REFLEXIONES LIBERTARIAS
Ricardo Valenzuela
El dia 3 de Julio del año 2000 en mi ciudad natal de Hermosillo, a primera hora me sentaba frente a una humeante taza de café puro estilo rió de Sonora, y me esperaba ya una robusta fila de los principales diarios mexicanos y extranjeros, todos ellos gritando en sus primeras paginas y editoriales, la histórica victoria de Vicente Fox después de más de 70 años de dictadura revolucionaria. En las calles la gente mostraba una nueva fisonomía y adornaban su rostro con una franca sonrisa y un rictus diferente—el rictus de la victoria y esperanza.
Fox enarbolando la bandera del PAN había logrado lo que parecía imposible; el sacar al tigre de guarida; expulsar a los mercaderes del templo desactivando sus minas. El tan esperado parte aguas finalmente era edificado por este hombre de inagotable energía y un entusiasmo contagiante.
Este pasado 3 de Julio igualmente me sentaba frente a una humeante taza de café, pero ahora muy al estilo americano y servida en el lobby de un hotel de la ciudad de Denver, Colorado. Me esperaban ya las ediciones de los prestigiados diarios de corte economico, financiero y politico internacional; el Wall Strett Journal y el Financial Times y al abrirlos, de inmediato pienso: “¿Que pasa? ¿Porque esta diferencia a solo tres años de distancia?” Ambos medios dedicando sus editoriales y primeras planas, arremetían de forma inmisericorde contra lo que ellos describen, el gran fracaso del presidente tres añero Vicente Fox.
En pocas palabras lo fotografían como mucho ruido y pocas nueces. Dibujan a un hombre superficial, alejado de la realidad mexicana y asumiendo irresponsables actitudes de vacío optimismo. Un hombre que al tener que abandonar lo que le provoca tanta excitación—el arengar multitudes sedientas de esperanza—para estacionarse en la fría oficina en la cual debe activar las acciones para que las promesas se hagan realidades, se muere de aburrimiento y de frustración estancando su proceso en la fase de planeación. Un hombre sin la habilidad política para negociar con la oposición.
Los dos poderosos diarios exponen una decepción generalizada de la comunidad internacional, no de un simple cambio de presidente en X país, sino del triste naufragio de políticas, ideas, estilos, estrategias que en un histórico momento se le ofertaron a los mexicanos, y a esa comunidad internacional. Efectivamente, Fox no ha provocado las debacles ni ha llevado—hasta ahora—la nave al remolino de los fracasos tan aquerenciados en Mexico, pero el mexicano no votó por el no hagan olas ni meneen el bote. Los mexicanos votamos masivamente por la confección de una marejada de agresivos cambios, y lo que aparece ante nuestra vista, es el amodorrado Capitán de un velero anclado en un océano sin brisa.
Los mexicanos no votaron por el que no se repitieran las masacres priistas que lo arruinaron; votaron por la confección de una plataforma de poderosa proporción para impulsar el país a la grandeza y la prosperidad para todos. Algunos ya empiezan a comparar el desarrollo de Fox con la fábula bíblica del Señor que confió la misma cantidad de denarios a sus sirvientes, para luego evaluar el uso que les darían. Fox parece prepararse para regresar la misma cantidad que se le confió, presumiendo ello como el gran logro y eso no es aceptable para los mexicanos. Se asemeja también al boxeador que escala el ring con vistosa indumentaria pero no para ganar, sino simplemente a rehuir la pelea y no ser noqueado.
El dia 7 de Julio del presente, de nuevo en mi ciudad natal de Hermosillo empujaba mi humeante café, pero ahora con la noticia de la debacle panista en las elecciones de medio término. El mensaje popular para Fox es muy claro; Where is the beef? No se vale nadar de muertito ni estacionar el bote. El pueblo mexicano con firmeza rechaza rotundamente el estilo parlanchín y tibio del presidente, de igual forma que los votantes de los EU rechazaban las intenciones expansionistas del estado en la economía del novel presidente Clinton, cuando en 1994 le entregaban el Congreso a los Republicanos.
Después de tres años de experimento panista, el país sin que al observador se le proporcione una potente lupa, luce igual y en algunos rincones de los espinosos chirahuales; “un poco peor.” Luce como un país no muy frió ni muy caliente, mas bien tibio. Un país no redondo ni cuadrado, mas bien sin forma. No negro, ni blanco, mas bien incoloro y muy insípido. Un país en el cual el presidente al tratar de acomodar a todos ante la presión machetera de sus demandas, al repartir los asientos no cabe nadie. Un país que se asemeja a la canción del poeta argentino Alberto Cortez; “no somos de aquí, no somos de allá, no tenemos edad ni porvenir.”
Tiempo; ah, esa preciosa palabra. Sabia virtud de conocer el tiempo. El tiempo se le avalancha al presidente de la esperanza ya parece ya arroparlo con las promesas incumplidas y los sueños naufragados. Pero Fox debe recordar que no se puede matar el tiempo, sin herir la eternidad. Lo que se identificaba como el gran prospecto, ahora como el popular dicho ranchero sonorense; “ya no me gusta el cochi para que de la lata.” La nueva confección del Congreso asegura la misma falta o aun peor, de concertaciones para lograr las piezas legislativas que con urgencia el país requiere, y el velero seguirá anclado.
El PAN tuvo la oportunidad de dar un nuevo rumbo al buque de los mexicanos, el rumbo de la libertad que luego lleva a la ruta de la prosperidad. Sin embargo, en estos tres años no se ha avanzado un solo milímetro y Mexico se sigue considerando uno de los países más inhóspitos para la inversión. Fox está contra las cuerdas y en ese espacio no actúa bien, no sabe evacuar las esquinas del ring peleando fieramente a la defensiva, y eso lo saben sus enemigos. La segunda mitad de su administración, se observa ya como una aburrida pelea en la cual el retador continúe con su estilo de no ir al cambio de golpes, y esta la pierde Fox, el PAN y sin duda los mexicanos.
Las soleadas playas del edén mexicano que tan claramente veíamos a nuestro alcance hace tres años, se pierden en la lejanía cuando una suave marejada de viento en contra empuja la nave a mar abierto, y el Capitán se ha dormido. Es labor de los mexicanos el despertarlo antes de que la nave encalle.
Recuerda Vicente: “Es mejor intentar y lograr grandes cosas, alcanzar triunfos gloriosos aunque en el camino nos encontremos con el fracaso. Que permanecer en las filas de aquellos pobres espíritus, que nunca sufrieron ni gozaron, porque nunca abandonaron aquella zona gris que no conoce triunfo ni derrota.”
Teodoro Roosevelt.
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