Wednesday, December 21, 2016

EL NUEVO FMI

REFLEXIONES LIBERTARIAS
Ricardo Valenzuela
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La historia del mundo occidental es en gran parte la historia de la libertad; Jesucristo, la emergencia del pluralismo y ciudades independientes, la Carta Magna, el Renacimiento, Martín Lutero, la Revolución Americana, la abolición de la esclavitud, la independencia de las colonias de España, todos ellos son eventos que  marcan el progreso continuo hacia la liberación del individuo de las coercivas fuerzas del estado.

El Siglo XIX parecía ser la culminación del proceso cuando en 1900 el diario La Nación escribió: “Libre de las vejaciones gubernamentales, el hombre puede ahora dedicarse a su tarea natural; el mejorar sus condiciones de vida en este gran ambiente de libertad.” Pero al final de ese gran siglo de paz, progreso, de la revolución industrial, cuando el triunfo de la libertad parecía casi completo, observamos el regreso del viejo régimen  con una nueva apariencia. Herbert Spencer nos previno contra el regreso de la esclavitud, y el mismo diario La Nación publicó; “antes de que el estatismo sea repudiado, habrá sangrientas  luchas de gran escala.” 



El temor de los liberales se convirtió en pavorosa realidad; el Siglo XX fue de guerra y un estatismo sin precedentes. Ideologías totalitarias armaron de nuevo al Estado con una legitimidad que había perdido. EU, Inglaterra y toda América Latina fueron ajenos a los horrores del Nazismo y en cierta forma el comunismo, pero algunos de los mismos impulsos nacionalistas y estatistas, han catapultado el incontrolable crecimiento del “Estado benefactor.” En los EU el siglo XX no fue tan desastroso como en el resto del mundo pues las conquistas de la Declaración de Independencia, la Constitución y las enmiendas de la guerra civil, llegaron a todos los americanos construyendo su milagro.

Sin embargo, a partir de finales de la segunda guerra mundial, el establishment mediante los acuerdos de Bretoon Woods fabricó las cadenas “invisibles” que aprisionarían a la humanidad durante el resto del siglo. El gobierno americano a partir de esos momentos se convirtió en el ente más rico y poderoso sobre la faz de la tierra. En México y el resto de América Latina el estatismo, el gorilismo y la cleptocracia echaban profundas raíces; y en forma especial en nuestro país se consolidaba la dictadura perfecta, que enviaría a los mexicanos a una espiral de pobreza y miseria de la cual todavía no salen.

En Mayo de 1944 se enviaron invitaciones a 44 países para asistir a una conferencia internacional “con el propósito de formular las bases de lo que sería el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.” La conferencia se llevaría a cabo en el área turística de Bretton Woods, New Hampshire. Lo interesante de esto fue que dicho evento en la que se planeaba la nueva arquitectura financiera mundial, estuvo encabezado por Keynes—el creador de las intervenciones gubernamentales—y un obscuro economista americano; Harry Dexter White, quien había sido miembro del Partido Comunista.

Estos dos hombres coincidían en pensar que el destino de la humanidad se podía cambiar a través de una deliberada ingeniaría social y económica. Keynes en sus memorias escribió: “La civilización era una tenue y precaria costra erigida por las personalidades y deseos de unos cuantos, y mantenida aplicando reglas establecidas de forma magistral y a prueba de todo posible agotamiento.” Keynes y White dirigieron sus esfuerzos para preservar una civilización en los mejores términos nacidos de sus ideas: dando poder a instituciones internacionales para controlar relaciones monetarias y “redistribuir” los recursos financieros mundiales, al tiempo que establecían una dependencia.

La función del FMI sería la de asistir naciones con problemas de Balanza de Pagos. Pero cuando Nixon aniquiló el sistema internacional de tipos de cambio fijo, esa función desapareció. Sin embargo, sus capacidades crediticias que a través de los años había usurpado, se incrementaron de forma explosiva. A partir de esos momentos el FMI se convirtió en el rescatador de los “señoritos,” pero ahora eran países. Así como en México se convirtió en deporte nacional rescatar empresarios ineptos, deshonestos, y ejidatarios irresponsables con los dineros de contribuyentes; el deporte mundial era ahora el rescatar a países cuyos ineptos y corruptos líderes los llevaban al precipicio, siempre con dinero de la comunidad mundial.

Los apoyos y ayudas del FMI y del Banco Mundial se convirtieron en armas poderosas para perpetuar gobiernos déspotas y opresores. En África gran parte de esos dineros se usaron en compra de armas, monumentos y otros elefantes blancos. Los dineros del FMI escribe William McGurn, “han servido sólo para que los políticos nacionalista y los empresarios estatistas se encuentren en un terreno común, y mantener la competencia internacional fuera de sus fronteras.” Estas instituciones han formado una dependencia de países que solamente sobreviven con los dineros del FMI.

Uno de los creadores de este novedoso papel del FMI ha sido el economista keynesiano y su eterno Subdirector; Stanley Fischer. A él se le considera como el ideólogo de los millonarios rescates a países “enfermos” con sus consiguientes planes de austeridad que siempre los han hundido en lo mas profundo de los infiernos y dependencia. Sin embargo, por primera vez en los más de 50 años de su existencia; el FMI parece avizorar la luz de la esperanza y la sanidad. Fischer acaba de anunciar su retiro del FMI, y se da por un hecho que lo sustituye la economista libertaria Ann Krueger.


El Siglo XX pasará a la historia como el cual infinidad de países que establecieron su nacionalismo económico pretendiendo controlar sus destinos al cerrar sus fronteras. Aspiraban implementar planes nacionales, lograr la autosuficiencia, prevenir que los extranjeros se adueñaran de sus “industrias estratégicas,” proteger el empleo doméstico de la competencia internacional. En todos los casos el resultado fue desastroso. Pero siempre ahí estaba papá FMI para rescatarlos. Es ya la hora de que los países señoritos se conviertan en hombres responsables. Es hora de que desaparezca el FMI dejando la calificación del desempeño de las naciones a ese gran juez que es el mercado global de capitales. Esa será la labor de Ann Krueger.

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