Tuesday, November 8, 2016

Recordando a Bartley





“El pasado 3 de Diciembre fue el décimo aniversario de la partida de un hombre legendario, Robert Bartley, editor del Wall Street Journal y uno de los más influyentes pensadores en ese manoseado mundo de las economías. ”


RICARDO VALENZUELA
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El pasado 3 de Diciembre fue el décimo aniversario de la partida de un hombre legendario, Robert Bartley. Bob, como lo llamaban sus amigos y entre los cuales me cuento, fue editor del Wall Street Journal y uno de los más influyentes pensadores en ese manoseado mundo de las economías. Valen la pena recordar un interesante pasaje de la vida de este hombre tan admirado.


A finales de los años 90, Robert Bartley finalmente se retiraba después de haber ocupado tan importante posición durante los últimos 30 años. Desde el inicio de su comisión este hombre se convirtió en una leyenda que llegó a portar tintes mitológicos, y desde su tribuna inició un movimiento intelectual predicando sus ideas liberales y su filosofía Suppy Side, que nos dejaban profunda huella.

Unos días después, los directivos despidieron a su viejo editor en un evento en el cual se dio cita la crema nata del mundo de los negocios y la política. Pero Bartley se robó la noche con una brillante pieza oratoria, la cual se convirtió en un documento histórico al hacer un resumen de los eventos más importantes que han afectado al mundo durante esas tres décadas de su tenor.

Abrió el apetito de los concurrentes al iniciar afirmando lo difícil de los tiempos que se vivían en aquellos momentos, para luego iniciar una comparación con los que a él lo habían recibido en 1972, pero más impresionante, el camino recorrido en esos años y su impacto en el cincelado del presente que vivimos, y la forma que sus editoriales participaron en la obra.

Me parece interesante el sumarnos a este análisis incluyendo a nuestro país en esta yunta, y así tener un panorama que nos pueda dar pistas del por qué se nos considera a estas dos naciones: “Vecinos tan distantes.”

Al tomar Bartley la batuta de esta orquesta editorial, EU se encontraba ya en el centro de una grave crisis económica, social; la política le pisaba los talones. El país estaba sumergido en una impopular guerra en Vietnam que desangraba a sus jóvenes, sus arcas y enfrentaba violentamente a sus ciudadanos. Nixon se preparaba para destruir los acuerdos de Bretón Woods y enviar al mundo entero en una espiral de inflaciones con recesiones.

Por el contrario en México Echeverría iniciaba el segundo año de su mandato de un país que recibiera con una admirable estabilidad financiera: La economía en 1968 había crecido a un increíble 8%; la inflación en 1969 había sido menor al 1%; la deuda del gobierno era insignificante. México portaba ya el escenario ideal para dar el paso en dirección del mundo desarrollado que tanto lo había evadido; ese mundo de prosperidad que solo construyen la democracia plena y los mercados libres.

La década de los 70 para los EU sería el paso acelerado de un doloroso calvario. Nixon sería expulsado de la Casa Blanca después de que gritando “ahora todos somos Keynesianos,” estableciera controles de precios y salarios y sobre todo, cuando se descubrieran su red de espionaje en Watergate. El ejército más poderoso del mundo regresaba de Asia derrotado; los problemas sociales y raciales arreciarían después del asesinato de Martin Luther King; el país se hundiría luego en la Malaisie de Carter.

Pero en 1974 brillaría una luz de esperanza cuando un viejo economista austriaco; F. Hayek fuera galardonado con el premio Nobel.

En México los 70s se convertirían en la base del nuevo edificio para sustentar la docena trágica que hipotecara el país a las futuras generaciones. Cuando en 1982 López Portillo con cinismo llorando gritaba: “Nos saquearon pero ya no nos volverán a saquear;” en los EU un vigorizado Ronald Reagan gritaba: “Es tiempo de nuevamente soñar y hacer de nuestros sueños realidades,” iniciando una de las transformaciones más dramáticas de su historia.

En ese punto nuestras veredas se apartan. Reagan con firmeza activaba el freno de mano a una economía desbocada hacia el precipicio. En México Miguel de la Madrid nos sumergía en la vorágine de ese ciclo fatal; inflaciones—devaluaciones. Art Laffer sorprendía al mundo demostrando cómo recortes de impuestos provocan más ingresos y separando las políticas monetarias y fiscales, se vencía la estanflación. México penetraba aún más las negras profundidades del océano del sosiego y desesperación de las naciones en quiebra.

Los años 90 les servían a los dos países jóvenes presidentes. Pero a diferencia de Zedillo, Clinton heredaba una economía que emergía rugiente luego de una leve recesión arrojando un crecimiento de casi un 6% durante el último trimestre de la administración de Bush I.

Bartley hace una fuerte crítica del Presidente Clinton a quien compara con Nixon; ambos mentirosos. “La promiscuidad e irresponsabilidad que lo dibujó en sus aventuras sexuales, las demostró igual en su política exterior por lo cual ahora estamos pagando” afirma. En esta parte de su mensaje subraya con pasión la importancia del carácter de los líderes. Expone luego cómo las grietas de carácter de Kennedy llevaron a los EU a promover el asesinato de Ngo Dinh en Vietnam para dar inicio a ese infierno.

En México a Zedillo le explotaba una de las crisis económicas más graves de la historia producto del saboteo activado durante ese año de 1994. El novel presidente luego de sacudirse los escombros del terremoto que lo arropaba, se incorpora para convertirse en el mejor Secretario de Hacienda que el país haya tenido, y emergiendo como un gran liberal utiliza su mandato para enderezar el barco y entregarlo a un Capitán de otra armada, quien ahora no sabe hacia dónde apuntar la proa.

“No seamos cautivos de la nostalgia pensando los tiempos pasados fueron mejores” cierra Bartley. En 1972 los problemas eran peores. EU sobrevivió Malaisie, Stagflación, Watergate, Vietnam, la OPEP. La Unión Soviética se derrumbó; la democracia se expande a lugares que nos parecía imposible. El modelo de mercados libres se identifica ante los “países racionales” como única ruta hacia la prosperidad”.

“Para EU y su economía de 11 Trillones de dólares (1996), los problemas actuales son pequeños baches”. Termina: “He aprendido en estos 30 años que en la sociedad finalmente la racionalidad gana, el progreso llega y los problemas tienen soluciones. Pero sucede sólo cuando la sociedad incorpora el credo de nuestros editoriales; mercados libres y gente libre. Solamente en esa clase de sociedad el optimismo paga.”

El mundo ya no se divide entre Capitalismo y Comunismo; ahora se divide entre los que han aprendido de estos últimos 40 años y los suspirantes del pasado. En el primer grupo están los líderes de países como Australia, Nueva Zelanda, China e inclusive Rusia. En el otro han estado los Chávez, Maduros y demás gorilas que de nuevo se apoderan de América Latina. Al primero; El futuro le sonríe y sin duda será mejor. Al segundo, a encomendarse y rezar por soluciones cómo la del sistema de salud Cubano masacrando a Chávez

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