REFLEXIONES LIBERTARIAS
Ricardo Valenzuela
“Extremismo en defensa de la libertad no es un defecto. Y moderación en busca de justicia no es una virtud.”
Barry Goldwater
El presidente Truman, en reuniones con sus economistas, se desesperaba cuando le afirmaban algo para luego continuar, “but on the other hand” (pero en la otra mano) y con ese blindaje intelectual, cubrirse al abrir el pronóstico a todo tipo de cambios. Un día, desesperado ante la afirmación ausente de compromiso, grita: “consíganme un economista manco.”
A finales de los años 80s, el primer presidente Bush, ante la caída del muro de Berlín pronunciaba una sentencia: “vivimos tiempos de proporciones bíblicas, pero nos esperan otros de magnitud más impresionante.” A más de 15 años de distancia, el mundo ha sufrido una intensa transformación, así, de proporciones bíblicas.
La Unión Soviética ha desaparecido y sus satélites, encabezados por Lituania, se vuelcan hacia la democracia liberal. China se ha convertido al capitalismo y, duplicando su PIB, de la mano con la India representan casi el 40% de la población del mundo en su transito hacia un capitalismo popular. Una firma especialista en pronósticos económicos afirma el que, los EU están por alcanzar un PIB de 13 Trillones de dólares.
Anastasia O’ Grady, publica un editorial en el Wall Sreet Journal, “La Cubanización de América Latina,” haciendo una radiografía de la región que deba provocar verdadero pánico. Fidel Castro, utilizando su gorila consentido, Hugo Chávez, arrecia una ofensiva para cubrir la región con el manto del marxismo. El plan ha progresado de tal forma que, ya incluye entre sus conquistas, no sólo Venezuela, Argentina, Ecuador, Brasil, Bolivia, Uruguay y muy próximamente, Nicaragua con el regreso del hijo pródigo, Daniel Ortega. Y para cerrar el círculo, con ansia esperan la elección de Manue Andre I. Y lo más alarmante, sin disparar un solo tiro.
En estos años, México sufrió también transformaciones, pero no precisamente las que se puedan celebrar. Luego de que al inicio de los años 90 se nos definiera como, “el milagro mexicano,” el gran edificio que se construía fue derrumbado enviando a los mexicanos a un limbo de varias décadas de retroceso. Entre la multitud de consecuencias, hemos hipotecado el país a las generaciones futuras con deudas impagables, expulsamos a millones de ciudadanos en busca de sustento en los EU, sin embargo, logramos un sueño de generaciones: el arribo de la democracia y con ella, la oposición al poder.
“In the other hand,” ¿es ello el gran logro? A cinco años del triunfo de la administración del cambio, lo único que ha cambiado es nuestro estado de ánimo que viajó de un orgasmo colectivo cuajado de sueños y confianza, hacia una de las grandes decepciones de su historia. El escenario geopolítico de la región, sumado al resultado de la administración de Fox, es ya la gran preocupación para nuestro vecino, los EU, pero también para los mexicanos que sienten el tiro de gracia a su capacidad de aguante. Y lo más grave, una aberración a todo lo que represente liberación, a no ser empacada en la teología de Samuel Ruiz.
México, ha llegado a una encrucijada similar a la de países que han caído en un pantano que, primero los inmoviliza, para luego producir una mezcla de hartazgo, desesperanza, odio a su sistema político, y es cuando emergen ejemplares como Hitler, Napoleón, Fidel Castro para destruirlos o esclavizarlos aun más, o, los liberadores como Bolívar, Juan Pablo II, Vaclav Havel. Un pueblo desesperado y extraviado, tiene dos caminos, escuchar la voz de los demagogos prometiendo distorsionada igualdad, fraternidad y paraísos de mil años, o, escuchar la voz de los estadistas que, cual cuchillo corta dolorosamente como la de Churchill prometiendo a los ingleses sangre, dolor y lagrimas a cambio de su libertad.
Los EU, durante los últimos 20 años, ha sufrido también grandes transformaciones que lo hacen lucir cada día más alejado de las herencias de Roosevelt, y más cercano a las de Jefferson—semilla plantada y germinada por un hombre muy especial, Barry Golwater.
Poco antes de su muerte afirmaba. “Quisiera ser recordado sólo como un hombre honesto que dio lo mejor de si mismo.” Pero sus amigos lo describen: “Fue un hombre que amó su país con pasión, sin arrepentimientos ni disculpas. Disparaba desde el corazón y no de la cintura. Siempre estuvo dispuesto a dar su vida por su patria en guerra, pero también durante su paz. Desarrolló una nueva línea de valor y dignidad, emergiendo de la derrota y humillación de 1964 sin excusas y sin expresar una sola palabra de resentimiento.”
Era un hombre de tal temple, una brutal y hermosa rudeza que, fue el único que se atrevió a pedirle a Nixon, cara a cara, que renunciara ante los escándalos de Water Gate. Y lo hizo mirándolo a los ojos, con argumentos, fortaleza y con la voz muy firme, exhibiendo algo raro en la profesión: valor e integridad. Al igual que Manuel Clouthier en México, fue el candidato perdedor que más ha influido el futuro de su país.
Fue un profeta que advirtió a L B Johnson, con insistencia y su clásica rudeza, cómo los excesos de su gobierno provocarían un coqueteo con el caos. Cómo lo afirmó George Wills: “en la elección presidencial perdió cuarenta y cuatro estados, pero ganó el futuro.” Fue el primer candidato en la historia que puso en el centro del debate sus ideas, sabiendo no le acarreaban popularidad ni votos, pero siempre listo para defenderlas con fiereza y dejarlas como legado. Pero sobre todo, fue el centinela de su cuidado para que germinaran.
Fue también un hombre que sorprendía. Al final de su vida, cuando los grupos conservadores buscaron su apoyo para no permitir homosexuales en el ejército, respondía: “No importa que no sean straight (derecho), sino que puedan disparar straight,” develando su transformación de conservador a libertario.
No era político profesional, pero su idealismo lo llevó a la lucha. No fue propiamente el candidato de un partido, sino la personificación de un movimiento político. Su candidatura marcó el inicio del gran cambio político para conducir al país del hercúleo gobierno, a uno limitado, del freno a la liberación, de estatismo al liberalismo y ello, redefinió a los EU y continúa transformando al mundo. Podía haber sido un gran presidente manco.
Muerto el Maquío ¿Donde está el bronco estadista mexicano con esa bella rudeza, valor, integridad, y sobre todo, ideas que deba defender hasta la muerte? Yo no lo sé, pero lo que si sé, es que no lo encontraremos entre los aspirantes de los partidos.
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