Monday, December 19, 2016

MALA HIERBA, SI SE MUERE



REFLEXIONES LIBERTARIAS
Ricardo Valenzuela
La Carta Magna promulgada en 1215, sería la primera manifestación en contra del cáncer que dominara el mundo durante más de 1500 años; la tiranía del poder concentrado. La historia moderna inicia tomando como referencia la avenida de Jesucristo. El cristianismo atestiguaba la caída de Roma y el nacimiento de las monarquías, para recogiendo el poder, crear el nuevo mapa geopolítico del mundo y, construir el arnés con el cual la emergente nobleza se montaba sobre las espaldas de los pueblos.


Esa nueva aristocracia activaba luego la organización económica feudal de sus reinos para así, durante siglos encadenar a sus súbditos. Emergía una fraternal sociedad entre la nueva iglesia y esa aristocracia que, navegaría mares de tibia calma hasta que Martín Lutero con su embestida, le causara la primera abolladura.

Pero sería en la Inglaterra del siglo XVII cuando los pensadores liberales por primera vez en la historia, retaran el mandato divino de los Reyes con una poderosa arma: los derechos naturales del hombre. Derechos que sus promotores afirmaban eran anteriores al nacimiento de los estados y, en lugar del pecado original, la verdadera herencia de Dios. El genio liberado de la botella nunca regresaría al cautiverio, iniciando una larga cabalgata de liberación.

El despertar del hombre ante la convocatoria liberal, produciría eventos de diferente magnitud y fisonomía, como las revoluciones en Francia, en Rusia y la mexicana. Pero esos movimientos ya con deformaciones de nacimiento, parían sistemas más opresivos que aquellos que destruían. Sus resultados demostraban lo difícil que resulta rehabilitar una construcción con cimientos defectuosos y, aun así, se utilizan con el intento de levantar los muros de otra más inservible y peligrosa que la original.

Pero en colonias de América un interesante proceso se desarrollaba. Mientras España y Portugal transplantaban sus autocracia política y entregaban a la iglesia católica el monopolio de las almas; Inglaterra permitía en las suyas su estado natural de libertad. En 1776 ocurriría un evento que surtiera el mapa para los países que durante los siguientes 100 años, se dieran a crear riqueza inimaginable: Adam Smith publicaba su magna obra; La Riqueza de las Naciones. Pero otro ocurría el mismo año y ese, transformaría al mundo: La Declaración de Independencia de los Estados Unidos.

En esta construcción no había viejas estructuras para rehabilitar, cimientos que remendar, todo era nuevo. Pero además sus arquitectos portaban los mismos planos y visiones similares. De la mente de sus visionarios nacía el verdadero nuevo mundo para retar al viejo. Por lo mismo, se aseguraba no engendrar un fétido híbrido como el de Francia, más tarde el de América Latina, y finalmente un Frankestain como el de Rusia.

Los EU nacían sin los traumas emocionales de la Europa desangrada por tanta guerra; sin los resentimientos sociales y religiosos que azotaba al mundo entero. Los padres de la nueva patria no eran reclutas ni conversos, eran libertarios de nacimiento. Hombres forjados por el entorno tejido en colonias pobladas por inmigrantes buscando algo mas preciado que oro y plata; libertad. La conciencia liberal anti monárquica produciría el milagro de la historia moderna. En menos un siglo emergería de la mano de la revolución industrial, el país más rico y poderoso sobre la faz de la tierra.

Pero el resto de las naciones atragantadas de ideas sufrían una grave indigestión ideológica y moral, sobre todo, ante la aparición del mas potente de los profetas de la dimensión desconocida; Kart Marx. La indigestión mundial desembocaba en un siglo de guerra, muerte y destrucción al enfrentarse los residuos ideológicos de la opresión vigorizada, contra la nueva democracia liberal. El asesinato del Duque Francis Ferdinand en Sarajevo, iniciaba el primer conflicto mundial de proporciones trágicas.

Pero el viaje hasta las puertas del infierno sería provocado por un demente enfermo de odio, cuando ante sus claras intenciones, el mundo paralizado no se atreviera a detenerlo; Adolfo Hitler. Con la sangre seca y disipado el humo de los cañones, los EU emergía como la única nación que no quedaba destruida. En esos momentos formalmente tomaba el bastón de mando del mundo libre. Heredaba también la siguiente confrontación; la guerra fría.

Durante los siguientes 40 años, con su agresiva estrategia el comunismo extendía sus tentáculos provocando el que los EU en manos de Carter, reculara casi como una acción continuada de la afirmación de Nixon años antes: “Ahora todos somos Keynesianos.” Le ofrecía así los santos oleos a las ideas fundadoras del país. Al final de la década de los 70s, EU era una caricatura de aquel país emergente del Congreso Continental de 1774 y, la URSS se preparaba para el banquete.

En 1981 un actor tomaba el timón del buque de EU expresando dos ideas: “Paz desde una posición de fuerza y, citando siempre a Jefferson, regresar a los ciudadanos el control de su vida económica, liberándola.” La respuesta sería el surgimiento de una economía que cabalgara sobre el periodo más largo de prosperidad de la historia y, el ejército más moderno del mundo. Ello provocaba a la URSS en su torre de babel y con una economía comatosa, se diera a gastar hasta el 30% de su PIB en sus fuerzas armadas. Vendría así su estruendosa quiebra y disolución.

El liberalismo ganaba la batalla final del siglo XX y los EU recogían otra herencia: La de agente fiduciario de la nueva era. El nuevo siglo encuentra un mundo más prospero y más libre. Un mundo tecnológico y virtual regido por el mercado, ya no el estado. Los países de la disuelta URSS, la India y China abordaban el buque de la libertad vigilado por su nuevo fiduciario. Las nuevas generaciones tenían ante si un promisorio horizonte.

Hace diez años J. D. Davison advertía ante los oídos sordos del mundo, cómo el Islam remplazaba la guerra fría con su guerra santa y el mismo objetivo; destruir el mundo occidental. Daba datos y nombres describiendo Al Qaeda. Pero en Septiembre del 2001 esa ancestral fuerza de odio, llegaba hasta el corazón del fiduciario para asestarle doloroso golpe. El contrato economico—politico del nuevo mundo era puesto a prueba. El Hitler de las dunas pretendía aniquilar la economía de los EU que representa el 40% del PIB mundial, y con ella, al mundo occidental.

Pero este Bush no recularía porque, mala hierba, si se muere. Los EU han mostrado al mundo la fuerza de su resolución para mantener ese contrato. La remoción de Houssein como se deshierban las milpas del estafiate para que florezcan, en los meses por venir nos demostrará que en la certidumbre y paz, producen los frutos de la libertad y prosperidad. Podremos así, dejar a las futuras generaciones un campo fértil y abonado. Un campo parejo, nivelado y libre de las malas hierbas.

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