REFLEXIONES LIBERTARIAS
EL INDIVIDUO SOBERANO
Ricardo Valenzuela
El autor de “La Tercer Ola” Alvin Toffler, en sus interesantes obras nos envía un poderoso mensaje; en los últimos 500 años el poder ha sufrido una dramática transferencia. En la época medieval lo mantenían los guerreros a través de la fuerza de sus ejércitos que los acomodaban como Reyes, Emperadores, pero se transfirió durante el Siglo XIX a quienes acumularon el capital con la avenida de la Revolución Industrial. Sin embargo, a partir de la creación espacio cibernético, ese poder ahora de forma dramática se está transfiriendo a los que tienen y usan la mejor información.
La reciente selección de tres profesores americanos como recipientes del premio Nóbel de economía, ha creado cierta controversia y bastante confusión. Los Profesores George Akerlof de Berkley, Michael Spence de Stanford, y Joseph Stiglitz de Columbia, fueron galardonados por su contribución a la ciencia económica de la información asimétrica. El mensaje llama a pensar el que, a menos que todos los participantes en el mercado tengan la información “necesaria,” no se puede dar el famoso orden espontáneo de Adam Smith.
El pensamiento de estos galardonados se ha iniciado a interpretar por los talibanes del colectivismo con la misma ferocidad que Bin Laden interpreta el Islam, y gritan ya lo injusto de los mercados para aquellos que no cuentan con esa información. Por lo mismo solicitan la intervención de ese ser infalible que ellos llaman Estado, y de esa forma limar las imperfecciones del mismo, tal vez creando una Secretaría de la Justicia Informativa—o mejor, “desinformando a los informados,” para hacerlo más parejo.
Aun cuando estos economistas se quedan cortos al afirmar el que el mercado tiene esas “imperfecciones,” han creado confusión en cuanto a las posibles soluciones. Akernof, quien fue miembro del Consejo de Asesores Económicos de Nixon, no pide intervención gubernamental. Él afirma que dos soluciones de mercado para ciertos problemas serian garantías y, sobre todo, “la reputación de los vendedores.” Stiglitz quien fue el jefe de asesores económicos de Clinton, parece tener más confianza en la intervención gubernamental, pero cae en el mismo problema de infinidad de analistas mexicanos que se dedican solo a criticar, pero no ofrecen soluciones.
Inmersos ya en el Siglo de la información, esto me ha llevado a repasar los conceptos de Hayek quien escribió extensamente sobre este tema. Hayek aseguraba que la información requerida para la buena marcha de los mercados, se encontraba descentralizada en las mentes de los millones de sus participantes. Esto fue su gran argumento cuando en 1935, expuso el por qué el socialismo nunca podría funcionar. Hayek preguntaba; ¿Cuál es el problema cuando tratamos de construir un orden económico racional? La respuesta es muy simple. Si poseemos toda la información relevante, si tenemos un sistema de preferencias, y si controlamos el conocimiento de los medios disponibles, el problema remanente es de lógica pura.
Aquí sólo tenemos dos alternativas; la información descentralizada y la información gubernamental. La primera tiende a ser sumamente útil; la segunda totalmente inútil y peligrosa. En un sistema de mercados libres, cada persona puede usar la información que tiene—lo que Hayek llamaba “conocimiento de circunstancias especiales en el tiempo y en el espacio.” Los modernos economistas Hayekianos han bautizado a este proceso como; “conocimiento local.” Sin embargo, en la vieja Unión Soviética los compradores no podían comunicar sus necesidades a través del mercado, porque este no existía y los vendedores producían para satisfacer a los encargados de la planeación central: Resultado; caos y pobreza extrema.
El principal problema económico que enfrenta la sociedad, es el adaptarse a los cambios de sus condiciones particulares, por lo que lo lógico sería dejar esas decisiones a sus miembros más familiarizados con ellas; los que conocen esos cambios relevantes y los recursos disponibles para enfrentarlos. No deberíamos pensar que este problema lo resolveremos comunicando toda esta información y conocimiento a un comité central el cual, luego de concentrarlo, emitiera ordenes. Sin embargo, el tener esa información no es la solución completa; Hay que distribuirla de una forma democrática y, más importante, que los participantes entiendan la importancia de esa información.
La solución llega a través de lo que llamamos; “La economía del cálculo.”---o de la lógica pura representada por el sistema de precios. El sistema de precios “libres” es el mejor mecanismo para comunicar información si entendemos su verdadera función. Lo más impactante del sistema de precios, es la increíble economía del conocimiento con la que opera, y lo poco que los participantes necesitan saber para poder tomar las acciones adecuadas. “Libremente” funciona como un termómetro que reporta cambios, o un sistema de telecomunicaciones en el que los productores pueden observar sólo indicaciones básicas, como un ingeniero observa las manecillas de sus instrumentos, para ajustar sus actividades a los cambios que reporta el comportamiento de los precios.
Vivimos ya la era de la información abundante y democratizada. Esto ahora implica competencia en el ciberespacio, una nueva área no sujeta a monopolios puesto que el territorio ahí es inexistente. Es la información computarizada, no el trabajo o la producción en masa, lo que estará catapultando la economía mundial, y será también la que gane guerras en un nuevo mundo enlazado por más de 1000 canales de TV. La información computarizada existe ya en el ciberespacio—esa nueva dimensión creada por una interminable reproducción de redes de computadoras, satélites, módems, bases de datos y sobre todo, el dominio popular del Internet.
Hace tiempo Jim Bennett produjo un interesante artículo titulado; “La muerte del capitalismo y el triunfo del mercado.” Él afirma que en esta nueva economía de la información, por primera vez en la historia de la humanidad el trabajador es dueño de los medios de producción; la computadora. Entonces; la sociedad civil, el mercado, tiene a su disposición a través del Internet toda la información necesaria para participar sin desventajas en esta nueva economía del Siglo XXI. La revolución de la información estará liberando la sociedad civil como nunca antes y estará creando ese nuevo individuo soberano. El argumento de los nuevos laureados me parece obsoleto.
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