10% de la población del mundo practicaba algo que se pudiera asemejar a los mercados libres. El comercio mundial navegaba con el moto; “yo te vendo y no te compro.” En la América española nuestra religión era la sustitución de importaciones, el mercantilismo, el rentismo, el agrarismo, la economía comandada desde los palacios. En el caso de México, el petróleo provocaba que un Presidente nos arengara preparándonos para administrar la abundancia. La OPEP había logrado que los EU se arrodillara y sentenciaban ahora un mundo comandado por los sultanes del golfo pérsico.
El PIB de los EU se situaba en unos 6 Trillones de dólares y el mundial no alcanzaba los 20. Jimmy Carter, en contraste con López Portillo, en su famoso mensaje conocido como The Malasie, arengaba a los americanos para que se resignaran a vivir la ruina invitándolos a que aceptaran el declive del país como uno más de ciclos históricos de la humanidad. Japón y su capitalismo de Estado emergían como la nueva potencia económica y, en opinión del infame grupo de Los Revisionistas, marcaban la ruta hacia el futuro no sólo para los países pobres del planeta, sino también para los EU exigiendo el cambio de rumbo. Las monedas se echaban a flotar a la deriva en medio de un océano embravecido, y el fantasma de la inflación exprimía al mundo.
Pero en un pequeño país en el extremo del cono sur de Sudamérica, un oscuro General asentaba uno más de los gorilazos tan populares en la región, despertando el odio de los progresistas y la sorpresa internacional, cuando, luego de dar reversa al asalto socialistoide del camarada Allende, iniciaba actividades que no correspondían al pasado de los militares golpistas. Encabezando un grupo de economistas que se conocerían como los Chicago Boys, se daba al derrumbe del edificio mercantilista de Chile, para instalar la primera economía de mercado del continente Latinoamericano.
Por esos días un joven desertor de Harvard de apellido Gates—traducido al castellano sería “puertas”— se embarcaba en algo que se antojaba una locura; el inicio de una empresa llamada Microsoft— ¡pero qué clase de puertas abriría! Otro joven economista llamado Art Laffer, dibujaba en una servilleta del restaurante Michael’s de Nueva York ante Robert Mundell, su famosa curva y ambos le darían vida a la novedosa teoría del Supply—Side economics. Otro miembro de los Baby Boomer de nombre Mike Milken, operando desde uno de los Bancos de Inversión, iniciaba una revolución financiera para democratizar el capital a través de su invento; los bonos de alto rendimiento.
A más de treinta años de distancia ¿Cuál es ahora el panorama? Los EU han casi triplicado su PIB al estar arribando a los 16 Trillones de dólares. El capitalismo dirigido de Japón se ha hundido en las borrascosas aguas de las recesiones, y ahora estabilizan su modelo orando ante el altar de los verdaderos mercados libres. Casi el 50% de la población del mundo saborea los frutos de la libertad de mercados—incluyendo la vieja Unión Soviética y Europa Oriental, la India y, el mejor ejemplo de todos; China, sumando casi la mitad de la población mundial. El PIB mundial ha llegado a los 60 Trillones de dólares. El intercambio comercial del mundo ha explotado.
Hemos arribado a un importante parte aguas de la historia. Europa de nuevo emite los gemidos de su euroesclerosis con el declive de su población, sus 35 horas de trabajo a la semana y sus políticas socialistoides de nuevo en el menú. Japón luce recuperado y su temperatura ha cedido, se estima crezca este año un 2%. Las economías G7 se encuentran en estado comatoso encabezadas por una Europa a punto de una quiebra masiva. Los EU caminan la ruta hacia la servidumbre liderados por Obama cuando ya el gobierno consume casi el 50% de su PIB.
En estos últimos treinta años ha surgido un fenómeno que en aquella época se antojaba imposible y que, sin lugar a dudas, cambia las perspectivas del futuro geopolítico del globo. Las tres regiones del mundo en las cuales el comunismo asomaba sus garras en una amenaza apocalíptica, lo han tirado por la borda abrazando el capitalismo democrático, en un evento que para siempre marcará ese gran parte aguas de la historia. Rusos, americanos, chinos ya no compiten por la dominación militar, geográfica e ideológica, ahora compiten por los mercados del mundo.
Entre un clamor mundial ante graves enfrentamientos étnicos, conflictos regionales, terrorismo, narcotráfico, los países desarrollados hacen a un lado sus ambiciones militares, territoriales, y ahora luchan ya no por control político, sino por un pedazo mayor de ese gran pastel mundial; la riqueza que se genera en estos momentos. Estamos arribando a un mundo en el cual los activos más importantes son los menos tangibles—en el cual la tierra es menos importante que gente educada; en el cual los inventarios de productos, capital y mano de obra, son menos importantes que el control de sus flujos, en el cual los intereses parroquiales son menos importantes que la economía mundial como un todo.
De la misma forma que algunos eventos ocurridos en el siglo XIX, como la independencia y nacimiento de los EU sentaron las bases para el desarrollo de los pueblos en los siguientes doscientos años, en estos momentos, con estrategias diferentes, se mueven de nuevo las piezas de este ajedrez mundial que deba dictar el rumbo de la humanidad en los siglos por venir. Un nuevo tipo de nación está ya emergiendo. Un concepto de estado ágil, delgado y de un total abandono de la agricultura y la manufactura, pero con grandes capacidades de liderazgo, con fórmulas financieras novedosas, de gran creatividad, ungidos de libertad, para poder controlar activos en cualquier parte del planeta… sus ejemplos son Hong Kong y Singapur.
En la segunda parte analizamos China. Tercera; La India. Cuarta; Rusia! Quinta; México y el nuevo estadio mundial del siglo XXI.
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