Sunday, December 11, 2016

GUANTANAMERA PRODUCE CO.



REFLEXIONES LIBERTARIAS
Ricardo Valenzuela
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En la década de los años 60 la etiqueta “hecho en Japón”, era sinónimo de la pírrica calidad del producto que la portara. Los japoneses después de la segunda guerra mundial, de acuerdo al plan de rehabilitación recetado por los EU, se dedicaban a inundar al mundo con réplicas de manufacturas que ya cabalgaban los mercados, pero con el atractivo de ser infinitamente más baratas que las originales. Era el inicio de la segunda fase de una historia que ya en la década de los 80s, llegara a ser la admiración de la comunidad internacional. El mundo entero conocería a los japoneses como los grandes imitadores.


Mc Arthur, después de la derrota de los nipones, sería el arquitecto del nuevo Japón para llevarlo al abrazo de la democracia y los mercados libres, y así converger en la gran historia del ave Fénix de la segunda parte del siglo XX. Siendo Japón, al igual que en Mexico, un país en el cual no se había permitido el desarrollo de una saludable sociedad civil, era entendible al inicio del plan una participación del Estado con el propósito de acelerar el desarrollo requerido por el destrozado imperio. Fue mediante esa fórmula de un activismo especial y su MIT, fue como desarrollara el concepto de Japón Inc.

Para el inicio de la década de los años 80, el experimento japonés ante los ojos del mundo, no sólo había demostrado su eficacia, amenazaba en arrebatar el liderazgo a los EU como la economía más grande y sofisticada del planeta. Surgirían así en los revisionistas; un grupo de intelectuales advirtiendo el que, si los americanos no adoptaban el modelo Japón Inc, estaban condenados a ser desplazados por los nipones. Sin embargo, pocos detectaban el que, en la isla el Estado nunca había abandonado ese papel interventor, y su capitalismo de estado mostraba cierta fatiga.

Cuando en los EU Reagan desmantelaba el edificio keynesiano que lo asfixiaba, los japoneses invadían los mercados mundiales no solo con sus productos, invadían al mismo EU adquiriendo activos simbólicos como edificios en Nueva York, bancos, campos de golf, compañías cinematográficas y sobre todo, eran los propietarios de bonos del gobierno americano más importantes del globo. Los bancos japoneses eran ya los más grandes del mundo, y sus mercados financieros se le aproximaban con prisa a Wall Street. Sin embargo, al inicio de la década de los 90s, la burbuja que sólo unos cuantos economistas detectaban, explotaba en una grave recesión de la cual todavía no se reponen.

Fue el desencanto de tal modelo lo que produjo algunos observadores dirigieran su mirada hacia otro país oriental, que de forma silenciosa cocinaba otro milagro: China. Habiendo lucrado de la experiencia japonesa, y sobre todo de la rusa, China iniciaba una admirable reforma dando la bienvenida a los mercados, y con medida precisión, desplazaba al Estado como el gran Zar económico. En alguna ocasión Kissinger le preguntaba al legendario líder de Singapur si la democracia llegaría a China, a lo cual respondía con sonora carcajada y una frase: “Mi querido Dr.; como puede usted imaginar una país de más de 1000 millones de analfabetas decidiendo su futuro.”

El milagro chino se devela y será la gran historia del siglo XXI. En el país de las excusas, ahora las autoridades mexicanas culpan a China de nuestros fracasos económicos. La lista es larga y se suman quejosos americanos, pero va desde el contrabando, la ilegal mano de obra, la manipulación del yuan, hasta los hechizos de Confucio en contra de la humanidad. En los EU  se culpa a China por la pérdida de empleos en la rama de la manufactura. La realidad es que debido al aumento en productividad, las manufacturas en estos momentos como porcentaje del PIB, son más altas que hace 30 años.

En EU como a finales del siglo XIX el empleo de la agricultura se desplazaba a la industria, ahora la economía de servicios lo importa de la manufactura. Pero en el caso de Mexico la realidad es otra. Mientras los chinos agresivamente liberan su economía, en Mexico seguimos atrapados por la misma tramitología y la voraz burocracia. China en su costa mantiene catorce  zonas de libertad económica tipo Hong Kong, y la explosión de prosperidad ha sido tal, que no pueden dilatar ampliarlas hacia el interior del país. En estos momentos inician el establecimiento de la primera en la ciudad de Chongqing a orillas del río Yangtze, donde conjunta una población de más de 300 millones.

Chongjin es ya el centro de la mayor inversión internacional china; Una sociedad entre BPPLC, China Petroleum, y Chemical Corporation. Si Mexico no inicia un proceso de agresiva liberación de su economía, estamos condenados a perder esta histórica oportunidad y mas triste; perder otro siglo sumergidos en la miseria. Milton Friedman lo aconsejaba hace diez años: “El ejemplo que Mexico debe seguir, no son los EU, debe ser Hong Kong.” Pero seguimos inmersos en el aparatismo y la ineptitud mientras China como aspiradora recibe la mayor parte de la inversión internacional, y nosotros nos consolamos quejándonos de sus abusivas tácticas.

En unos cuantos años Mexico enfrentará otro reto y aunque no de tal magnitud, será letal para algunas actividades de nuestra economía; Cuba. No es secreto que los cubanos sólo esperan la muerte de Fidel para corregir ese histórico error que les hiciera perder medio siglo. Pero además cuentan con un feroz ejército de verdaderos capitalistas apostados en las costas de Florida, forjados en un ambiente de lucha, riesgo e independencia. Un ejército que ha acumulado capital financiero—son dueños de varios bancos en EU--, pero sobre todo, capital humano. Cuba tiene además el antecedente de una vigorosa sociedad civil formada en los años de ocupación americana.

Una de las actividades que más deberá sufrir al momento que Cuba emerja y  abandone el socialismo, es la agricultura de Sonora y Sinaloa. Seremos entonces testigos de la “Guantanamera Produce Corporation” surtiendo el mercado de los EU con grandes ventajas sobre los agricultores mexicanos: Capital del exilio abundante, agresivo y disponible, verdaderos mercados libres sin tramitología, costos inferiores, y sobre todo, una nueva cultura del cubano isleño contagiado por la nueva generación libertaria en la Florida, lista para el desembarco impulsada por su  hambre de libertad. Si el plan preparado para tal evento por la Fundación Cubano Americana se implementa; tendremos el primer país latino libertario.

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